Tú puedes hacerlo, me dije a mí misma.
Era hora de arriesgarlo todo, era hora de enfrentarte a eso que tanto le tienes miedo.
Robert Harris.
Tomé un respiro profundo y entré en la sala de entrenamiento.
Prácticamente podría decir que era invisible porque nadie se percató de que estaba aquí. Nadie se lo esperaría, pero necesitaba hacer esto. Quería con todas mis fuerzas que finalmente mi padre me aceptara y me amara.
"Tú eres fuerte, nunca permitas que alguien te haga pensar lo contrario. Tú lo puedes todo. Nunca te rindas y lucha por lo que quieres, por más difícil que sea". Las palabras de mi mamá, haciendo eco en mi cabeza, me hicieron estar más segura de lo que estaba a punto de hacer.
─Padre ─lo llamé en voz alta para llamar su atención.
Se escucharon murmullos por toda la habitación, murmullos de impresión porque acababan de enterarse de que Robert Harris tenía una hija.
─ ¡Qué estás haciendo aquí! ─gritó enfurecido.
─Quiero que me entrenes ─dije sin vacilación.
Él echó una carcajada y un coro de risas lo siguió. Incluida la de Lucas.
─En primer lugar, las mujeres no tienen permitido formar parte de este grupo. Y en segundo lugar, tú eres solo una llorona, patética, y débil niñita. ¿Realmente quieres que crea que eres capaz de ser una de los nuestros?
Mis ojos comenzaron a picar por las lágrimas, pero no me permití dejarlas salir.
─Yo puedo demostrarte de que soy capaz de hacerlo ─dije firme.
Y lo hice, les demostré a todos cuán buena y fuerte era en realidad. Logrando superar a muchos que me doblaban la edad, la altura, los músculos y todo, haciéndome sentir invencible. Sintiendo que podía enfrentarme a lo que sea. Excepto a mi vida personal... Excepto al chico que estaba durmiendo en mi cama.
No podía lidiar con eso ahora mismo y eso me hacía sentir tan vulnerable y expuesta.
Tan débil, tan cobarde.
"Creo que te amo, Barbara Snight"
Ese ni si quiera era mi verdadero nombre.
Suspiré con un estremecimiento y envolví mis brazos alrededor de mí con más fuerza, tratando de darme calor. El calor que el fuego de la chimenea no me estaba brindando.
Cuando desperté de mi estado de inconsciencia, luego de tener mi peculiar sueño-recuerdo del día, salí de la cama y agarré ropa: Unos calentadores oscuros, una vieja blusa gris de franela y lo primero que encontré en mi cajón de ropa interior; me di una ducha, me cambié y me tomé la píldora porque en el momento ninguno de los dos pensó en protegerse; solo actuamos como animales necesitados.
Y ahora estaba aquí, viendo el fuego de la chimenea consumiéndose por cinco horas, igual que yo.
Había amanecido hace como tres horas, posiblemente eran como las ocho de la mañana y yo solo estaba aquí. Pero no me importaba, nada me importaba. Incluso aunque hubiese soñado cómo me había enfrentado a mi padre, incluso aunque quisiera seguir pensando en todo lo que pasó después; simplemente no podía.
Solo seis palabras daban vuelta en mi cabeza:
"Creo que te amo, Barbara Snight".
Maldije y luego escuché a Aidan llamándome desde mi habitación, pero no contesté.
─ ¡Oye!, has estado aquí ─dijo, encontrándome unos minutos después, completamente soñoliento ─ ¿Qué haces? ─preguntó extrañado─. ¿Desde qué hora estás despierta? ─intentó una vez más, pero yo solo seguí mirando el fuego sin contestar.
ESTÁS LEYENDO
DESTINOS CRUZADOS (Destino #1)
ActionEn esta novela tendremos tiroteos, sangre y asesinatos, cortesía del adinerado y seco Sr. Harris, a un seductor Aidan que no se cansará hasta que Felicity admita que siente atracción por él, una alocada compañera de apartamento y sarcasmo, mucho sar...