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Llegamos a casa (la cual estaba hecho un lío). Dejamos los tres las mochilas en el living, ya que después de esta mañana ahí tenían que estar las tres.

- ¿Ya llegó Karol? - preguntó Alex. Suspiré.

- No Alex. - Yoselin de inmediato volteó a verme. - Vengan, tengo que hablar con ustedes. - caminé hacia la cocina y los hice sentarse en los bancos. Me recargué en la barra viéndolos a los dos de frente. - Tengo que explicarles algo… - miré hacia abajo. - pero el problema es que no sé cómo. - susurré y tomé mi cabello con desesperación. - Bien, miren… - extendí mis manos. - Algunas veces los grandes… tienen problemas y… - ¡mierda! ¡Cómo rayos explícarselo a dos niños! - Y Karol y yo tuvimos una discusión y decidimos terminar, no ser más novios, no seguir juntos. - traté de encontrar sinónimos para que me entendieran.

- ¿Entonces Karol no volverá? - los ojos de Yoselin se cristalizaron.

- No Yose, ella no volverá.

- ¿Por qué? ¿No puedes pedirle disculpas? - habló Alex.

- No es tan simple. - negué con la cabeza.

- ¡Sí! ¡Hazle un dibujo! - sonrió Yoselin. - Cuando me enojé con Mely ella me hizo un dibujo y volvimos a ser amigas.

- Yoselin… - reí. - No es así de simple, miren, así son las cosas, cuando estén más grandes me entenderán.

- ¿O un regalo? - dijo Alex prácticamente ignorando lo que les decía.

- ¡Un vestido! - gritó Yoselin.

- ¡Unas flores!

- ¡Sí! ¡Como en las películas! - Yoselin brincó del banco y corrió hacia mí. - ¡Vamos!

- No Yoselin, ¿a dónde?

- A buscar algo para Karol…

- Sí, no puedes decir que no. - Alex tomó mi otro brazo. Sí podía decir que no, pero no estaba seguro de querer hacerlo. Tal vez Karol estaba en lo incorrecto y sí era nuestro destino estar juntos.

- Deténganse. - les dije poniéndolos frente a mí ya que seguían tirando de mis brazos inútilmente. - Lo voy a intentar, seguiré sus consejos... - rodé los ojos. - Pero si no funciona no quiero que se hable más del tema, ¿está claro?

- ¡Sí!

Narra Karol:

Finalmente llegué al hotel, me dolían los pies de tanto caminar. El estúpido de Ruggero lo único que había logrado era hacerme enojar aún más.

"¿Por qué? ¿Por qué siempre hay alguien o algo entre nosotros?"

- Ruggero ¡Que no te das cuenta que eres tú! ¡Tú! - arrojé con fuerza mi bolso.

Traté de tranquilizarme, de nada servía enloquecer. Ahora habíamos tomado caminos diferentes y debía entenderlo. Si él no tenía la confianza en mí sobre Michael ¿por qué yo le tendría confianza acerca del "accidente" del baño el cual nunca se dignó a aclarar?

Tomé un cambio de ropa, short y playera. Para después entrar al baño dispuesta a tomar una larga ducha. Después de secar mi cabello, me acosté y en segundos quedé profundamente dormida.

Bajé al restaurante del hotel, tenía que comer o ahora sí me desmayaría y lo que menos quería era que mi madre se enterara de mi problema con Ruggero, ya que me lanzaría un "te lo dije" en la cara. Ordené un sándwich, un jugo y me senté en una de las mesas. Tardaron cinco minutos solamente, comí en quince y en otros cinco ya estaba en un taxi directo al campus.

¡Mierda! Lo necesitaba a lado mío, me había acostumbrado demasiado a él, a caminar bajo su brazo haciéndome sentir segura. Pero ya ni llorar servía.

Di la vuelta al pasillo para ir hacia mi casillero y simplemente no creía lo que veía. ¿Espejismos? ¿Mi imaginación? ¿Producto de la mala alimentación?

Seguí caminando pero me detuve unos cuantos metros antes. Ruggero volteó, me vio y se puso de pie dejando ver mejor la camisa rosa que le había regalado. Todos los que pasaban volteaban, no sé si por la camisa que vestía o por el enorme oso de peluche y las flores que tenía a un lado. Por mi parte una sonrisa quería escaparse, pero no, no debía ser tan sencillo.

- Hola. - dijo despeinando su cabello. Solo levanté un poco mi cabeza como saludando y me acerqué unos cuantos pasos más. - Creo que esto habla por mí. - miró su camisa y luego las cosas de a un lado. - Karol, no te quiero perder y menos por un mal entendido. - tomó las flores y las extendió hacia mí. - ¿Empezamos de nuevo?

- Hola, soy Karol. - reí y tomé las flores. - ¿Y tú?

- Te amo Karol. - me tomó entre sus brazos y gustosa me dejé envolver.

- Yo más.

- Linda camisa Pasquarelli. - me soltó para voltear

- Una palabra más Villalobos… - amenazó y Sebastián carcajeó.

Sebas siguió caminando con Carolina por el pasillo

- Serán buenos amigos. - dije confiada.

- No si lo estrangulo antes…

- Eso ya sucedió antes ¿no? - reí y lo empujé. - Prohibido hacerle heridas y/o moretones. - carcajeó.

- ¿Fracturas? - levanté una de mis cejas y rió. - Es broma. - tomó mi barbilla para acercarme a sus labios. - Sabes… no creo que a él lo dejen entrar a clases. - volteó a ver el enorme peluche.

- No creo que pase nada si faltamos hoy… - pasé mis brazos por su cuello. - Además tenemos mucho de qué hablar…

Me, Myself and HimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora