Miradas

Hermano mayor

Kōki se lanzó a los brazos de su hermano.

—¿Por qué no me avisaste?

—Quería darte una sorpresa... Pero no la he llevado yo... ¿Desde cuándo tienes novio?

Miró a su hermano. Siempre había admirado y respetado a su hermano. Era su ejemplo a seguir.

—amm... Yo....

—Se ve mucho mayor ¿Qué edad tiene?

Se armó de valor —Tenemos un mes de novios... Y tiene 32. En un año cumple los 33.

—Kōki... Es mucho mayor.

—Lo sé— se soltó de su hermano —. Se que es mucho mayor. Pero me gusta.

—¿Desde cuándo lo conoces?

—Unos tres meses. Lo conocí cuando...

Arqueo la ceja —¿Cuando?

Soltó un suspiro — Promete que no le dirás a papá?

—Bien. Lo prometo.

—Me rescató cuando intentaron violarme...

—¿Qué?— gritó enfadado —¿Cómo que  te intentaron violar? ¿Por qué no dijiste nada?

Kōki explicó todo lo que había sucedido, incluyendo los encuentros y la pedida de conocerse, cuando aceptó ser su novio. Así como, que tenía planeado decirle la verdad.

—Entiendo— revolvió el cabello castaño —¿Estas seguro de decirle?

—No— respondió, sincero—. Pero no tengo otra salida. Fue invitado al palacio.

—Te apoyaré... Incluso hablaré con padre. Supongo que ese día de los vas a presentar.

Asintio —Gracias por apoyar. De verdad lo quiero.

—Sí te hace daño acabaré con ese tal Mibuchi.

Sonrió —Gracias por defenderme.

—Vamos. Tetsuya está esperando.

Kōki sonrió encantado. Tetsuya Kuroko era el prometido de su hermano. En menos de un año se casarían.

Tetsuya era uno de los donceles más hermoso del reino de Seirin. Su familia tenía una pequeña librería, y Taiga lo conoció en esa librería. Ambos hicieron clic de inmediato. En un principio Tetsuya se distanció de su hermano, ya que el era un "plebeyo" pero Taiga le demostró que eso no le importaba.

Solo rezaba para que Seijūrō lo aceptará de la misma manera, y no lo dejará por haberle ocultado la verdad.  De verdad lo quería. Quería compartir su vida con él.

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Los días transcurrieron lentamente. Kōki era un manojo de nervios.

Cada día estaba cercano el decirle la verdad a Seijūrō. También está a impaciente por saber que le diría Seijūrō....

¿A caso todo ese tiempo se había estado burlando de él?

No. Seijūrō era incapaz de burlarse de él.

¿Verdad?... Verdad...

—Waaaaaa

—Kōki por dios— Riko se asustó por el grito del castaño.

—Lo siento. Es que estoy nervioso.

—Deja de pensar las cosas y termina de empacar. Saldremos hoy en la noche.

—Voy. Voy— respondió.

Estaba nervioso por el encuentro con sus padres. Tenía más de dos años que no los visitaba. No porque no quisiera, sino porque sus padres siempre estaban ocupados con...

—¡No lo voy a volver a repetir, Kōki! Apresúrate.

—Sí— gritó,  salió corriendo a preparar su equipaje.

Justo como había dicho Riko, salieron al anochecer. No era conveniente que los vieran entrar.

El trayecto fue tranquilo. No hubo parada alguna hasta que llegaron a la puerta de su hogar.

Miró con nostalgia su hogar. Pronto la puerta se abrió, un  doncel pelinegro y un  varón castaño corrieron hacía él.

—Kōki/ hijo. Bienvenido.

Fue llenado de besos, abrazó a sus padres y sollozó. Los había extrañado tanto.