Allá en el hospital, un señor asea alrededor de donde es la cama que Milly ocupó cuando era cuidada. Aparte, una enfermera limpia y tiende la cama que ya no será usada ni un día más por la niña.
Samara viene llegando y trae a Canela escondida en una gran bolsa de mano. Canelita saca la cabeza y busca a Milly por todas partes, en silencio. Ya no ha ladrado desde aquella tarde lluviosa.
Samara camina buscando y preguntando: «¿Adónde está su hija?». Busca y la busca. Nadie le dice nada. Entonces una enfermera joven ve a Samara llevando a la pequeña perrita escondida y rápido se acerca y le llama la atención, sin agraviar.
El nombre de la encantadora pasante es Stephany porque así tiene grabado en la bata. Y sí, es muy dulce. La madre de Milly le puede explicar con tranquilidad. Así que Stephany accede cordial llevándola a ver a su hija.
Luego de unos momentos, la pasante Stephany, es quien carga a Canela mientras Milly, con un enorme yeso en la pierna derecha, vendas en su cabecita y con muletas, se reencuentra con ella después de un largo tiempo. Al fin.
Samara viene junto a su hija, apoyándola y cuidándola.
Stephany avanza y le acerca a Canela a la niña quien inmediatamente empezó a menear la colita dándole a entender su gran emoción por verla «casi» como nueva.
Samara y la muchacha están conmovidas. La gente que pasa indiscreta por ahí, curiosa, se pone emotiva. Ambas amigas se han vuelto a ver. Ya al presente: tomarán más precauciones.
Días después, el día está ligeramente despejado como muestra y favor para todos.
Samara y Milly, hoy finalmente cumplirán el sueño de Canela. Por eso es un día especial. Inclusive la enfermera Stephany vino. Ella se enamoró de la tierna imagen que vivió entre las dos mejores amigas debido a un sentimiento aislado.
El parque se ubica cruzando la Avenida D' Montaner. La muy transitada como de los tiempos pasados. Tendrán que aguardar hasta el mejor momento para cruzar, ya que no existe puente peatonal, ni crucero o semáforo alguno.
Esperan por mucho tiempo paradas viendo pasar autos tras auto. Y entre ellos, llama su atención en especial un vehículo amarillento; amarillo curioso casi en toda su totalidad a excepción de negro sólo en los costados traseros. El auto tiene una gran toma de aire y es un '1971 Plymouth HEMI 'Cuda, reconoce Samara al leer el nombre y modelo junto al espejo retrovisor cerca de ambas llantas delanteras.
Viajaba a cierta baja velocidad frente a ellas. Al parecer se dio cuenta que las mujeres y niña no podían cruzar. Por lo que quiso bajarse del auto tras frenar y derrapar, dejándolo (al auto) detenido a mitad de la calle bloqueando el paso de ambos carriles, bajando del lado izquierdo siendo el perfil que dejó para no dar la vuelta.
Camina hacia ellas lentamente.
Samara y Milly se asustan. Pero el hombre se acerca directo a donde está la mascota. (Esta lleva collar y correa).
Él se acercó y agachó para ver a la perrita y tener la oportunidad de cargarla, y a la vez, apoyar a la niña y mujeres a cruzar la calle.
«¿Haría su buena obra del día?»
Una vez llegado al otro lado, el hombre sin decir nada más únicamente expresar una sonrisa curiosa de un hombre que a la vista parece amargado y solitario, es suficiente, además de lo que hizo, para que se despida sin decir adiós.
Se escucha cuando enciende el motor de su auto, y la madre e hija observan en un instante que cerrara la puerta del auto amarillo, qué hay un enorme y joven perro Pitbull dentro, esperándolo. Y reconocen de inmediato a ese perro. Era uno de los muchos hijos que Pirata perdió hace años en un atraco. Y se alegran que por lo menos uno esté a salvo y en buenas manos.
—Adiós, Grey —replicó Milly.
Y una vez subiendo instantáneamente, al despedirse de ellas cuatro (porque al parecer conoce también a la enfermera Stephany), él acelera y se pierde tras una enorme nube de humo entre grito y quejas de la gente impertinente que esperaba a que se moviera. Recordando Samara al momento, que ese era el mismo hombre del Taxi. ¡Él mismo que se detuvo bajo la lluvia hace años a ayudar a una criatura indefensa! Dándose cuenta Samara de que en realidad sí es una de las pocas personas que todavía «siguen aquí» en la Tierra.
Alguien bueno. ¿Un ángel, quizás?
Sí. Ya que él contribuyó noblemente con los gastos del hospital.
ESTÁS LEYENDO
Mari y el muro entre nosotros
Short StoryRelato. Reflexión / Niños y jóvenes. SINOPSIS Esta es la historia de una pequeña cachorra chihuahua de nombre Canela. Ella es de un suave pelaje del color que le da su nombre, y tiene ojos de colores verdosos muy llamativos. Su dueña es una...