|2|

836 55 1
                                    

Lucy

El hecho de verlo así, distante, tan sombrío y frio. Me había dado una idea de cuánto pudo haber cambiado.

Los recuerdos del Natsu anterior eran completamente distintos al de ahora. Y si puedo confesar que absolutamente todo en él era diferente.

—Acompáñame a casa. —Esperaba que lo aceptara, tanto así que mi voz se convirtió en una sonido algo demandante.

—Puedes ir sola, tengo cosas que hacer. No siempre estaré detrás de ti. —Sus palabras llegaron al punto de ofenderme. Sea a propósito o no, él no solía hablar así. 

—¿Por qué molestarte en responder de esa manera? —Detengo mi andar y antes de voltear. Escucho una contestación contradictoria a la de antes.

—Olvídalo, te acompaño. —Satisfecha de recibir lo que añoro, esta vez asiento con un "Si" activamente agradecida.

—Sabes. Creo que no eres muy diferente al Natsu del pasado. —La emoción de intentar comunicarme con él nuevamente hizo que no contuviera el hecho de molestarlo con semejante tema.

—¿Crees que soy igual al de antes?

—No. Cambiaste mucho. Puedo hasta decir que no te reconozco en algunas situaciones, pero eres Natsu. —Rebosante, le dedico una sonrisa.

—¿Natsu? ¿Crees que por ser Natsu no puedo cambiar? —La gruesa voz me tomo por sorpresa callando. 

—No quise decirlo así. Yo... creo que tengo que seguir sola. —No esperaba que en alguna oportunidad, él me llegara a atemorizar de esa manera. Ahora me encontraba más segura que este no era mi amigo de la infancia.

-Yo que -Su tono frío actuaba de nuevo

-Nada, me voy sola, nos vemos mañana Natsu -No lo vi pero supuse que estaría con ese rostro calculador

-Adiós -De reojo vi el lugar a donde se dirigia, no es que desease seguirlo pero, no me quedaría con las dudas

-Aquí vamos

Corrí cuidadosamente, se dirigia a casa. Ya no recoedaba cuando fue la última vez que jugabamos en ese pequeño río. Viejos tiempos

Parecía muy descuidado e iba pensativo, su torpeza y calidad se esfumaron con el tiempo. Nunca pensé que Natsu llegaría a ese extremo de ver fríamente a todos sin alguna excepción

Abría su pequeña puerta y antes de entrar un pequeño felino salía saltando hacia él de una manera muy curiosa, creo que no perdió del todo esa sonrisa

Caminé un poco más pero pase por alto unas raíces que ya no se notaban por la oscuridad y caí

-Demonios -Susurré y traté de levantarme sin hacer más ruido de lo necesario

Volví a ver el lugar en donde estaba el sujeto pero-

-Creo que no me vio -No había nadie, seguirlo no fue buena idea, era mejor volver a casa. El día se había tornado tan agotador

-A donde crees que vas -Un escalofrío pasó desde mi cuello hacía  las puntas de los pies

-No hacía nada fuera de lo normal -Seguí caminando sin voltear

-Husmear en los alrededores es algo fuera de lo normal -Seguía cerca mío

-S-solo pasé desapercibida -Su sombra al lado mío me llamaba la atención

-Todo sospechoso diría lo mismo -Me acorraló entre un árbol y él. Oh Dios, solo me quedaba esperar un milagro que me salvara de laa fauces de mi propio amigo que ahora más parecía un completo desconocido

-Mejor dime que es lo que quieres Lucy -Volteé sin pensarlo y vi esos ojos profundos llenos de frialdad sin alguna chispa que demostrara esa inocencia que había desaparecido

-Solo quería recordar los viejos tiempos -Traté de obviar esa mirada seductora y penetrante aunque siendo sincera. Era difícil siquiera intentar pensar con claridad

-¿Esos tiempos en donde era un completo idiota? ¿Esos tiempos en donde todos me tomaban como un retrasado por mostrar mis sentimientos libremente? ¿Esos malditos tiempos?

-N-no todos lo hacían -Parecía muy enojado

-To-dos Lu-cy. Absolutamente todos, hasta ahora no encuentro una ligera excepción

-¡No todos! -Sus ojos me llamaban, atraían mucho

-Si enserio lo crees porque no aceptabas mis sentimientos -Acercó su boca a mis oídos y sentí muchas cargas eléctricas. No podía hacer esto justo ahora, no era justo para ambos

-N-nunca me di cuenta de ellos -Me hice a un lado pero su otro gran brazo se movió haciendo que no me moviera

-Era invisible para ti -Sentí sus pechos en los mios, sus brazos flaquearon y su respiración se acercaba a mi mejilla

-Aún no es tarde -Un tono de burla se oyó

-Para mí lo es. Para ambos en realidad -Tomó mi cuello con brutalidad e hizo que viera esos ojos llenos de odio con temor

-Q-que haces, Natsu -Apretaba más y más mi garganta, este no es era Natsu que conocía. Algo en él se había quebrado

-Mi sufrimiento fue terrible cuando aceptabas a uno y otro frente a mi, era un patético pero lo que más duele es que mis sentimientos se volvieron deseos oscuros por tenerte, por poseerte -Acercó todo su cuerpo a mi

-Es,espera -Trataba de alejarlo pero mi fuerza no era suficiente

-Que es este putrido deseo que tengo -Comenzó a tocar bruscamente mis caderas, soltaba mi cuello poco a poco pero sus manos iban tocando cada parte de mi cuerpo

-Basta -Me sentía caliente y avergonzada, veía a mis alrededores y quién vendria. Nadie

Tocaba mis muslos, estabamos en el bosque profundo, nadie sabe lo que podría pasar. Su respiración caliente en mi cuello

-Mirame -Tomó mi mentón pero esta vez más delicado ¿Que pasaba exactamente por su cabeza?

Desprevenidamente acercó sus labios a los míos. No podía ser posible, no lo haría

-Cuanto tiempo esperé hacer esto -Y con cierta fuerza me besó, su lengua exploraba todo. Mi respiración se agotaba

-Mh... -Jadeaba mucho, pero él parecía tranquilo mientras bajaba la cabeza y ocultaba sus ojos entre ese cabello alborotado

Aun no sabía que hacer. El tacto de sus labios me habían tomado desprevenida ¿Este Natsu podía ser aquel pequeño e indefenso pequeño que conocí?

-Por-por qué lo haces -Solo eso salió de mi boca

-Eres una completa idiota, aun no lo entiendes -Su risa sonaba más como una combinación de lamentos e ira

-Nats- .-Traté de tocar su cabello pero se alejó de inmediato

-No quiero volver a verte husmeando por aquí -Caminaba y volteó de reojo, su mirada volvió a la de antes, fría y calculadora

Se alejó hasta desaparecer entre las sombras de los arboles. No soporté mas y caí de rodillas, las lagrimas brotaron, que le pasó a esa persona amable y cariñosa que conocí de niña

-Que te hice

Mi cuerpo se volvió a poner de pié con cierta dificultad y volví a casa como pude

El viento era mi única compañera. Las lágrimas se iban con ellas

Solo las pisadas de las hojas secas se oían en todo el camino. Las luces de la pequeña ciudad se veían mientras caminaba, estaba cerca a mi hogar, mi único escondite

Esa noche la almohada fue la única que aguantó mi dolor

Me Convertí en Esto... LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora