Capítulo 4

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Abril 23

     Canela está a pie de la ventana Es poesía explícita.
     Día a día ella salta incansable impulsada con gran alegría.
     Y brincando y saltado, desea con anhelo el escape imposible que no llegará.
     El sol ya comienza descender. Es martes y Milly no tarda en regresar acompañada de Samara.
     Canela continúa dando brincos.
     Levemente se escucha que una mujer mayor, como de la tercera edad y desde el piso de arriba, dar fuertes zapatazos exigiéndole que se calle.
      —¡Cállate condenado animal!
     Ella le grita.
     Y aún así, Canela perpetua instando; ladrándole a Snoopy, el perro Chihuahua, rubio, del parque. Esperando vaya a visitarla en algún momento. Aunque él siempre está en el mismo lugar en compañía de sus dueñas; un par de mujeres jóvenes de más o menos veintiún años de edad. Y se ven con claridad. Es verdad. Según alcanza a ver Canela: ambas chicas son rubias, delgadas y de muy buena figura. Una es más alta que la otra y son realmente elegantes, (argumentaría si hablar pudiera).
     Ellas permanecen tomadas de la mano sentadas mientras se abrazan tiernamente. Muy alegres, ellas disfrutan del día. Y Snoopy se encuentra echado en medio frente las dos.
     Transcurre un buen rato.
     Mientras tanto, al departamento, madre e hija han regresado.
     —¡Hola! —Milly rápidamente entra por esa puerta y saluda a su cachorrita—. ¿Cómo estás, mi princesa? ¿Me extrañaste?
     La niña habla y dice, Canela muy chiflada nomas mueve la cola meneándola velozmente de lado a lado. Entonces la madre, excesivamente cansada, deja el surtido de comida en la mesa junto a «la ventana de Canela» y rápido cierra todas las cortinas por alguna extraña razón viéndose realmente inquietada. Más preocupada.
     Inocentemente, Milly sigue abrazando a su perrita, pero de momento sí llega a notar la expresión de su madre. Al pos, se pone a pensar.

Mari y el muro entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora