|1|

1.2K 57 1
                                    

Natsu

Desde haber tenido uso de razón, siempre tuve una idea de lo que es sentimiento vago que transcurre en el interior de las personas, pero jamás creí que llegara a obtener dicho sentimiento al punto de enloquecer. 

Los dichos y hechos de los que me rodean siempre afirmaban que la magia iniciaba cuando ambas partes se unían en el afecto que compensaba el vacío del ser humano. Sea incrédulo o no, no esperaba experimentarlo de la peor manera, no cuando la mujer que me atraía, mantuvo un límite para intentar siquiera expresarme adecuadamente.

Ella es y tal vez sería la responsable de tantos deseos que no reconocí, sucios pensamientos, inexplicables deseos. Solo la quería a ella.

***

—¡Natsu! —Su curiosa voz era la que fácilmente podía reconocer en una tarde de verano. Solo amigos, confidentes y nada más que eso. Aunque sinceramente esperaba algo más, mucho más que eso. 

—No te vi. —Su presencia me pudo interrumpir, logrando observarla ya de cerca. —¿Pasa algo? —Alcanzo sonreír apenas mientras intenta demostrar su mejor animo. Pese a ser contagiable, era más sencillo evadir.

—En realidad si. —Acercó su rostro más al mío dándome una perfecta vista directo a su cuello y pechos. ¿Atrevida? Tal vez, pero si se tratara de algún otro desconocido, pensaría que si trataba de incitar.

—¿Qué ocurre? —Evitando ver ahí. Su silencio lograba tensarme más y un intento por retroceder con una risa juguetona intranquiliza mi paciencia. —Dilo. —El rubor en sus mejillas la delata y el unir de sus dedos me causa frustración. 

—Esta mañana, esta mañana alguien se me declaró. —Cierra los ojos más colorada y grita lo dicho. En el fondo maldigo a quien lo haya hecho ya que en más de una ocasión ella salía literalmente lastimada. Lucy a veces representaba la viva imagen de una niña ingenua, mas solo era en ocasiones.

Los segundos transcurren y su silencio me irrita. —¿Quién es? ¿Lo conozco? —Mantengo la voz clara y atento a lo que diga. Cada una de sus hermosas pupilas que brillaban, me daban a entender que la habían ilusionado.

—Cómo decirlo. Si lo conoces, es mas, casi todo el instituto. Es St- .—Me quedo con la intriga al ser inesperadamente interrumpido.

—¡Dragneel! ¿Ya te lo dijo? Ahora sale conmigo. —Una broma, es lo primero que pienso en ese momento. Debía de tratarse de una maldita broma.

Abiertamente podría haber reaccionado de otra manera, pero prefiero callar y ver como se inunda en ese asqueroso orgullo. —Me consta su relación. Es Lucy y tu Sting. Ella sale lastimada y es mejor no mencionar cómo acabarías si algo pasa con ella.  —La mirada victoriosa del teñido solo se enfocaba en una de indiferencia para casi al instante, desaparecer entre las personas.

—¿Natsu? —La angelical voz me distrae y caigo en tierra de inmediato. —¿No te agrada la noticia? —Bufo sin gracia y muevo la cabeza en asentimiento. 

—No lo se, es un patán. Nunca se puede esperar algo bueno de uno como él. —Claro que no lo estaba. Esta mujer si que era muy testaruda al punto de colmar mi paciencia. —¿Me acompañas? —Supe desde mucho que el siquiera mostrar mi incomodidad no me ayudaría a abrirle los ojos. Observo que las calles se encuentran menos concurridas y supuse que era hora de moverse. —¿Tu ahora novio no hará un alboroto con respecto a nuestra amistad? —Sugestiono la pregunta al caminar de inmediato.

—No. Aunque luego de proponerme ser su novia quiso que me alejara de ti. No entendí sus motivos pero... —Sus pies se detienen y hago lo mismo. —Creyó que mantienes un sentimiento distinto a la amistad hacia mi. Es ridículo ¿No lo crees? —Su risa me indignaba en este tipo de situaciones. 

Me Convertí en Esto... LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora