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capitulo 1: La vida después de la muerte.

–En la vida el destino de una persona es indeciso, para mi fue muy peligroso pero fue el camino que me tocó seguir en esta vida y lo seguí hasta el final. El cielo y el infierno son dos lugares desconocidos por aquellos seres vivos, algunos dicen que existen, otros dicen que no, pero lo que nadie sabía es que podía haber una conexión entre ellos; yo Kimico Nakami pude experimentar lo que es estar muerta, pero de una forma en la que ni el más inteligente podría haber imaginado.

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Corriendo por las oscuras calles de la ciudad estaba un chico de 16 años, alto, caucásico, cabello negro, ojos cafés, asustado y con pánico. Cruzaba calles y avenidas, desesperado y con el corazón acelerado tratando de escapar; en el recorrido, varias lágrimas caían al suelo.

Escapar, perderlo de vista, huir de su mayor temor: La muerte. Todos esos pensamientos pasaban por su mente.

Corrió todo el camino hasta un callejón sin salida al que fue por error y estando dentro de este callejón descuidadamente tropezó con unos botes de basura del callejón cayendo al suelo rotundamente y mojándose con una sucia agua que estaba en el suelo.

De repente aparece detrás de él un sujeto. Parecía de 30, blanco, con la cara casi imposible de reconocer por una sombra que lo tapaba casi por completo, ya que las luces llegaban desde atrás de él. Traía esmoquin y una pistola en la mano.

–Hasta nunca, inútil –dijo el chico con una mirada despiadada y psicópata en su rostro–, si no puedes pagar tú deuda con dinero, la pagarás con tu propia sangre, al menos así le pagarás a la mafia Black Fire.

Se soltó un disparo creando un rotundo eco por toda la calle y un grito desesperado de dolor provenía del chico también creando un eco que oían todas las personas alrededor.

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Desde el vientre de su madre se presencia el nacimiento de un hermoso y sano bebé que lloraba opacando los gritos de dolor del chico. Después de haber nacido en los brazos del doctor del hospital se le entregó el bebé a su madre, la cual la mecía suavemente tratando de tranquilizar y calmar los gritos y lloriqueos del bebé.

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El chico de antes apareció en un lugar blanco totalmente desolado e inhóspito. La vestimenta que traía puesta había cambiado por completo: una playera blanca, pantalones negros, guantes, camisa y botas naranjas, un collar con un cristal en forma de línea recta. En su espalda algo que había captado su atención específicamente: unas gigantescas alas de ángel con plumas blancas tan hermosas como las de un águila y más grandes que el mismo chico y una espada con funda roja sostenida por una cuerda roja al hombro del chico.

–¿Así que esto es estar muerto? –preguntó el chico mirando su ropa y su alrededor.

De la nada salió una bola de cristal del piso con las palabras "Si, así es, y esta es tu protegida". La bola de cristal mostraba en ella un video de la misma bebe llorando nerviosa y asustada por el nuevo mundo que acababa de conocer.

–No debería llorar así de mal –dijo el chico–, ¿hay algo que pueda hacer?

A lo que la bola de cristal le respondió: "Una parte de un ángel guardián puede ser usada para darle felicidad a su protegida".

Se arrancó el brazo izquierdo de su cuerpo como tela descocida y este se convirtió en polvo o arena con mucho brillo muy notable, el polvo salió volando desde la esfera hasta el bebé y en un instante el bebé empezó a reír de felicidad.

–Así esta mejor –dijo el chico con una enorme sonrisa en su rostro, luego su brazo empezó a materializarse de nuevo.

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