Capítulo ocho

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                             NaruSaku_StevTasha



CPOV

Estaba en estado de semi-inconsciencia, mi cuerpo se sentía como si hubiera sido arrollado por un autobús y mi cabeza no estaba en mejores condiciones, cada vez que intentaba moverme sentía que todo empezaba a moverse, quería hacer un esfuerzo por dormirme y así sentirme mejor, pero parece que esta noche o mejor dicho esta mañana no iba a ser capaz de dormir como era debido, si tuviera ahora a mis amigas delante las torturaría lenta y dolorosamente, aunque si yo me sentía así, ellas seguramente se sentirían peor, ¡no debí beber tanto!, dije otra vez cuando sentí mi estómago revolverse inquieto.

Un sonido realmente molesto empezó a sonar en mi habitación, gruñí y me tapé la cabeza con la almohada, ¡a quien se le ocurre llamar tan temprano! iba a matar a quien fuera, pero no hice ningún movimiento para intentar cogerlo, pero volvió a sonar otra vez, y por más que me tapara con la almohada seguía oyéndolo y eso hacía que mi cabeza quisiera estallar en mil pedacitos, alargué la mano tanteando la mesilla para coger el móvil.

- ¡Te odio quien quieras que sea! - gruñí al descolgar, me importaba muy poco quien fuera el que llamara, quería que supiera que no era bien recibido.

- Vaya veo que la noche ha sido salvaje - una voz aterciopelada se burló al otro lado del teléfono, haciendo que volviera a gruñir.

- Sabías perfectamente que anoche celebraba mi despedida de soltera, ¿Por qué me llamas tan temprano? ¿Tanto me odias? - me quejé mientras intentaba abrir mis ojos, oí su risa haciendo que volviera a gruñir.

- Deberías ver la hora, no es temprano precisamente - como tenía ya mis ojos abiertos, giré la cabeza lentamente para ver el reloj, ¡Joder! no me creo que sean las 6 de la tarde, he dormido casi 12 horas, me incorporé lentamente pero de nada sirvió porque todo parecía que daba vueltas, por lo visto el alcohol todavía estaba en mi sistema.

- Bueno no es temprano, pero necesito dormir - gimoteé como una niña pequeña.

- Lo siento amor, pero tienes que venir a cenar esta noche a casa de mis padres, por lo visto Marcel viene, y quiere vernos, la verdad no sé lo que trama, pero de lo seguro que no es nada bueno - bufé lo que menos quería era ir a cenar y menos con el primo.

- Esta bien, pero dame por lo menos una hora o un poco más, creo solo para llegar al cuarto de baño voy a necesitar media hora, todo da demasiadas vueltas - oí la risa de Klaus, y sin más le colgué, estaba muy irritable hoy.

Tres cuarto de hora más tarde, estaba bajando las escaleras rumbo al salón, para saludar a mis padres y decirles que no iba a cenar en casa, nada más entrar me encontré a mi madre con los ojos cerrados y agarrándose la cabeza, ella al igual que Esther, se habían unido a nosotras para celebrar mi despedida de soltera, y por lo que estaba viendo, ella se encontraba igual o peor que yo, al otro lado, en el sillón, se encontraba mi padre con un libro en la mano y una sonrisa pintada en la cara. Cuando entré me miró y su sonrisa se ensanchó.

- Vaya la otra Bella Durmiente, parece que no se les puede dejar solas, se descontrolan demasiado - dijo mi padre burlón, y yo como ya se estaba haciendo costumbre desde que me desperté solo gruñí, sacando una carcajada a mi padre, me senté al lado de mi madre, que me dio una sonrisa comprensiva.

- Parece que todo el mundo está muy gracioso hoy - dije enfurruñada.

- Bill te he dicho que el tono de tu voz es muy molesto así que por favor no hables - dijo mi madre, que al parecer tenía el mismo humor que yo, a ninguna de las dos nos sentaba bien beber.

No sé cuánto tiempo estuvimos los tres en silencio, mi padre de vez en cuando nos miraba a las dos y soltaba una risita, pero bastaba una mirada fulminante de mi madre para hacerlo callar, la verdad es que la situación era bastante cómica. El timbre de la puerta sonó, Carol se acercó para abrir la puerta y a los pocos segundos Klaus apareció en el salón.

Pactó Perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora