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Tres días después.

Hoy era la representación de Romeo y Julieta. No iba a mentir, estaba muy nervioso, ¿y si se me olvidaba lo que tenía que decir? ¿y si me trababa en alguna frase? De un momento a otro una ola de calma me invadió, miré a mi derecha y vi a Melie, estaba mirándome un poquito ceñuda. Le sonreí en agradecimiento y cogí su mano para entrelazarlas.

-¿Por qué estabas nervioso?- preguntó con su angelical voz.

-Pues por la obra, no se es raro, me estaba preguntando qué podría pasar, me refiero a si me voy a trabar  y a hacer el ridículo. Cosas por el estilo.- negué con la cabeza restándole importancia.

Ella me apretó la mano delicadamente y me sonrió.

-Nada va a salir mal, ya verás. Y si por algún casual pasara algo, ya me inventaré algo tonto yo para que no quedaras mal.- rió por lo bajo.

Reí y centramos la atención en los guiones que teníamos escondidos debajo de la mesa, en las cajoneras. De todas maneras ya habíamos terminado los exámenes de este año y estábamos más que libres, ni siquiera sabía el porqué había que venir a clase si no hacíamos nada mas que hablar de tonterías y hacer lo que quisieramos.

-¡Ojos míos, lancen su última mirada! ¡Brazos, den su último abrazo! Y ustedes, ¡oh, labios!, puertas del aliento, sellen con un legítimo beso el pacto sin fin con la acaparadora muerte. (Cogiendo el frasco del veneno) ¡Ven, amargo conductor! ¡Ven, guía fatal! ¡Tú, desesperado piloto, lanza ahora de golpe, para que vaya a estrellarse contra las duras rocas tu maltrecho bajel, harto de navegar! (Bebiendo) ¡Brindo por mi amada! ¡Oh, sincero boticario!, ¡tus drogas son activas! ... Así muero ..., ¡con un beso! ... (Muere).

Esto de aquí arriba era mis ultimas palabras en la obra, ya lo sé bastante trágico y demasiadas palabras por aprender. La obra duraba alrededor de dos horas y estaba dividida en cinco actos.

El timbre que anunciaba el fin de la clase, sonó en un precioso y estridente estruendo, la gente salió de clase como almas que llevaba el diablo y el aula quedo sola salvo por el profesor y nosotros dos. De un momento a otro Marian tendría que hacer acto de presencia para llevarnos a un lugar un tanto especial antes de la obra, según ella teníamos que relajarnos y despejar la mente antes de dos grandiosas horas de representación. Gracias a que la obra era hoy, no teníamos mas clases que con Marian.
El profesor se despidió con un asentimiento de cabeza y salió por la puerta, dejándola abierta. Un poco después empezaron a entrar todos los que tenían un papel en la obra, Alice entró muy animada y cogió una silla olvidada por ahí para sentarse a mi lado izquierdo.

-Hola, chicos-  saludo la pequeña pixie.

-Hola, Alice. - respondí sonriendo.-¿Preparada?.

- ¡Sabes que si!- saltó en su asiento.

Melie negó riendo y se apoyo en mi hombro mientras esperábamos a la profesora.

(...)

-Bien, vamos a ir a un lugar mágico. -dijo la profesora Marian.

-¿Tan mágico que vamos a ver hadas?- pregunto una chica.

-A Narnia no te jode- respondió un chico vestido todo de negro y con el pelo verde.

Todos reímos y vi como Melie lo miraba confundida.

-Despues te explico, princesa.- ella asintió y sonrió por cómo la había llamado.

-Jared, como le vuelvas a contestar asi te sales inmediatamente de mi obra.- vociferó Marian.

El chico, al parecer llamado Jared, rodó los ojos y asintió pero se calló.

(...)

Al parecer el lugar mágico era un jardín trasero(muy escondido) del instituto, el cual no había sido visto por nadie aquí presente.
Honestamente, el jardín era muy bonito.
Era de hierba verde y fresca, los árboles se alzaban altos y robustos (eran sauces llorones) encima de un pequeño arroyo se agua clara con varias nenúfares. A un lado del arroyo y debajo del sauce, había unos bancos de mármol junto a una mesa con un modelo antiguo de ajedrez encima.
Las flores que había en el prado eran parecidas a las hibiscus y se arremolinaban en conjunto alrededor del arroyo.

Me gire hacia Melie y me la encontré con la boca literalmente abierta mirando fascinada al campo que teníamos delante. Me volví a girar para mirar a Alice y la vi en la misma situación que mi novia pero tenía una gran sonrisa plasmada en su pálida cara.

Cuando se recuperaron de su ensimismamiento, Alice cogió a Amelie por la muñeca y tiro de ella hasta el borde del arroyo y empezaron a observar las flores. Alice cogió una y se la puso detrás de la oreja a Melie, la nombrada se giro hacia mi y me quede embobado mirándola, con esa flor ahí colocada se veía como una ninfa de las antiguas, preciosa.

Ella me sonrió y me saludo con la mano riéndose por algo que le había dicho su hermana adoptiva. La pequeña pixie me hizo señas para que fuera con ellas y así lo hice. Al ir caminando me iba fijando en la gente que había venido con nosotros, algunos estaban tirados en el césped descansando y hablando(supongo que con todas las lluvias y el frío que hacía, iban buscando un costo paso de narices), otros jugando en la mesa de ajedrez y otros simplemente relajándose alrededor del árbol. Marian estaba dando indicaciones sobre lo que no había que hacer, como salirse de su radar( como si fuéramos niños chicos), la ignore olímpicamente y me puse de cuclillas entre mi novia y mi cuñada.

-¿Qué hacéis?

-Arrancando las pobres plantas- me respondió Melie echándose el pelo hacia atrás y quitándoselo de la cara ya que hacia micho viento, para mi suerte yo tenia mi cabello recogido en mis típicos moños.

-Ahh vale- no sabia que contestar a eso.

Pasamos el resto de la mañana allí sentados sin importarme el frío que hacia. Hablamos de mi fiesta ( sobre todo Alice), de la obra y me contaron sobre otras épocas.

-Chicos, es hora de irnos. Quedan dos horas y media para la obra y hay que vestirse, peinarse y maquillarse para tenerlo todo apunto. -Nos levantamos del suelo y nos sacudimos las partes traseras con las manos para quitar cualquier mancha de hierba y nos dirigimos adentro del recinto para prepararnos, me despedí de Melie con un pico y de Alice asintiendo. Me encamine a los vestidores y mire a Josh con una plancha en la mano. La agito enfrente mía y me miro con una sonrisa maliciosa.

-Vamos cuñado, sientate vas a quedar hermoso. -rio el de ojos miel.

Madre mía.

Que empiece el espectáculo.

Tua Cantante. (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora