Encuentro

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Otro fanfic. Lo tengo desde el 2017. Espero les guste.
Es bastante corto.


Era ese día.

Se cambió hasta quedar irreconocible. Nadie debía identificarlo. 

—¿Te marchas Sei-chan?

—Si— se miró una última vez en el espejo de la habitación de su amigo.

—Ya deberías sentar cabeza. Ya tienes 33.

—¿Tú también?— dijo, fastidiado.

—Sei-chan. Pronto heredadas el trono. Tienes que estar casado.

Se giró y miró al pelinegro. Reo Hayama, antes Mibuchi, era un doncel  muy bello... Y su mejor amigo doncel.

—Sabes perfectamente que no estoy interesado en esas doncellas y doncelles que están detras de trono del reino.

—Lo sé... Pero tienes un año para casarte. Tienes que elegir.

—Nunca— se acercó a la ventana y saltó un metro —Regresare dentro de poco.

Rió con perversidad —Siempre tan rápido.

No respondió. Se giró y atravesó la puerta trasera de la casa Hayama.

Se alejó de la zona centro del reino, y se fue a la zona media... Allí estaba su objetivo, un burdel.

Su primera vez había sido con Reo. Solo para experimentar. Ninguno tenía interés en el otro. A los 16,  reo estaba detrás de Mayuzumi Chihiro. Y él...bueno, en nadie.

Sacudió su cabeza para apartar esos pensamientos.

Hacía tanto años de eso. Antes era un crío. Ahora era un adulto de 33 años que pronto heredaría el reino de Rakuzan. Milagro y su padre no lo había casado... No, no era milagro. Su madre se oponía.

Y quien mandaba en la casa Akashi era Akashi Shiori.

Se cruzó al otro lado de la acera. Tenía que atravesar ese callejón oscuro.  Se adentro en él.

Ese lugar era como un mini laberinto, de 5 calles, y casi siempre estaba a oscuras. Le era perfecto para pasar desapercibido.

—No. No por favor. No me hagan nada.

Se detuvo por completo.

—¡Cállate!

—Por favor... Por... ¡No!

El grito de terror hizo que se moviera y corrió hacia la voz.

Al llegar a su destino, dos hombres jalaban a un castaño.  No dudó en golpearlos.

Se quejó al recibir el puñetazo, en la cara, pero regreso el golpe con una patada al estómago, que mandando a uno de los hombres a golpearse contra la pared.  Enfrentó al otro, pero éste huyó llevándose a su amigo.

Se frotó la mejilla, dolía horrores. Escuchó los gimoteos y recordó al chico.

—¿Estas bien?— el chico asintió, se acercó lentamente a él, pero retrocedió asustado —Tranquilo. No te haré daño. ¿Te puedes levantar?

Se levantó pero sus piernas temblaban. Lágrimas surcaban sus mejillas.

Fue cuando notó que le habían roto la ropa y era un doncel... Esos malditos quisieron violarlo. Lo bueno es que llego a tiempo.

—No debes andar solo a esta hora, menos siendo doncel ¿Qué días tiene?— por la voz intuía que unos 16.

—Ve-Veintiuno.

—¿Tú pareja te dejo solo?— era normal que a esa edad un doncel ya estuviera casado o por casarse.

—N-No tengo.

Soltó un suspiro. Se quitó la sudadera y se la aventó al castaño —Vamos. Te iré a dejar a casa.

—Pe-Pero..

—Vamos. No es hora para que estés fuera de tu casa ¿Sabes lo que hubiera pasado si no hubiese llegado?

—... Gracias por ayudarme.

—Ponte eso y vamos.

El chico se colocó la sudadera y siguió al pelirrojo. Ambos salieron a la acera principal.

Se giró para mirar al chico—¿Dónde vives...?

No pudo seguir.

Nunca había visto un rostro tan bello e inocente.

Era tan... Único.

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