Capítulo 17

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¡Él no acababa de hacer eso!

Traté de empujarlo lejos de mí, pero sin poder realmente lograrlo porque me tenía bien agarrada.

Ni si quiera podía separar mis labios de los suyos porque él me estaba mordiendo.

¡Mordiendo!

Gruñí internamente.

Perfectamente podía solo golpearlo y dejarlo inconsciente, pero aún tenía que darle clases de defensa personal y eso no ayudaría en nada.

Piensa, Felicity, piensa.

Entrelacé mis manos detrás de su nuca y esperé unos segundos para tirar de su cabello, logrando así liberarme del beso.

─No sabes con quién te estás metiendo ─lo solté enfurecida y toqué el timbre.

─Lo sé ─dijo, ignorando el dolor─. Y no me importa ─sonrió y trató de besarme de nuevo.

─No, no lo harás ─agarré su cara y lo mantuve lejos de mí, reconsiderando lo de tener que golpearlo.

La puerta se abrió y ambos simultáneamente dimos un paso lejos del otro.

─ ¿Interrumpo algo? ─Lana estaba con una gran sonrisa, como si sospechara lo que acababa de pasar.

─ ¡No! ─grité llena de frustración y entré al apartamento, refunfuñando.

─Ella no es una persona mañanera, ¿cierto? ─comentó Aidan.

─Para nada ─la escuché sonreír y rodé los ojos.

***

Di una patada en el pecho de Aidan.

─ ¡Uf! ─él se tambaleó hacia atrás y a pesar del chaleco antibalas que llevaba puesto, el golpe lo dejó sin aliento.

Inmediatamente lancé una patada giratoria al lado de su cuerpo, haciendo que cayera de rodillas, apenas logrando levantar las manos para bloquear un golpe que iba directo a su cara.

─ ¡Ay! ─se quejó─. Barbara, tiempo fuera, ¿de acuerdo?

Estaba segura de que él se había preguntado por qué Kean le había entregado un casco, protector bucal, guantes, espinilleras y un chaleco antibalas mientras que yo solo llevaba un casual traje deportivo de color negro; pero lo entendió una vez que lo había golpeado sin piedad, entretanto que yo esquivaba cada golpe que lanzaba contra mí.

Para ser un chico que iba mucho al gimnasio, levantaba pesas y entrenaba algo de boxeo, como me había dicho, su estado físico dejaba mucho que desear. Aunque posiblemente se debía a que este era un muy diferente tipo de entrenamiento.

Aidan metió una de sus manos debajo del chaleco y se frotó un costado; su cara reflejaba que esperaba no haberse roto una costilla.

─ ¿Listo para continuar? ─levanté mis cejas con desafío.

─Por favor no ─dijo levantando las manos en señal de rendición─. Siento como si las llantas de un camión hubiesen pasado sobre mí una y otra vez.

─ ¿Hablas en serio? Pero si yo lo estoy disfrutando ─sonreí maliciosamente.

─No lo dudo ─murmuró.

Suspiré.

─De acuerdo, te doy cinco minutos para tomar agua y recobrar energía.

Él agarró su botella de agua y miró alrededor mientras tomaba un trago largo.

DESTINOS CRUZADOS (Destino #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora