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No he parado de llorar, ni siquiera en las noches cuando intento conciliar el sueño; tampoco en este momento, mientras escribo, mis lágrimas han parado de mojar tus páginas.

Estoy en la casa de la abuela, gracias a Dios, nuevamente.

Papá ha intentado comunicarse conmigo, pero ni siquiera la abuela Margo contesta sus llamadas. Ella está muy triste y decepcionada por lo que hizo su hijo; también yo lo estoy. Y no es que esté justificando la infidelidad de mamá, pero la reacción de papá fue atroz, una monstruosidad.

Ya no tengo esperanzas de volver con ellos y ser una familia unida como lo éramos antes. Ya no tengo esperanzas de volver a ser feliz...

Martes, 4 de noviembre

El diario de Jeanette © (¡Terminada!) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora