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Entramos a la sala siguiendo a Lucía.
Karol entrelazó nuestras manos, me gustaba que se sintiera segura conmigo.

- ¿Cómo pasaron su día libre?

- ¿Libre? - reí. - Me la pase cargando bolsas en el centro comercial. - voltee a verla y se sonrojó una vez más. Besé su mejilla.

Lucía nos miraba con detenimiento. Era tan parecida a mi madre, tanto físicamente como mental. Nos observaba fijamente y luego una sonrisa apareció al momento de que Karol volteó a verla.

- Iré a preparar la mesa. - se puso de pie.

- ¿Le ayudo en algo? - Karol la imitó.

- No linda, yo los invité, hazle compañía a Ruggero, además tengo ayudantes de sobra. - rió antes de llamar al ejercito de niños, quienes gustosos accedieron a ayudar.

- ¿Por qué estás tan nerviosa? - pasé mis brazos por sus hombros y la atraje aún más a mí en cuanto nos quedamos solos.

- No lo sé. - miró hacia abajo. - ¿Si no le agrado? - solté una carcajada.

- ¿Por qué no le vas a agradar? - suspiró.

- Si lo supiera no estuviera así Rugge.

- No te preocupes, le agrades o no, nosotros estamos bien ¿cierto? - asintió con la cabeza y enmarcó la mía con sus manos.

- Te amo. - susurró antes de que Yoselin se dejara caer entre nosotros.

- La cena está lista. - abrazó a Karol y esta dio un beso en su mejilla.

La cena transcurrió tranquila. Karol tomó más confianza y parecía agradarle a Lucía. Creo que esto había salido mejor de lo que esperaba.

- Bien, Karol... - dejó de reír y apoyó los codos en la mesa, donde estábamos solo los tres ya que los niños ahora estaban arriba preparando sus cosas. - ¿Tus padres qué dicen sobre que vivas con Ruggero? - volteé rápidamente y la fulminé con la mirada pero ella me ignoró y enfocó su mirada en Karol.

- Mi padre falleció hace ya algunos años. - Lucía susurró un "Oh, lo siento tanto" - Y mi madre... bueno, - suspiró - no tenemos una buena relación que digamos. - miró hacia abajo y luego levantó la mirada como si nada.

- Wow. - dijo amargamente. - Supongo que trabajas.

- No. - sonrió algo incomoda.

- ¿Y cómo haces para costear tus estudios? - Karol hizo una mueca extraña. Por una parte era divertido verla sufrir un poco, como cuando su madre me acosó con preguntas. Pero por el otro lado, no me gustaba verla así.

- Yo tengo la situación de mis estudios arreglados hasta la universidad. - no dió detalles, cosa que incomodó a Lucía.

- Sabes, yo le dije a Ruggero que consideraba "apresurada" su situación. - hizo comillas. - Y sigo pensando lo mismo. - el rostro de Karol era de completa incomprensión al igual que el mío ¿Por qué demonios estaba diciendo eso? - Porque estás más que enterada que él tiene que mantener a sus hermanos y a él mismo también, tiene una gran responsabilidad y contigo se vuelve aún mayor ya que pareces estar acostumbrada a la buena vida. - carcajeó pero el rostro de mi novia se tensó.

- No es un tema de conversación adecuado. - la interrumpí. - Esas son cosas nuestras. - dije en un duro tono, demostrándole que en realidad quería que se callara.

- Estamos platicando solamente, estoy dando mi punto de vista ya que aún son ¡muy jóvenes!

- Está bien Rugge. - dijo en un hilo de voz.

- Solo creo que es una carga muy pesada mantener a tus hermanos y además a una novia... - eso bastó para sacarme de mis casillas, pero al parecer Karol me ganó.

- No, no, no. - alargó. - Discúlpeme pero usted está muy equivocada si cree que quiero que me mantengan. - su rostro estaba rojo. - Jamás le he pedido ni un solo centavo a Rugge y yo sé la responsabilidad que tiene... Pero déjeme le digo que no es una "carga" porque cuidar de tu familia no puede ser llamada "carga". - se puso de pie. - Me apena que piense así sobre mí. Con permiso. - salió del comedor furiosa. Estaba en shock. Que manera de ponerla en su lugar.

- Ruggero, estoy tan apenada. No quería que… - cubrió su boca.

- No tanto como ella, realmente quería que la aprobaras. - me puse de pie y salí también del comedor.

- Hola. - susurré en su oído mientras que pasaba mi chaqueta por sus hombros. No respondió, el coraje no se lo permitía. - Discúlpame, no debí...

- Yo no quiero ser un peso extra para ti. - me interrumpió dándose la media vuelta para verme de frente.

- No lo eres.

- Claro que sí. - reprochó. - Esta mañana, no me dejaste pagar casi nada de todo lo que compré, nunca me dejas ayudarte con los gastos de la casa, te insisto que me cobres renta y te niegas. - la tomé de la barbilla e hice que dejara de hablar sellando sus labios con un beso.

- Y no te dejaré hacerlo. - susurré sobre sus labios. - Así que vete acostumbrando.

- Entonces me iré.

- Basta, no quiero iniciar una discusión.

- ¡Pero no es justo Ruggero!

- ¡Sí lo es! Tú cuidas a Yose y Alex cuando no estoy, los ayudas con sus tareas, les das de comer... Supongamos que es mi pago por ayudarme. - bajó la mirada.

- De todos modos no es justo.

- No me importa. Anda al auto, iré por Yoselin y Alex.

Me, Myself and HimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora