Miradas

Verdad revelada

Seijūrō estaba nervioso. Se dirigían al palacio de  Seirin.

Había contactado a Kōki por medio de un mensaje. Su novio le dijo que le avisará en cuanto llegará al palacio.

Arribaron al palacio, antes de descender del auto, le aviso a sus padres. Esa misma noche, si todo salía bien, lo presentaría a sus padres. Estaba decidido.

Se despidió de sus padres y tomó el camino hacia el jardín del este.

Un año atrás había asistido al cumpleaños del rey, y había recorrido todo el jardín.

El jardín del este era completamente hermoso. Había cientos de rosas rojas y un pequeño quiosco. Por eso había elegido esa parte del jardín.  Lo único malo es que no contaba con suficiente luz.

Llegó al quiosco y esperó a su novio.

—————————

Soltó un suspiro. Estaba preocupado por la reacción de su novio.

Escuchó el teléfono móvil soñar, leyó el mensaje. Sus manos temblaron. Seijūrō acababa de llegar.

Sus padres estaban al tanto de la situación.  No sé los podía ocultar.

En un principio se enojaron, y reaccionaron mal al saber que era mayor. Pero cuando les dijo que lo rescató y desde entonces lo ha pretendido sin faltarle el respeto, aceptaron conocerlo.

Ahora estaba  implorando​ porque lo aceptará con todo el paquete.

La puerta se abrió —Ya ha llegado la mayoría ¿Tú novio?

—Ha llegado.

—¿Estas seguro?

—Por supuesto. Por eso lo voy haber vestido así— La verdad es que tenía miedo de su reacción.

—Suerte.

Abrazó al peliceleste —Gracias, Tetsuya.

—Ve. Yo detendré a mis suegro y tú hermano para que no espíen.

—Gracias— se despidió al peliceleste y abandonó su habitación, se dirigió al lugar citado.

Después de varios minutos de caminar, llegó al lugar. Todo estaba oscuro.  Por primera vez agradeció  la oscuridad.

—¿Seijūrō?

—Kōki.

La voz de su novio provenía del quiosco, se dirigió hacia él.

No se veía nada.

Sintió las manos de su novio sujetando sus hombros —Tengo que confesarte algo Kōki. Puede que  me...

—Yo también... — interrumpió a  su  novio—.Tengo miedo de como reacciones.

—¿Qué está pasando, Kōki?

—Espera. Voy a encender la luz.

—¿Luz? ¿Cómo es que...?

La luz fue encendida...

Ninguno daba crédito de lo que miraba.

Negó. No podía ser cierto. Un par de ojos rojos lo miraban fijamente.

—Kōki... ¿Qué significa esto?—  la pregunta era tonta. Obviamente significa lo que estaba viendo.

—Akashi Seijūrō...— lágrimas surcaron sus mejillas —. Todo este tiempo me ha engañado.

—Kōki... Quería decírtelo. Pero temía que me dejaras— se acercó al castaño.

Se alejó al ver que quería tocarlo. Se sentía engañado.

—Por eso te pedí decírtelo antes de entrar. Quería que me acompañes y presentarte a mis padres.

—Yo...

—Kōki... ¿Quién eres?—aquella corona era característica de que era príncipe, pero nunca lo había visto en las reuniones.

—Kōki Kiyoshi Hyūga Furihata, príncipe doncel de Seirin.

Furihata... Furihata era un apellido común en todos los reinos, menos en Seirin, Furihata era el apellido del anterior rey de Seirin.

—Así que príncipe...

Asintio torpemente ¿Ahora que seguía?

—Kōki— el castaño volvió a alejarse. Frunció el ceño. Abrazó al castaño a la fuerza —Te quiero Kōki.

—Mentira.

—Se que oculte la verdad... Y no fuí el único... Pero yo te quiero. Conoces cada parte de mi.  Me conoces como realmente soy.  Jamás he dejado a ningún otro doncel o mujer conocerme como tú lo haces.

—Seijūrō— sentía la verdad en la boca del pelirrojo.

—Por favor no me dejes.

¿Dejarlo?...  No... No quería dejarlo. Amaba a Seijūrō.

Se giró y respondió al abrazo del pelirrojo —Yo también te quiero.

—¿Entonces?— acarició la espalda baja del castaño.

—¿Seguimos adelante?— afirmó preguntando

Sonrió —Por supuesto. Nunca te dejaré ir Kōki.