Centro

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Shiori se percató de la mirada que tenía su hijo al relatarle lo que había pasado con ese doncel.

—¿Cómo se llama? ¿Qué edad tiene? ¿Es casado?

Sonrió al ver emocionada a su madre —Kōki. Tiene 21, y es soltero, no tiene pareja.

—Es muy joven.

—Lo sé—- dijo, pesimista.

—¿Te acepto sabiendo que heredaras el trono?

—No lo sabe. Se supone que soy Seijūrō Mibuchi.

Soltó un suspiro. Había olvidado que su hijo se disfrazaba —Así que lo vas a conquistar.

—Si.

—Entiendo... Supongamos que te acepta como su pareja ¿Qué harás cuando sepa la verdad?

—Lo veré cuando sea necesario.

—Bien. Sabes que te apoyaré.

—Gracias, madre.

Shiori observó alejarse a su hijo. Cuando dejo de verlo sonrió —Se que estás allí.

—Shio...

Observó a su esposo. Akashi Masaomi era pelinegro, alto, de ojos rojos —Escuchando.

—Así que ya encontró a alguien. Nunca creí que conocería a alguien. Ya iba a casarlo.

—Masaomiiii.

—21 años— se apoyó en su esposa —Es muy joven.

—Lo sé. Pero realmente se ve entusiasmado.

—Lo he escuchado.

—Entonces...

—Solo espero ese doncel no nos de problemas.

—El doncel no nos los dará. Será Seijūrō.

—Lo dudo.

—Sí es  que es tan "romántico" como tú.

Se avergonzo al recordar sus intentos de citas con su esposa. Fue algo vergonzoso.

——————

—Príncipe. Tiene que inaugurar el nuevo centro de juegos.

—¿No lo iba hacer mi padre?— preguntó, cansado. No había podido dormir en varios días.

—Si. Pero ha tenido que viajar a Seirin. Fue de emergencia.

—Bien.  ¿Cuándo es?

—En 20 minutos.

—Maldición. En 10 minutos estaré listo.

Observó al asistente de su padre salir, y soltó un suspiro cansado.

¿Por qué tenía que salir?... No. Posiblemente lo podría ver.

Sonrió y se dejó los informes del reino.

———

Llegaron al lugar de la inauguración.  Había bastante jóvenes y niños, y a sus padres acompañándolos.

Descendió del auto y camino directo a la entrada. Por protocolo, iba custodiado por sus guaridas.

Saludó algunos niños y a sus padres antes de llegar a dónde le esperaban. 

El nuevo centro de juegos era el más grande hasta el momento y contaba con diversas áreas, algunas sugeridas por él.

Comenzaron a presentar la obra, y mientras eso sucedía él miraba los alrededores...

Allí estaba.

Kōki Furihata le sonreía a un niño mientras le entregaba un cupcake.

Observó detenidamente su bello y delicado perfil.  Pómulos delgados y finos, labios  rosados y carnosos,  y preciosos ojos.
Su cabello estaba recogido y sujetado por varios broches, y usaba un hermoso mandil rojo; su color favorito.

—shi... Akashi... Príncipe Akashi.

Miró al hombre, y luego notó que lo miraban.

Se aclaró la garganta y tomó el micrófono.

————————

Soltó un suspiro.

Le había tocado entregar los cupcakes. 

Así que allí estaba, repartiendo los deliciosos cupcakes en el vil calor.

Sentía las gotas de sudor recorrer su piel. Llegaría a tomar un larga ducha.

—A continuación, el príncipe  nos regalara unas amables palabras....

Miró al frente y vio al principe mirando a algún lugar detrás de él. Discretamente giró y vio a un doncel y una mujer juntos sonriéndole al principe.

Regreso la mirada al frente, y observó al príncipe.

No lo negaba.

Akashi Seijūrō era atractivo, pero sabía de primera mano que el príncipe era... Raro.

Al menos eso se decía.

No tenía pareja oficial, ni nunca tuvo novias o novios. Jamás se le había visto con otros donceles o mujeres que no fueran de los demás reinos, o Reo Mibuchi.

Sintió un extraño hormigueo al escucharlo hablar. Pero la voz era fuerte, firme, demandante y algo gangosa.

Al parecer tenía gripe.

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