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Para el próximo capítulo, habrá un personaje emblemático de Pídeme lo que quieras, que por única vez hará su aparición #MeComoLasUñas... ¿Quién será?

Hasta la próxima.

Gracias por la espera.
😘😘😘

De pronto me quedo bloqueada, le miro como si hubiese dicho la barbaridad más grande del mundo.

—Estaba bromeando, Paul. —Susurro débilmente. Él me mira, enarca una ceja y se ríe, ¿Qué chiste estará viajando por su cabeza ahora mismo?

—Maravilloso, porque yo también. —Acepta y hace un mohín medio extraño con los hombros para después salir del auto y abrir la puerta. —Señorita —me tiende la mano como caballero antiguo—, hemos llegado a sus aposentos.

Suelto una risotada y tomo su mano casi suspirando. Cualquier signo de tensión ha desaparecido, menos mal.

—Gracias, buen caballero. —Beso su mejilla. —Que tengas linda noche.

—Lo mismo para tí, preciosa. —Se hace a un lado, los portones de casa se abren y la primera camioneta entra mientras Sawyer toma lugar a un lado y otro de los hombres de negro se queda con la que él traía. —Nos veremos mañana.

—Hasta mañana, entonces. —Besa mis nudillos. —Conduce con cuidado.

Como vuestra majestad ordene. —Dice en perfecto y muy bien entonado castellano. —A casa, Phoebe.

Me suelto de su mano y camino a la entrada, antes de desaparecer me despido con la mano. Me desplazo por el camino hasta llegar a la puerta, donde está Víctor, quien la abre para mí. Tras agradecerle, me adentro a casa, mi hogar. Al fin puedo suspirar tranquila, mi broma de los celos casi acaba por matarme cuando ha dicho que si, menos mal y ha cogido la broma. Paso por la cocina para beber un poco de agua, mi garganta sólo se compara con el mismísimo desierto de Sáhara, enjuago el vaso y luego de secarlo lo dejo en su lugar. Apago la luz y subo las escaleras, en el pasillo noto que sale luz de la habitación de mis padres, mamá está despierta aún, me acerco y escucho que habla. No es espiarle, simplemente he llegado en un momento casual.

—Si, también te amo Grey, aunque seas un idiota... —Ríe —Sí, Phoebe está segura, le llamaré... Claro... Pues mira, lo has sabido antes que yo y eso que estoy en casa... Iré a su habitación... —Me asomo por la puerta y sonrío. —Mira, justo ha aparecido. —Me llama haciendo un amague con la mano, camino en dirección a la cama. —No, no huele a alcohol, ni nada . —Vale, adiós. —Me tiende el móvil Creo que te hará la prueba del alcoholímetro por teléfono —se burla antes de levantarse, no puedo evitar reírme.

Ella se va al vestidor.

—Hola, papá.

—Hola, cariño, ¿Qué tal tu noche?

—Perfecta, ha sido muy buena. Y tú, ¿Qué tal la pasas?

—Provocándome gastritis con los negocios, pero bien ahora que he escuchado a dos de mis tesoros más importantes.

— ¿Se les ha pasado el enojo ya? —Murmuro al teléfono, lo suficientemente bajo para que mamá no escuche.

—A la señora Grey, dirás. Si, como siempre lo arreglamos, ella no puede vivir sin mi, lo sabes. —Casi puedo percibir su sonrisa. —Bueno, les dejaré descansar, yo también lo necesito. Mañana llegaremos por la tarde, por cierto, Thed envía saludos.

—Buenas noches, papá. Te quiero.

—Te quiero, mi dulce niña. Que duermas bien. —Bosteza. —Un beso para las dos, hasta mañana.

LA HIJA DE GREY (ONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora