Se despertó con el cuerpo a dolorido, confundido de golpe los recuerdos se llegaron, recordaba como cada pieza de su alma había regresado a su cuerpo, el dolor era igual que cuando las separo inicialmente, lo último que vio fue como un extraño humo de color negro salía del cuerpo de su ángel '¡Ayham! ¡Demonios!' pensaba mientras se paraba lo más rápido posible, al levantarse se sintió mareado pero no le dio importancia, camino hasta el menor
- ¡Ayham! - llamó preocupado, pero este no contestó, se agacho y tomó el rostro del menor, aún quedaban restos de lágrimas, al examinar sus muñecas estas estaban completamente sanas, pero el pelinegro se veía extremadamente pálido con mucho cuidado pasó su brazo derecho por debajo de sus piernas y el izquierdo por detrás de su espalda cargándolo, con paso presuroso recorrió los pasillos de la mansión hasta llegar a su habitación, coloco al menor en la cama y después el mismo se acostó al lado cayendo en un profundo sueño
Estaba cansado y con dolor de cabeza desde en la mañana en que ese estúpido artículo de El Profeta salió las cartas no paraban de llegar, algunas tenían maldiciones dentro, otras eran aulladores incluso hubo gritos peores que los de la señora Weasley, y para empeorar más su situación desde hace unos días parecía que magia del castillo lo atacaba, cambia los pasillos por donde pasaba, se cerraban las puertas y no las podía abrir después, incluso en una ocasión entró por la puerta de su oficina pero en lugar de ver la oficina vio la muy cercana parte de afuera de la torre de astronomía, de haber dado un paso más habría caído a una muerte segura casi parecía que el castillo lo rechazaba, además debía de encontrar un a manera de controlar al lobo y a Black pues estaba seguro si ambos leyeron El Profeta estarían en su contra y no le convenía
Dormía pacíficamente cuando sintió algo molesto sobre su rostro, con irritación abrió sus ojos solo para darse cuenta que ese algo molesto eran los rayos del sol estaba amaneciendo 'Estúpido Sol' pensó mientras se giraba solo para darse cuenta que un extraño peso en su brazo no se lo permitía mover, al voltear se dio cuenta que ese peso era la cabeza de Ayham en su brazo con cuidado de no despertar al menor lo fue girando lentamente al tenerlo de frente se dio cuenta de algo que lo preocupó, su niño se veía mucho más pálido que cuando se despertó la primera vez, lentamente saco su brazo para después de un salto levantarse corrió a su chimenea, la cual se encontraba ahí mismo en la habitación
- ¡Severus Snape Hogwarts! - gritó mientras las llamas verdes se prendían en la chimenea, segundos mas tarde apareció la cabeza del hombre entre las llamas, obviamente confundido
- Mi señor - hablo el hombre buscando con la mirada
- Si Severus soy yo... ¡Ahora necesito que vengas aquí! - ordenó molestó, segundos después Snape entro a la habitación por la chimenea
- Mi ¿señor? - el maestro de pociones se encontraba completamente aturdido el joven frente a el nunca en su vida lo había visto antes pero tenia la sensación de conocerlo, el sentimiento de tener a ese joven cerca era el mismo que cuando estaba con su señor ¿Acaso de verdad ese joven era su señor? Parecía que si
- ¡Revisa a Ayham algo le ocurre! - demandó señalando al menor a lo que Severus se inclinó, para el esa era la confirmación necesaria para saber que de verdad ese joven era su señor, al estar cerca del pelinegro empezó a hacer hechizos de diagnóstico frunciendo el ceño, se dirigió a la chimenea - ¡Severus! - siseo - ¿A donde crees que vas? - interrogó enojado
- ¡Tiene peligrosamente bajos sus niveles de sangre! - con eso fue a la chimenea llendose y regresando con un maletín de donde sacó un pequeño frasco con un líquido color rojo para dárselo a Ayham, volvió hizo de nuevo el hechizo diagnóstico para volviendo a dar otro frasco rojo repitió lo mismo otras tres veces
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Herencia
FanfictionEn las vacaciones antes de su cuarto año Harry recibe un paquete junto a una carta, de alguien verdaderamente inesperado... Desconcertado y adolorido por la mas reciente golpiza se dirigio a la ventana para abrirla y dejar entrar a la pequeña lechuz...