Capítulo 1

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Hola, Supernaturalers❣️ que les guste, no he podido publicar antes debido a temas de mala conexión a internet, pero ya está solucionado. Por cierto, el siguiente capítulo lo subiré a Wattpad el sábado. Si quieren pueden comentarme que les parece y lo que opinan.
Saludos y que disfruten❤️
...
En la actualidad.
Me encontraba en la logia, en mi cuarto con mi compañera y mejor amiga Lilith. Desde que llegué nos hicimos inseparables. Después de todo, gracias a ella estaba allí para poder averiguar lo máximo sobre lo que era.
Yo estaba anotando en mi móvil los datos del último "encargo"; los encargos eran las misiones secretas que los ancianos nos mandaban.
A ellos solamente les había visto una alumna. Ella era Morta Messorem, una Moira. Nosotros, los demás alumnos, nos enterábamos por cualquier supervisor que nos lo indicaba.
Esto no era nada divertido, ya que siempre teníamos que estar estudiando o entrenando, claro, cuando no teníamos algún encargo. Pero, también nos dejaban tiempo para salir y que tuviéramos algún rato de vida "normal" entre lo que cabía. Aunque antes éramos más; lo que pasó fue que muchos se sucumbieron al lado oscuro de sus poderes, por lo cual, solo quedaron de elegidos unos pocos incluyéndome a mí. Las demás personas de la logia que se hallaban no era elegidas sino que tanto profesores como alumnos eran criaturas sobrenaturales como vampiros, brujas, hombres lobo...
[...]
Estaba completamente en las nubes, cuando...
- Tierra llamando a Adifa, estás ahí.- decía Lilith chasqueando los dedos.
- ¿Qué?- estaba algo desorientada.
- ¿En qué pensabas Caelesti?
Bueno, mi apellido es Caelesti; el cual me pusieron en la logia.
- Nada, pero, ¿no habíamos quedado con Sirina?- decidí desviar la conversación.
- Claro... pero, ya hablaremos luego.- puso un tono que me daba risa.
- De acuerdo. - dije mientras salíamos de la habitación.
[...]
Llegué a la cafetería con Lilith. Aquí era donde se encontraba Sirina. Cuando llegué hace muchísimos años, la conocí en mi primer día en la logia y me pareció una persona súper agradable. Así que decidí que que las tres fuéramos amigas inseparables.
Lilith y yo nos sentamos en la mesa con ella que estaba viendo algo en su portátil.
- ¿Qué haces, Sirina?- le pregunté.
- Estaba terminando el trabajo de demonología.
- ¡Madre mía! ¡El trabajo!- dije sorprendida aunque a la vez aterrada. Se podía decir que era aplicada pero muy olvidadiza.
- ¿Sabes que es para mañana?- añadió Lilith.- si ayer me estuviste viendo hacerlo.
- Me estás diciendo cuando tenía los cascos con la música a tope.- le indiqué.
- Ah, si tú y tu música del siglo pasado.-habló Lilith en símbolo de burla, pero sin ofender.
- Claro, me lo dice la que escucha música callejera a todas horas y lo peor con el altavoz.- le dije sabiendo que era verdad.
- Si, pero ya veo que te gusta esa música.- me dijo.- siempre mueves la cabeza y canturreas las canciones en voz baja.
- ¿Qué? ¿En serio?- me sentía algo indignada, aunque tenía razón.
- Emmm, chicas estoy terminando mi trabajo. Y creo que Adifa, tú también tendrías que hacerlo. Pero, tú tienes una suerte... te a tocado hablar de Lucifer sabes, a mi me ha tocado Balaam, es interesante pero Lucifer el señor del Infierno...
- Si, el que nos trajo y nos convirtió a todos. El causante de que seamos así.- rodé los ojos.
- Pues a mi me gusta ser así, ¿no te gusta? Ya me hubiera gustado a mi ser la última elegida.- Sirina parecía estar soñando despierta.
- ¿Y qué joder? Todo el día igual. Que a mi no me gusta ser así.- les dije cabreada.- será mejor que me marche.- les añadí malhumorada.- ¿nos vemos luego para ir a la "biblioteca"?
- Claro, a la "biblioteca".- dijo Lilith entendiéndome.
- Si, y me llevo unos "libros".- añadió Sirina.
La biblioteca significaba un club ilegal y los libros unos carnés falsos, porque no podíamos entrar a un local y decir: "hey, tengo más de tres mil años así que puedo entrar aquí de sobra". Sería muy extraño y como aparentamos 20, la gente se reiría. Y a parte, no podíamos desvelar nuestro secreto.
[...]
En menos que canta un gallo, llegué a mi cuarto y me metí. Entonces, me puse a buscar unas anotaciones en mi libreta con la portada de estilo mármol. La abrí y miré: "HACER UN TRABAJO SOBRE ÉL".
Si, odiaba hasta escribir su nombre. Vale, puede que a todo el mundo le pereciese guay ser inmortal, poder dominar el fuego y ser la envidia de todos los que te conocen. ¡Pero era una mierda! No podríais imaginar lo que era tener que hacer un trabajo sobre alguien a quien odiabas. Pero, bueno tenía que hacerlo.
Encendí mi portátil y me metí en el Microsoft Power Point, debería de tener el mejor trabajo.
[...]
Después de una hora y media tenía unas 15 diapositivas, pero era siempre lo mismo; lo que había en internet excepto un dato. Lucifer se cortó las alas hace 5 años. ¿Qué como lo sé? Porque Morta, la cual, fue la primera creada por Lucifer, tuvo una visión de Lucifer cortándose las alas y se lo contó a los ancianos. Los demás datos eran de Safari.
Ahora la cosa era que tenía un trabajo de 10 pero no me llenaba. No era algo que dijera: "¡me encanta, es perfecto!", pero que le iba a hacer. No existía más información de él. Solo sabía lo típico de ángel caído que se reveló a Dios, y se quitó las alas, que antes de la caída se llamaba Samael... y bueno algún dato más no muy relevante.
[...]
Después de media hora terminando de decorar y ponerle efectos al trabajo, lo guardé en un pen drive y me lo eché en mi cartera. Salí del cuarto y noté todo muy... vacío. No era normal, mejor dicho desde hace unos pocos días nada era normal. Se iba con mucho sigilo sin querer desvelar que aquí pasaba algo, y no creo que fuese la única que se había dado cuenta. Pero, era mejor hacer que no se supiese nada. Sino, podíamos ser castigados. Un humano, no sobreviviría con nuestras normas ni un segundo. Estaría muerto.
[...]
Yo avancé por el pasillo, y vi a lo lejos a Morta. Corriendo me acerqué a ella y como no pude callarme nada le dije:
- Morta, ¿has notado algo raro?- le miré con los ojos abiertos y apretando los dientes, ya que no podía decir nada en concreto.
- Si quieres decir estos últimos días, no.- me dijo.
- espera, ¿yo no te he dicho nada de estos últimos días?
Me echó una mirada que entendí a la perfección y desapareció de mi vista.
Me había dando una pista. Ahora, sabía seguro que algo pasaba. Morta era muy maja, pero no hablaba mucho, solo lo justo. Sabía decir lo mejor en el momento exacto. Pero, en estos momentos el asunto era averiguar ¿qué sucedía?
Yo iba andando a la cafetería para  reunirme con Lilith y Sirina.
[...]
Cuando entré allí no estaban. Pero, si habían otras personas. Algunas que me caían como el culo.
Eran Artemisa y sus dos siamesas, y junto a ellas se encontraba el creído de turno, Shadow. Entonces, Artemisa me miró y comenzó a susurrarles cosas a las dos. Seguramente era algo sobre mí, pero como ya me daba igual me limité a rodar los ojos y me dispuse a abrir la puerta.
- Última- si, así me llamaba la que fue "la última elegida".- ¿de dónde has sacado esa ropa? ¿de la tienda de segunda mano?
- Pues es de una boutique, cosa que la tuya nunca será.- le dije sacándole el dedo. La verdad teníamos una verdadera rivalidad, la cual, inició ella.
Se levantó enfurecida de su silla y se acercó a mi cuando me fijé de que sus ojos se volvieron rosas.
- No te vuelvas a meter con mi ropa, última pringada.
Tenía tanta ira por dentro que mis manos estallaron en llamas, y progresivamente el fuego se extendió por todo mi cuerpo hasta quedar envuelta en una llamarada.
Llena de poder y rabia me acerqué a ella.
- Escúchame, ex-última mimada. No te creas superior porque una vez lo fuiste, ¿sabes? Solo eres una engreída que quiere ser algo que nunca podrá ser.- le dije  intimidándola. Ella se llevaba metiendo conmigo desde que me contó que toda nuestra amistad solo fue para quitarme privilegio, aunque no sé que tenían todos con la última elegida. Yo era una criatura sobrenatural más y eso era todo.
Me lanzó un soplo de aire tan fuerte que acabé impactada contra la pared. Después de que acabara impactada  sentí una fuerza más intensa de lo normal. Me acerqué a ella, y por más que me lanzara tornados y desatara vientos muy potentes, no era capaz de pararme.
Tenía una sensación de ser invencible, aunque más bien era como una capa protegiéndome. Cuando estaba delante de ella, la cogí del cuello y la levanté en peso sin que llegara a tocar el suelo. Mis manos estaban más en llamas que nunca. Entonces le dije:
- No te vuelvas a meter conmigo, y que sepas que mi fuego es más fuerte que tú aire.
Mi voz sonaba extraña como si estuviera distorsionada.
Sin más volví en mi. Me di cuenta de que la estaba estrangulando de verdad. Lo más extraño es que las elegidas no podíamos sentir dolor físico, ni aunque fuese ejecutado por otras elegidas. La única manera de herirnos era con armas forjadas en el Averno.
La miré a los ojos y noté como sufriendo. Entonces la solté y escuché detrás de mi:
- Señorita Adifa, a mi despacho.
Calló al suelo asustada, estaba igual que todos los que habían en la sala. Atemorizamos. Yo estaba deprimida, triste e intentando no llorar. Tenía sentimientos, al fin y al cabo era medio humana. No podía creer que alguien me tuviera miedo... odiaba esa sensación y hacia tantos años que no la sentía... detestaba sentir tristeza por cosas así.
Me giré y vi a la subdirectora. Las dos salimos de la sala y me dijo:
- ¿Qué te ha pasado?
- No lo sé. Estaba tan extraña... no era yo. Sentí una fuerza y unas emociones que nunca había experimentado, creo que dejé mi fuerza algo suelta. Tengo miedo de que se vuelva a producir.
Para mí la subdirectora Vitoria era como una madre. Ella era la única en quien podía confiar ya que era un ángel caído, pero solo lo sabíamos Lilith y yo, porque si se sabía la expulsarían de la logia. El porque, no lo sabe ni el mismísimo Dios.
Sin más, me abrazó y susurró a mi  oído:
- mejor será que hablemos en mi despacho. Los pasillos tienen ojos y oídos.
Yo no hice ni un gesto por si alguien nos observaba, y andando con paso firme fuimos a su despacho. Entré y me senté en la silla donde se sientan todos los estudiantes y ella en la suya.
- ¿Qué quieres decirme Vitoria?
- Tus poderes son demasiado poderosos, y temo que los sabios se enteren de lo que acaba de pasar y te investiguen más a fondo.
- ¿Y qué pasa si lo hacen?
- Podrían llegar a hacer que tu vida sea un Infierno.
- ¿Más aún?- le dije algo enfadada.
- Adifa, todavía no sabes que es el dolor emocional aunque creas saberlo.
En ese momento estallé y rompí a llorar.
- ¡Crees que no se lo que es el dolor! ¡Perdí a mis padres biológicos y después a mis adoptivos! ¡Ahora me quieren hacer más daño! Creo que es imposible...- acabé terminando de hablar con un fino hilo de voz.
- Adifa, te voy a encargar algo.
- ¿Ahora estás de parte de los sabios?
- No, esto será por tu bien. Quiero mantenerte alejada el máximo de tiempo posible de la logia.
- De acuerdo, ¿cuál es tu encargo? Según mi contrato no puedo rechazar ninguno.- me crucé de brazos esperando mi nuevo trabajo.
- Estarás buscando la anomalía que surgió en Los Angeles hace unos días. Por eso estamos así. Los barómetros de lo sobrenatural están que se desbordan pero nadie encuentra quien lo está provocando. Con esto te podré alejar de la logia al menos el tiempo suficiente para que se calmen las cosas. Hablaré con el director de la Universidad. Serás un chica de Erasmus, ¿qué piensas estudiar?
- Demonología.
- ¿Por algo en especial?- me preguntó.
- Básicamente porque si dejo de estudiar lo que damos en logia, luego me costará volver. Tengo que estar al cien por cien.
- De acuerdo. No te preocupes. Mañana saldrás hacia Los Angeles.
- De acuerdo. Estaré preparada, y si alguien me pregunta le diré que es un encargo.
- Muy bien, has aprendido Adifa.
- voy a prepararme.
- ¡Espera!- me dijo, y al instante me paré en seco.- Adifa, tienes que aprender a controlar tus poderes porque allí no estaremos ni Lilith ni yo para ayudarte cuando estés en esa situación, aunque yo creo que puedes controlarte. De todas maneras,- me entregó unos guantes negros.- toma. Póntelos cuando lo veas necesario. Son ignífugos.
- Muchas gracias, Vitoria.
Salí del despacho, y me marché corriendo a mi cuarto. Cuando llegué, cerré la puerta y me puse a hacer la maleta. Me eché todo lo necesario. Toda la ropa posible, una bolsa con todo mi maquillaje, los accesorios de mi móvil, mis gafas de sol, algunos  complementos más, y todos los pares de zapatos que entraban. Me senté sobre la maleta para conseguir cerrarla y me puse alrededor del cuello mis cascos Beats. Me guardé en el bolso la daga negra.
Ya por fin, después de terminar, me quedé allí, esperando a que tocaran a mi puerta. La verdad, estaba algo nerviosa porque era verano y llevar guantes con el calor que hacía, generaba un poco de estrés.
De repente tocaron a la puerta y algo nerviosa abrí. En cuanto vi quién era, no pude evitar fijarme en unos rizos rubios, mis ojos lograron ver su rostro y me di cuenta de que era Lilith. Ya que Vitoria es color azabache.
- ¿Qué te pasa? ¿Tanto te ha desilusionado que venga?- ella no sabía si debía estar triste o reírse.
- No es eso...- le dije intentando no desanimarla.- es que estoy nerviosa.
- ¿Por qué?- se quedó pasmada hasta que se dio cuenta de lo que pasaba cuando miró fijamente la maleta.- ¡te han echado de la logia!-  su grito de miedo se me metió por todos los huesos.
- ¡No!- abrí mis ojos como platos al ver su reacción.- es que me han mandado a un encargo.
- ¿Cuantos días?- me preguntó.
- Indefinido todavía. -le dije la verdad.
- Espero que sea pronto porque sin ti esto va a ser un muermo.- no dejaba de hacer pucheros.
Yo no evité reírme, porque después de todo no sabía cuándo sería la próxima vez que me reiría con ella.
- Supongo que no tardaré mucho...- le dije mientras nos dábamos un abrazo.
- Eso espero...
De repente, tocaron a la puerta y me dijo una voz:
- Tenemos el avión ya listo.
- Suerte, y regresa lo antes posible.- me añadió Lilith antes de irme.
- Lo antes posible.- le dije con una sonrisa.
Salí del cuarto y me preguntó Vitoria:
- ¿Preparada?
- Siempre lo he estado.
Sin más me giré y habían dos hombres encapuchados que me taparon la cabeza, me cogieron por los brazos y me arrastraron sin saber a dónde me llevaban, aunque me lo podía imaginar.
Los componentes no sabíamos dónde estaba situada la logia. Siempre que íbamos a salir nos cubrían la cabeza para que, si nos controlaban la mente no supieran dónde se hallaba.
Todas las veces, fijábamos un punto y venían a recogernos.
Cuando me retiraron la bolsa de la cabeza estaba en una limusina, la cual tenía los cristales negros y otro cristal oscuro delante dónde se accedía a la parte del conductor.
Miré a mi lado y allí se encontraba  Vitoria.
- Aquí tienes tus acreditaciones.
Me dio un carné de identidad falso, en el cual me llamaba "Mireia White". Y yo se lo devolví al instante.
- Quiero mi nombre, Adifa.
- Adifa... te estarías poniendo en un serio aprieto si alguien te descubre.
- Solo tienes que cambiar el nombre. Me llamo Adifa Caelesti.
- No puedo hacerlo. Lo siento. Si quieres elige el nombre que quieras, pero el verdadero no.
- Adela Johnson.
- De acuerdo.
Rápidamente, ella sacó su ordenador y en menos de lo que me esperaba me dio un carné de identidad, una tarjeta para la universidad, una tarjeta de crédito, la cartilla sanitaria y el pasaporte.
- Vale, ya está todo ¿cierto?
- Si, ahora estarás sola. No podrás contactar con nosotros. Cuando recibas mi llamada, será el momento de regresar y ya sabes...
- Cuando sea la hora de volver no me puedo echar a atrás. Tengo que regresar porque la logia lo es todo para mí.- dije con monotonía esa frase.
Noté como el coche cesó su movimiento y Vitoria me miró.
- ha llegado el momento. Que te vaya bien, última elegida del diablo.
- De acuerdo, subdirectora Vitoria.
Las miradas que nos intercambiamos fueron de aceptación y algo desafiantes.
Tras eso, abrí la puerta y me bajé. Cogí todas las maletas y cerré la puerta. Sin más el coche aceleró hasta que lo perdí de vista.
Miré hacia el aeropuerto y suspiré. Después, ya más calmada me adentré en el aeropuerto. Cuando me encontraba dentro sonó el megáfono:
- "Por favor, los embargantes del vuelo 9320 vayan a la puerta de embarque 2D".
Así que cogí fuertemente mi maleta, ya que ahora tendría que pasar por el control. Lo que me daba miedo no era la maleta, era el bolso. Pero, por suerte tenía un compartimento secreto en el cual llevaba la daga, y al estar acolchado no la notarían. Así que a simple vista solo verían papeles.
Me puse mis gafas sobre la cabeza pareciendo una turista y me coloqué en la cola.
[...]
Avanzaba lentamente, aunque solo habían pasado dos minutos, los cuales, se me habían hecho interminables. No sé porque me sentía impaciente de irme de aquí. Algo dentro de mi necesitaba irse de la logia. Pero, si me escapaba, llegarían a torturarme mentalmente para toda la eternidad. Así que sería mejor no revelarse hasta que encontrase su punto débil.
Salí de mis pensamientos y ya me tocaba. Pasé el detector sin que pitase y por dentro me sentí aliviada. Le suministré mi maleta y con el rabillo del ojo vi que no hubiese nada sospechoso en el monitor, aunque ya lo sabía.
- Deme un segundo su bolso por favor.- me dijo el agente que había.
Se lo di sin oponer resistencia y mi cara expresaba una gran felicidad para no levantar sospechas.
- ¿Billetes?- me repitió mientras me devolvía el bolso.
Le enseñé el billete y me dijo:
- señorita, Adela. ¿Por qué va a Los Ángeles?
- Porque voy de Erasmus a la Universidad de allí.
- ¿De qué universidad viene?
- Vengo de...- tenía que decir la primera que me viniese a la mente.- La Sapienza, una universidad que se encuentra en Roma.
Resultaba que bueno, después de todo era romana así que me conocía  todas las universidades de allí; ya que llegué a estudiar en todas a lo largo de mi vida inmortal.
- De acuerdo...- agregó mirándome de arriba a abajo.- puedes pasar.
- Gracias.- simbolicé en mi cara una deslumbrante sonrisa.
Después de que todo este barullo finalizase, me dirigí a la zona donde se depositaban las maletas de mi vuelo y la puse sobre la cinta mecánica.
Cuando dejé todo, fui hacia la puerta de embarque.
Al llegar, le di el billete a la azafata que había en la puerta. Pasé y me dirigí con pasos firmes aunque con las manos temblorosas al avión.
Subí las escaleras que daban al avión y me adentré. Busqué mi asiento hasta dar con el mío, y me senté. Abroché el cinturón y miré mi móvil. Tenía un mensaje de Lilith o como la tenía en mi móvil:
"Mejja Vampiii💙"
Haber, si era la reina de los vampiros tenía que estar relacionado el mote; y como ahora estaban de moda los apodos no tenía porque saberse que saberse la verdad. De todas maneras, si le dijera a alguien que ella de verdad era una vampiresa nadie me creería.
Cuando volví de mis pensamientos a la realidad, me di cuenta de que estaban mencionando algo por el altavoz así que me puse a escucharlo hasta que me enteré de lo que decía, y eso era que íbamos a despegar. Suspiré y me dije a mi misma:
- Vamos a ver cómo comienza esta historia...

𝐋𝐀 Ú𝐋𝐓𝐈𝐌𝐀 𝐄𝐋𝐄𝐆𝐈𝐃𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐃𝐈𝐀𝐁𝐋𝐎  ➤ LUCIFER MORNINGSTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora