Capítulo 4

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HOLA SUPERNATURALERS❣️
BIENVENID@S A UN NUEVO CAPÍTULO. ESPERO QUE LES GUSTE Y LO DISFRUTEN TANTO COMO YO LO HE HECHO ESCRIBIÉNDOLO. LA PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN SERÁ EL MIÉRCOLES. AHORA, LES DEJO DISFRUTAR DE LA LECTURA.
SALUDOS❤️
Íbamos por de camino a la universidad, con la música bien alta. Lo que hacía retumbar todo el coche.
Los dos estábamos envueltos en un silencio sepulcral, hasta que él, decidió romperlo.
- Ady...- dijo con una voz profunda que hacía romperme en pedazos.
- Dime, Lucifer.- le agregué a mi voz un tono muy dulce.
- ¿Qué te trajo a Los Angeles?
- Pues básicamente los estudios. Estaba harta de estar en Roma.- bueno, con Roma me quería referir a la logia. Era una manera disimulada de decirlo.
- ¿Y has dejado atrás todo por venir?- me preguntó sin rodeos.
- Si, exactamente. Pero, de momento, creo que me ha gustado el cambio.- le miré discretamente.
Sin más, el coche se paró en seco y cuando miré estábamos ya en la universidad.
- Universitaria, has llegado a tu destino.- concluyó quitándose las gafas de sol.
Yo me limité a sonreírle.
- gracias Lucifer, por todo.
Me bajé del coche y me dirigí al interior de la uni. Después de pensármelo bien, supe que no podía solo despedirme de esa manera. Así que caminé unos pasos hacia atrás, y corriendo antes de que se marchara Lucifer volví hacia él. Me acerqué a él y le dije:
- Lucifer, ¿nos volveremos a ver esta noche en el Lux?
- Todas las noches que quieras, universitaria.- acercó su cara a la mía.
- Pues, esta noche nos vemos. Adiós Lucifer.- le afirmé. Tras eso, como el coche era descapotable, le di un enorme abrazo. Y al poco de unos segundos, él, me tocó la espalda delicadamente como si de una figura de porcelana se tratase.
Al concluir la acción, me marché despidiéndome de Lucifer y me di paso por umbral de la universidad para acceder a ella. Posteriormente, escuché como el sonido del motor del coche de Lucifer se iba desvaneciendo rápidamente.
Se suponía que si era el diablo tendría que odiarle...pero, sentía que él no podía serlo. El diablo era malvado y cruel. Me jodió la vida, y él, por el contrario, me había ayudado cuando más lo necesitaba. A pesar de que me podía haber dejado tirada en medio del bar. Ahora, a lo que no paraba de darle vueltas era a ¿como fue posible que entrase en estado de ebriedad?
Yo estaba sumergida dentro de mi y dándole vueltas a todo lo que me sucedía, hasta que comencé a darme cuenta de que todo el mundo me miraba. Entonces, pasé por la puerta de los aseos y me introduje en ellos. Ya que, ¿por qué me miraban así? Me miré en el espejo y quedé pasmada ante mi aspecto, después de eso, me di un golpe con la palma de la mano en toda la cara, ¡llevaba la ropa de la fiesta y el maquillaje! había estado tan distraída con él, que no me había preocupado por mi apariencia, y ni me fijé en que me estaba poniendo la ropa de la fiesta.
Menudo ejemplo de buena alumna iba a dar el primer día. Pero, bueno, iba a intentar solucionarlo.
Me arreglé el pelo de una manera más decente y me retiré del rostro todo el maquillaje dejando únicamente la raya del ojo. Ahora, parecía una persona más correcta, hablando éticamente. Cuando me había terminado, salí del aseo y bueno... como no tenía ni idea de a donde tenía que ir porque... al fin y al cabo, no tenía el folio con los horarios.
Ya que este, se encontraba en mi bolso de la universidad. Así que, lo único que podía hacer era buscar a alguien que me pudiese ayudar. Y eso hice, busqué a Maddie hasta que di con ella:
- ¡Hey, Maddie!- grité con todas mis fuerzas.
Me acerqué corriendo a ella y me dijo:
- ¿Cómo te fue ayer?
- Pues muy mal...- me limité a bufar.- me emborraché y acabé en el ático de Lucifer.
- ¡El jefe del Lux!- ella se quedó pasmada.
- ¡¿Es el jefe!?- dije patidifusa.- pero, si es consejero civil de la policía, es imposible.
- Claro, ¿no te ha extrañado que su casa esté en el mismo edificio que el Lux?- la evidencia era innegable.
- Bueno, no estaba para pensar en eso, pero... que fuerte.- dije llevándome las manos a la cara del asombro.
- ¿Os habéis acostado? Dicen que es una maquina en la cama.- se puso a fantasear despierta.
- No, solo pasé la noche en su casa porque estaba borracha. Y justamente, esta mañana me ha traído en su coche.- le conté.
- Eres muy rara. Creo que la única que ha estado en su casa para no acostarse con él has sido tú.- ella se comenzó a reír.- millones de chicas querrían haber estado en tu lugar.
Esa frase me recordó a mi vida, y la verdad, eso me sentó mal. La dichosa frase me hizo volver a cuando estaba en la logia, en la que cualquiera hubiera dado todo por estar en mi lugar siendo la última elegida.
- ¿Qué te pasa?- me preguntó muy preocupada.
- Nada.- le dije algo mosqueada.
- ¿He dicho algo malo?
- No, solo son cosas mías.- hice una pausa.- bueno, ¿dónde es la siguiente clase?- preferí cambiar la conversación.
- En la 15A.
- De acuerdo, ¿vamos? No vaya a ser que lleguemos tarde.
- Pero, en serio, ¿qué te pasa? Estás muy feliz y ahora enfadada. ¿No serás bipolar?- se quedó sorprendida.
- No soy bipolar, solo es que... me ha sentado mal la aclaración que has hecho sobre que la gente me envidiaría. No me gusta que la gente me envidie. Solo es eso.- le aclaré.
- Pues eso dímelo y ya está.- dijo con una sonrisa.
- Ok, la próxima vez te lo diré.- le argumenté con otra sonrisa.
[...]
Después de un rato andando, y viendo toda la universidad, que era bastante hermosa. Llegamos a la clase, que trataba sobre la historia de la teología.
Me pasé casi toda la hora mirando el reloj de la clase. Solo podía pensar en salir de ella y volver a reencontrarme esta noche en el Lux con Lucifer. La verdad, nunca había tenido tanta necesidad de ver a alguien.
Toda la clase fue un muermo. Solo hablaban de cosas que ya había vivido o escuchado muchas veces. Entonces, sonó el timbre y salimos de esa prisión, si, así le llamaba a la universidad. Porque después de estudiar más de dos mil años te acabas hartando.
Como ya era el descanso decidí salir a la puerta junto con Maddie para que nos diese el aire.
[...]
Fuera, las dos decidimos sentarnos en el césped, y como no, a platicar sobre el Lux.
El tiempo transcurría normal, con la mayor tranquilidad posible, y con lo cual, mi mente solo se centraba en la conversación. Hasta que esa paz se vio finalizada al escuchar un motor que me resultó familiar.
Me saqué de dudas cuando vi esos hermosos ojos bajando del coche. Pero, ¿qué hacía Lucifer en la universidad?
- ahora vengo.- le dije a Maddie.
Me incorporé y a toda prisa llegué hasta donde se encontraba él.
- ¡Lucifer!- fui hacia él, pero escuché un crac en mi pie. Cuando me di cuenta, me había doblado el pie con el tacón. Y sin más, me caí al suelo. En serio, odiaba que cuando menos quería hacer el ridículo; era cuando más lo hacía.
Él me ayudó a levantarme, y me dijo con una seductora aunque preocupada voz:
- ¿Estás bien, universitaria?
- Si, solo ha sido tropiezo.
Cuando me puse en pie sentí un tremendo dolor por todo el pie. Joder, nunca había sentido nada parecido por millones de veces que me hubiera doblado el tobillo. ¿Qué mierda me sucedía? Me estaba comenzando a asustar.
- ¿Qué haces aquí Lucifer?- le pregunté con una radiante sonrisa.
- Vengo con la inspectora, por el caso de ayer.- contestó mientras con el rabillo del ojo pude ver a esa borde acercándose hacia nosotros dos. Yo, me consideraba una persona rencorosa, debido a todo lo que he vivido. Aunque, me lo guardaba dentro de mi, porque si me liberaba; también lo haría mi ser interior. En serio, no podía ni verla. No solo por haberme hablado de esa manera sino porque... No podía creer lo que iba a decir... porque pasaba mucho tiempo con Lucifer. ¡¿Estaba celosa?! No, yo estaba segura de que fue porque me enfadé al conocerla y ahora estaba sacando esa excusa. Lucifer era un hombre al que conocía de unas horas... y afirmaba ser el diablo, un ser al que odiaba. Nunca me podría enamorar de él, ¿verdad?
- Lucifer tenemos que entrar.- le insistió la inspectora algo mosqueada, y entonces me miró inquietada.
- Bueno, hasta luego pequeño diablo.- agité mi mano hacia los lados en señal de despedida.
- Adiós universitaria ebria.
Él caminó junto a la inspectora hasta meterse en la universidad. Y yo, volví a sentarme en el césped junto a Maddie.
- Tía, tenias que haber visto tu cara cuando ha llegado la inspectora.- no dejaba de mofarse debido a mi actitud.
- ¿¡Qué!?- dije haciéndome la tonta.- es mi cara de siempre.
- No, tenias cara de "vete de mi hombre".
- No, tía.- me negaba a aceptarlo.- es Lucifer. Un mujeriego que no estaría con una sola persona.
- ¿Quién dice que algún día no puede cambiar? O mejor dicho, ¿quién dice que algún día la persona correcta no puede cambiarlo?- arqueó las cejas refiriéndose a mi.
- ¿por qué dices frases tan coherentes?- mi voz sonaba chistosa.
- No lo sé, solo son pensamientos que se apoderan de mi y merecen salir de mi mente.- dijo poniéndose en pie.
Yo también me levanté, y juntas, nos dirigimos a la siguiente clase.
[...]
Nos sentamos en los sitios y me preguntó Maddie:
- ¿Qué te parece si nos ponemos un mote de mejores amigas?
- Pues claro, que te parece "las chicas del Lux".- argumenté, debido a que nos encantaba ese local.
- ¡Me encanta, las chicas de Lux!-dio un grito a pleno pulmón.
- Señorita Scott. Esté en silencio.- el profesor le llamó la atención.
- Hey, ¿vosotras vais al Lux?- escuché decir a una chica que había al lado mío. Era morena con destello pelirrojos en su cabello y tenía los ojos color verde grisáceo. Su ropa la formaban una camiseta negra de tirantes, unos jeans rotos y unas mustang.

- pues claro

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- pues claro.- afirmó Maddie.
- Si, bueno. Yo soy nueva así que solo he ido una noche.- comenté.
- Yo voy todos los días que puedo.- comenzó a reírse.- por cierto, me llamo Lena.
- Encantada, Lena.- dijimos Maddie y yo al unísono.
- Igualmente.- nos contestó.
- ¿Quieres pertenecer a nuestro grupo de las chicas del Lux?- le pregunté.
- Pues claro.- se puso súper contenta por la pregunta que le hice.
- Un segundo...- Maddie se puso a pensar.- ¿tú no ibas con las Britneys?
- Si, pero son unas pesadas por decir que se han acostado multitud de veces con Lucifer.- dijo riéndose de ellas.
Me daba la sensación de que nos llevaríamos todas bien, aunque la verdad, me fastidiaba muchísimo que tanta gente se hubiese acostado con él. Eso, me carcomía por dentro.
En ese momento sonó el megáfono. ¿Qué sería lo que iban a decir?
...

𝐋𝐀 Ú𝐋𝐓𝐈𝐌𝐀 𝐄𝐋𝐄𝐆𝐈𝐃𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐃𝐈𝐀𝐁𝐋𝐎  ➤ LUCIFER MORNINGSTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora