Narra Ruggero:
- ¡Corran, corran, corran! - grité mientras bajaba corriendo las escaleras acomodándome la chaqueta.
- ¡Pero aún no estoy lista! - me giré para ver a Yoselin quién traía un cepillo para el cabello en las manos. - ¿Me haces una coleta como las que me hace Karol? - ellos aún no estaban enterados. Solo creían que Karol estaba en casa de su madre.
- ¡Ruggero tengo hambre! - escuché a Alex desde la cocina.
- Dame el cepillo. - le dije a Yoselin y me lo entregó. - Ahora ven. - le dije mientras caminaba hacia la cocina. -Saca leche y cereal, no hay tiempo para otra cosa. - senté a Yoselin en uno de los bancos de la barra, intenté cepillar su cabello y hacer una coleta. - ¡Listo!
- Rugge, no hay leche. - maldije por dentro.
- Entonces jugo.
- No comeré cereal con jugo, ¡ew! - se quejó Yoselin.
- Yo tampoco.
- ¡No iré a comprar leche ahora! ¡Está claro! - dije con desespero. - Coman cereal y punto.
- Ya quiero que llegue Karol. - susurró Yoselin mientras comía el cereal sin ganas. Alex concordó con ella y asintió con la cabeza. Tendría que hablar con ellos esta tarde.
- ¿Ya? - pregunté pero más bien fue una orden. Ambos se pusieron de pie, Yoselin corrió por las escaleras para buscar su mochila. Caminé a la puerta con las llaves en la mano.
- ¡Es horrible! - gritó Yoselin.
- ¿Qué es horrible? - pregunté volteando a verla.
- ¡Mi peinado! - gritó una vez más antes de ponerse a llorar.
- ¡No encuentro mi mochila! - ahora Alex gritaba desde arriba.
¡Esto no podía estar pasando!
Habíamos vivido más de dos años solos, sin la ayuda de nadie y ahora al irse Karol todo parecía desequilibrarse y ya estaba al borde de la locura.
- ¡Alex, en la sala! Yo qué sé ¡búscala! - me agaché para quedar a la altura de mi hermana. - No es horrible, siempre luces hermosa. - le sonreí tratando de tener toda la paciencia del mundo.
- Llama a Karol. - dijo entre llanto.
- No Yose.
- No quiero salir así. - su llanto aumentó al igual que mi desesperación y enojo.
- Mira, haremos esto... Llegamos rápido con Ana y ella te peinará ¿sí? - sorbió por la nariz y limpió sus lágrimas con la manga de su suéter.
- ¿Y por qué no Karol?
- ¡Porque no! - grité ya cansado de que la mencionara, Yoselin se asustó ante mi fuerte tono de voz y una vez más se volvió un mar de lágrimas.
- ¡La encontré! - finalmente llegó Alex con su mochila.
- ¡Al auto ahora!
Narra Karol
Bajé del taxi nerviosa, la simple idea de verlo y no poder acercarme a él, de no poder abrazarlo, no poder besarlo, era aniquilante para mí. ¿Su próxima pareja sería Valentina?
» Tal vez hasta ya lo sean « Pensé y unas ganas de llorar me inundaron.
Se me rompería el corazón al verlos caminar juntos.
- Hola. - con voz baja saludé a Sebastián.
- ¿Estás bien?
- ¿Me veo bien?