Cazando Tesoros

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Suspiro daba gracias a que la magia de Tom lo hubiera reconocido o de lo contrario la maldición en el anillo Gaunt le habría afectado, con paso seguro se dirigía al gran edificio blanco, al llegar frente a los duendes estos le hicieron una pequeña reverencia y sin preguntar lo dirigieron a las puertas ya conocidas por el

- Señor Melek ¿Qué lo trae por aquí? - saludo el duende

- Lu-khran necesito algo de una bóveda pero no es la mía - contestó sabía lo protectores que eran los duendes de las bóvedas

- Eso no lo puedo permitir ya que no le pertenece - hablo con seriedad

- ¡Oh! no le pertenece a mi pareja, pero esta guardado en la bóveda de Bellatrix Lestrange - explicó esperando que con eso el duende dejara que tome la copa en la bóveda de la loca mujer

- Comprendo pero si le dejase tomar dicho objeto la reputación de Gringotts estaría en riesgo - se hizo hacia atrás recargandose en el respaldo de su asiento

- ¡Por favor Luky! prometo que nadie se enterará - puso una mirada de suplica en su rostro, dándole un aspecto completamente vulnerable que causó el duende se removiera incómodo en su asiento

- Sabe que no puedo - los instintos por proteger al Angellius frente a él estaban ganando, quería darle lo que pedía pero su deber no se lo permitía

-Luky es importante por favor - lágrimas bajaron por su rostro, y la culpa se reflejó en la cara del duende, de inmediato supo que había ganado, el duende le daría la copa

- Esta bien - suspiro sabía que esas lágrimas no eran reales pero no pudo contra sus instintos

- Es una copa perteneció a Helga Hufflepuff - dijo al duende

- Espere aquí - se levantó de su asiento para salir y volver minutos después con una copa en la mano - Aquí tiene - la entrego al joven quien en cuanto la tuvo en sus manos dio tal sonrisa que hasta el duende quiso sonreír

- Gracias Luky prometo que no lo sabrá nadie, excepto Tom y me encargaré que no diga nada - sonriente salió de la oficina del duende y más tarde del banco, pero antes de salir encogió la copa y la guardo en su chaqueta si le gustaba vestir con ropa muggle era más cómoda que la ropa de mago, caminaba con paso seguro por las calles del callejon Diagon hasta que minutos más tarde se encontró con alguien no muy agradable, frente a él estaba Dumbledore, la familia Weasley, Remus, Hermione y otras personas que no conocía

- Ayham muchacho - hablo Dumbledore con mirada triste

- Dumbledore - escupió el nombre con odio

- ¿Cómo está Tom? - preguntó con fingida preocupación

- Cada vez más fuerte - respondió con veneno en la voz sabía que para cualquiera que pasara pensaría que se trataba de alguien enfermo o similar, sola la cabra senil entendería el verdadero mensaje

- ¡Oh! muchacho eso es bueno, pero lamento mucho que ambos estén en el mal camino y lado equivocado - negó con la cabeza haciendo entender de inmediato a los adultos junto a la cabra quien era el joven frente a ellos

- ¡Nosotros no estamos en el mal camino ni lado equivocado Dumbledore! - miro directamente a todos los que acompañaban al viejo - ¡Son otros!.. Sabes en estos momentos no tengo tiempo para hablar hay muchas cosas divertidas que hacer - sonrío al ver el estremecimiento de los demás

- ¿Quién eres? - cuestionó con hostilidad el pelirrojo menor

- ¡Si quieres saber el nombre de una persona debes presentarte primero! - reprendió haciendo que el rostro del chico se volviera rojo de ira y vergüenza - Pero se quien eres así que no importa realmente, debes de ser Ron Weasley ¿Cierto? - sonrío a pesar de que tanto Ron como Hermione le habían dado la espalda por culpa de unos rumores durante el torneo de lo tres magos, no les tenía rencor realmente después de tantos años había comprendido que eso eran sólo tonterías pero aún seguía molesto con ellos

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