IV

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El tiempo había empeorado.

Ayer hubo lluvias torrenciales y se suspendieron las clases durante tres días debido a que hubo una inundación en el camino que lleva a la escula, por lo tanto los autobuses y los coches no podían pasar, obviamente menos los peatones. Podría decir que fue bueno porque así podía descansar pero no. Estábamos en épocas de exámenes finales del trimestre-ya que estábamos en Abril- y me tocaba estudiar, nada mejor en un día libre.

Me pasé todas esas mañanas estudiándo y haciendo trabajos para subir nota, con decir que no salí de mi habitación en casi todo el día creo que se puede entender bien. Salía a desayunar, comer y a cenar y a veces cuando descansaba, me ponía a leer aquel extraño libro que compré hace una semana y media y me ponía a pensar en Amelie. Todo en ella era un misterio para mi y las cosas díficiles de descifrar me encantaban y no paraba de investigar hasta llegar al fondo de todo el asunto. Y eso pensaba hacer.

Cuando la viera iría derecho a ella y le contaría mis suposiciones. Había un setenta por ciento de probabilidades de que se ría en mi cara y el treinta restante de que me diga la verdad.

No está muy equilibrado, no.

(...)

El cielo seguía encapotado pero ya no llueve hace un día así que tocaba volver a la rutina.

Al bajar, saludé a mi hermana y a mamá y me senté a desayunar.

-Chico, hoy no voy a estar aquí hasta la noche porque han encontrado unos cuerpos en La Push y tengo que ir a ayudar allí junto a mis hombres.

-¿La Push?-preguntó mi hermana.

-Sí, La Push es una playa cercana a Forks, allí va Jacob y sus amigos a La Reserva, su instituto.

Los dos asentimos y no volvimos a decir nada, no nos metemos nunca en su trabajo. Al terminar de comer nos fuimos a clases y nos despedimos de mamá.

-Hasta luego, tenéis la cena en el frigorífico, pasáoslo bien y aprended mucho.-dijo mamá en tono firme.

-Sí, señor.-Sophie hizo el gesto militar y yo simplemente reí. Es una cosas que hacen desde que Sophie es pequeña.

Nos montamos en la camioneta naranja y partimos de casa.

(...)

Primera hora.

Lengua.

Tenía dos horas para hacerme a la idea de lo que le iba a decir a Amelie.

Muy poco timepo para tantas palabras y preguntas que pensar.

(...)

La clase pasó rápida entre tabajos y poemas, ahora me tocaba un exámen de Español.

Lo terminé bastante rápido porque este idioma lo manejaba muy bien ya que mi abuela era española y me enseñaba español con canciones y películas.

Entregué el exámen y salí de la clase hacia mi taquilla, cogí el libro de español y lo cambié por el de literatura.

-Hola.

Me giré y ahí estaba Amelie, nadie más rondaba por el pasillo. Iba realmente guapa: vaqueros blancos, una camiseta gris con una chaqueta vaquera y un gorro de lana. Perfecta sin ser ostentosa.

-Hola.-respondí, se me quedó mirando un rato con cara extraña.-¿Pasa algo?

-No, nada solo que me resultas un tanto difícil de leer.- dijo negando con la cabeza y mirandome a los ojos,era alta e iba con un poco de tacón pero aun así yo facilmente le sacaba unos cinco centímetros.

Tua Cantante. (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora