Capítulo 1

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LÍMITES DE PUEBLA

           
    Hay un individuo indiscreto, un hombre algo joven de barba dimitida, el cual, ha detenido su forzudo automóvil al pie de carretera en una de las pendientes sobre la Autopista México-Tuxpan a principios de los vastos e increíbles paisajes nebulosos de Puebla, viniendo de Veracruz, que en ese preciso momento se hallan bajo un fuerte aguacero. Pero él viste informal; lo caracteriza una chaqueta color vino de sólo una talla más grande a su medida. Y aún así se introduce lento en la vía sin temor a ser arrollado por uno de los muchos, turbados, salvajes de autopista los cuales suenan el claxon exigiéndole que salga de ahí.
     La brisa es brusca, parece que llovería eternamente.
     Va algo despacio, cualquier situación no le interesa en lo absoluto pues él ha llegado a mitad de esta adonde se dividen los amplios carriles y se agacha para cargar «cierto objetivo» o «cosa», un poco grande pero tampoco pesado, cuyo trae consigo de vuelta y hasta adentro de su auto amarillento acomodándolo precisamente en el asiento para acompañante; es posible el notar una gran toma de aire en el capó del vehículo mediante el parabrisas desde el interior. Luego finalmente sube y jala la puerta que nunca cerró con peligro de ser pasada a traer por los autos, ya que ni siquiera orilló bien al suyo.
     Algunos coches patinan cuando descienden la pendiente, por su suerte el color es preventivo desde cierta distancia. Y sin perplejidad, en todo instante, él estuvo absolutamente seguro de lo que acababa de hacer.
     Este será siempre su segundo momento más importante en la vida.
     Enciende entonces su coche. Quita el freno de mano y el auto se desliza hacia adelante dejando de estorbar el paso a los impacientes viajeros, deteniéndose a la vez, estos pitidos redundantes. Y de ese modo, ahora puede tomar dirección hacia su nuevo, próximo, fantástico e inesperado encuentro.
     Continuará lloviendo; la turba se concentra en las altas montañas abasteciendo a los lagos y los ríos protectores de aquellos bosques misteriosos templados y atentos. La mayor parte de la gente se aísla cuando esto pasa, mientras tanto, otras sólo siguen sus vidas sencillas dando libertad al futuro.
     Poco tiempo después, otra historia afín, estaría a punto de ocurrir.

Mari y el muro entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora