Miraba al mayor, quien se encontraba revisando unos libros sobre artes oscuras ambos con expresión molesta, el menor por la situación de Tom y el mayor por orgullo, a pesar de saber que el peli negro tenía razón, golpes se escucharon provenientes del otro lado de la puerta.
- ¡Adelante! - hablo el mayor ignorando la mirada molesta de Ayham
- Mi señor - se inclino al entrar el maestro de pociones - Traigo sus pociones - se acerco para entregar los frascos
- Puedes retirarte Severus - dejo un momento su libro para revisar los pequeños frascos entregados una vez dado su visto bueno, asintió con la cabeza, Snape volvió a inclinarse para después darse la vuelta y disponerse a salir, antes de llegar a la puerta dirigió su mirada al joven frente al Lord oscuro y por alguna razón un escalofrío recorrió su cuerpo, el menor al darse cuenta sonrió ampliamente guiñando su ojo haciendo tensar al maestro de pociones quien con paso apresurado salió de la habitación
- No asustes a mis mortífagos - dijo Voldemort para después tomar las pociones
- Lo siento, pero no... Es divertido - contestó alzando los hombros para volver a caer en un tenso silencio - Debes deshacerte de tus horrocruxces, si lo haces dejaras de depender de las pociones - dijo después de unos minutos viendo con preocupación al mayor
- ¡Ya te he dicho que no lo haré! - contesto con terquedad
- Pero te hacen daño - coloco su mano en su cadera, recargando todo su peso en uno de sus pies, mirando con molestia al mayor
- ¡Ayham deja el tema! - alzó la voz, se empezaba a cansar el menor llevaba toda la mañana repitiendo lo mismo
- ¡Bien! - se cruzo de brazos - ¡Si tu no haces nada lo haré yo! - se dio la vuelta para salir
- ¡¿A dónde vas?! - se levanto bruscamente de su asiento
- ¡Tengo cosas que hacer ya que no me escuchas! - siguió su andar enojado
- ¡Ayham! - llamó pero el peli negro solo siguió hasta la puerta de la habitación sin girarse.
Se hallaban en el comedor, reunidos, la tensión era tanta que se podía cortar con un cuchillo, nadie podía creer lo que leían en El Profeta de esa mañana.
- N-no - tartamudeaba un hombre de cabellos negros hasta los hombros y ojos oscuros - E-es imposible - las lágrimas se acumulaban en los ojos del hombre
- Mi cachorro... - murmuró con estupor un hombre de cabello castaño y ojos miel de aspecto cansado, pronto se escucho el sonido de una chimenea encendida y de ella salió Dumbledore apresurado,
- Molly, Arthur, Remus, Sirius - llamó ganándose la atención de los mayores - Hay reunión de emergencia - se acerco a los nombrados quienes de inmediato comenzaron a preparar todo, corrieron a los menores Weasley y Hermione, al cabo de unos minutos los menores ya se encontraban en una de las habitaciones de la segunda planta, más gente llegó, solo Sirius y Remus no se habían movido de su lugar
- ¡Albus! ¡¿Qué significa esto?! - la mujer señaló el diario sobre la mesa - ¡Pensé que habías dicho que estaría a salvo con los muggles! - se encontraba al borde del colapso, el pequeño Potter había sido como un hijo para ella, su grito había sacado de su shock al hombre lobo y al Black, quienes giraron sus cabezas para ver lo que ocurría a su alrededor
- Hay algo que no tome en cuenta Minerva - confesó con voz baja cargada de "culpabilidad"
- ¡Algo que no tomó en cuenta! - gritó Sirius con lágrimas en los ojos - ¡Mi ahijado esta muerto!.. ¡Solo por algo que no tomo en cuenta! - estaba a punto de lanzarse encima del hombre de no ser por la mano en su hombro
- ¡Explique! - exigió Remus, con sus ojos de un color dorado, demostrando lo mucho que luchaba por controlarse
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Herencia
FanfictionEn las vacaciones antes de su cuarto año Harry recibe un paquete junto a una carta, de alguien verdaderamente inesperado... Desconcertado y adolorido por la mas reciente golpiza se dirigio a la ventana para abrirla y dejar entrar a la pequeña lechuz...