YOONKOOK CHAT

treinta y cinco.

Los toques de la puerta asustaron a Jungkook, había pasado sólo media hora, no podía ser él. Namjoon fue a ver y levantó los pulgares cuando vió que era su amigo. Las mejillas del menor de todos se volvieron rosadas, miró a su mejor amigo, con la intención de que entendiera que se tenían que ir para dejarlos solos. Simplemente.
Pero no movieron un pelo.

—¡Rajen de acá! — exclamó, haciendo señas para que se vayan rápido. Una vez que escuchó el portazo atrás de él, suspiró pesadamente, no se sentía listo.

En serio, no estaba listo.

Pero abrió la puerta igual, tenía que afrontarlo.

Los ojos felinos de Yoongi fue lo primero que vió, después su pelo ahora rubio, le quedaba literalmente demasiado bien. No pudo evitar juguetear un poco con su camisa, esperando que el mayor reaccione de alguna manera. Pero no hizo nada, sólo sonrió.

—¿Puedo pasar?— preguntó, mirando de reojo el interior de la casa. El menor sonrió de manera nerviosa, y se hizo a un lado para que más bajo pasara.— permiso.

Jungkook asintió, debió pensar mal. No estaba acá por lo que él pensó, así que sólo se apoyó en la pared, en busca de alguna explicación, algo que en serio lo convenciera de que gustaba de él.

—Estoy esperando.— Dijo Jungkook, extendiendo la mano. Tal vez era un regalo, no se sabía ah re rata.

Yoongi miró la mano del menor, y no dudó en tomarla. Lo empujó hacia él y estampó sus labios con los del castaño, soltó su mano para dirigirla a la nuca del recién nombrado. Caminó hacia atrás, presionando a Jungkook aún más contra la pared, poniendo sus cuerpos aún más juntos. Comenzando a mover sus labios suavemente, esperando alguna respuesta del menor, éste envolvió sus brazos a la cintura del mayor y correspondió el beso gustoso.

—Me gustas mucho, peque.— admitió nuevamente Yoongi cuando a penas se habían separado, con la respiración agitada.

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Quiero hacer un brindis

Perdón x q sea tan corto le quito la emoción a todo bueno