Capítulo dos

738 41 0
                                    


NaruSaku_StevTasha






KPOV

No sé cuantas personas podían decir que estaban felices con su forma de vida, pero yo estaba seguro que era una de ellas, tenía 27 años y ya estaba entre los empresarios más importante del mundo, y como una persona joven que era me gustaba disfrutar mi vida, me encantaba salir de fiesta con mis amigos, y no me podía quejar de las mujeres, siempre caían rendida a mis pies, no había ninguna que se me resistiera.

Toda mi vida había vivido en Londres, allí es donde estaban mis mejores amigos, Damon Salvatore y Jeremy Gilbert, pero los negocios de EEUU requerían mi presencia, así que decidí irme, y al ser hijo único no hubo forma que mis padres no se fueran conmigo, más bien fue mi madre la que insistió a mi padre en mudarse, mis padres Esther y Elijah Mikaelson eran los mejores y siempre me proporcionaron de todo, yo se que a mi madre le hubiese gustado tener más hijo pero no fue posible, así que básicamente adoptó a Damon y Jeremy, para ella eran como de la familia, mi padre también era un gran empresario y dirigía alguna de las empresas que formaban el Grupo Mikaelson que aglutinaba las empresas que habíamos ido consiguiendo y que nos había llevado a lo más alto en el mercado empresarial.

Cuando la decisión de mudarme a Nueva York estuvo tomada, insistimos a mi abuelo a que se mudara con nosotros, pero él se negó alegando que Londres era su país y que allí se moriría, mi abuelo había sido el fundador del Grupo Mikaelson, y por eso era el presidente, aunque era mi padre y yo quienes manejábamos todo. Mi abuelo Mikael Mikaelson, no estaba muy de acuerdo con la vida que yo llevaba y siempre me lo recordaba cuando hablábamos, él decía que tenía que enamorarme, que tenía que creer en el amor, y ahí sería cuando disfrutaría realmente de la vida. Yo no es que no creyera en el amor, lo había visto en mis padres y en mis abuelos, pero todavía no había llegado a ese punto, y tampoco estaba muy seguro de querer encontrarlo, las mujeres que me rodeaban lo que buscaban era la ambición y el dinero, y no iba a dejar embaucarme por alguien así.

Sacudí mi cabeza para sacar todo esos pensamientos, hoy era domingo y había dormido hasta media mañana, ya que anoche me acosté tarde, había acudido al baile benéfico con mis padres, había sido la primera vez que no había invitado a ninguna chica para que me acompañase, pero sabía que ella estaría allí y no sé por qué razón no quería que me viera con nadie, es que desde hacía más o menos un mes ella se colaba en mis pensamientos, Caroline Forbes.

Caroline era la persona más intrigante que había conocido en mi vida, a pesar de tener una posición acomodada se veía a simple vista que era una persona sencilla, siempre iba elegantemente vestida pero no llevaba excesivas joyas como muchas chicas de su edad, pero no las necesitaba, ella destacaba por su belleza, sus ojos verdes eran muy expresivos y su cuerpo era espectacular, además tampoco acudía a muchas fiestas y casi nunca hablaban de ella en la prensa, tampoco era como las chicas que había conocido, ella no había caído rendida a mis pies, eso en un principio me molestó y a la vez me intrigó. Cuando tropezó conmigo en Central Park, algo sacudió mi cuerpo y una fuerza hizo que quisiera conocerla, por eso cada vez que salía a correr la buscaba, aunque ella no me daba mucha conversación e intentaba evitarme, me encantaba hacerla rabiar, se había convertido en unos de mis pasatiempos preferidos.

Entonces una imagen de cómo iba vestida anoche cruzó mi mente, en cuanto la vi me quedé boquiabierto estaba guapísima, no resistí y la inventé a bailar, una vez que estuvo en mis brazos no quería que ella los dejara, ese pensamiento me asustó, yo no quería que mi vida cambiara pero a la vez no podía alejarme de ella, algo me atraía y también levantaba un fuerte instinto protector.

El sonido del teléfono resonó por todo el apartamento, me levanté fui hasta el salón donde se encontraba mi móvil, vi que era mi padre el que estaba llamando eso hizo que frunciera el ceño.

Pactó Perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora