Capítulo 25

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-¡Estúpida vida!-. Pensé para mi mismo. -Joder.- Patee un arbusto que estaba cerca de ahí. Estaba arto de la estúpido casa. Malditos modales de mierda. Jodidos prejuicios. ¿Cómo es que el ser humanó ha llegado a esto?

Me puse puse en posición fetal, tratando de controlarme un poco pero no podía. Cerré los ojos, apretando los puños para olvidar esa maldita injusticia que habían hecho.

Unos brazos me rodearon y un beso me depósito en la mejilla, seguido de un tranquilo Lou, estoy aqui contigo.
Estaba conmigo, me hizo sentir que no estaba solo, y así era. Cuando Harry y yo estábamos juntos no había nada que nos importara, nada que no pudiera ser. Nada que perder; porque estando con el amor de tu vida no habría sufrir.

Estuvimos abrazados por un rato, Harry me ayudó a reconfortarme, encontrar un refugio en el. -Lo siento mucho.- Harry habló, agachó la mirada y siguió.- Todo a sido mi culpa, si yo supiera defenderme nada de esto hubiera pasado.-

-Nada de eso Harry.- Le interrumpí.- Eres muy importante para mi, que haría todo lo posible por mantenerte a salvo y protegido.- Me volteó a ver a los ojos, intercambiando sonrisas. Tomó mi mano, haciendo que chocaran nuestras cinturas.

-Gracias.- Dijo por última vez, antes de juntar nuestros labios en un tierno beso. -Te quiero Louis.-

-Te quiero Harry.- Y lo abrace con todo mi amor, con todas mis fuerzas; pero a la vez siendo muy cuidadoso. No lo quería dejar ir nunca.

Regresamos a la entrada de la galería. Y todos nos estaban esperando. Simon hablaba con un guardia de seguridad. -Louis, ¿Puedes venir un momento.- Musitó Simon, haciendo una señal que fuera. Harry me tomó de la mano con fuerza, soltándome poco a poco.

-Louis, todo esto ha sido un mal entendido.- Fruncí el ceño, algo extraño estaba pasando; hace unos momentos estaba retándome, ahora me pedía disculpas. -El señor de seguridad ha visto todo desde el cuarto de seguridad.- El gran hombre musculoso asintió.

Bendito guardia de seguridad.

-¿Y bien?.- Respondí amargamente, después del bardo que habían hecho. Me había molestado.

Hubo un momento de silencio, a Simon le costaba disculparse. -Lo siento Louis.- Y una sonrisa se me formó en la boca. Yo solo asentí y volví con Harry.

Unos minutos después ya nos encontrábamos en la camioneta, en un silencio incómodo. Yo jugaba con los rizos de Harry, mientras el observaba la ventana, los autos pasaban, las personas caminaban. Nada fuera de lo normal.

-¿Por qué tan callado Harry?.- Pregunté deteniendo me de lo que estaba hacinando.

-Nada Lou.- Me sonrió -Es sólo que estoy algo cansado.-

-Puedes dormir en mi hombro.- Le guiñe un ojo y este sólo rió.

Llegamos a la casa, eran cerca de las once y media, todos se fueron a sus habitaciones dejándonos solos a Liam, Harry y yo. Harry tomó una manzana y una botella del refrigerador. Estuvimos hablando de lo que había pasado en la galería, queríamos saber como era el chico que acosaba a Harry.

-¿Y cómo dices que era el chico?.- Pregunto Liam, bebiendo de si taza de té.

-Era más alto que yo; tenía ojos grises y pelo castaño, es lo único que pude notar de el.- Mordió a su manzana mientras lo observaba como un tarado enamorado, porque en parte lo era. Comía la manzana como un dios, pude notar como succionaba el jugo que desprendía la manzana. He escuchado por ahí, que lo que saben comer adecuadamente una, son excelentes besando. Y así era, si había unos labios más adictivos en este mundo, serían los de Harry mi amado.

Bienvenido a casa •| Larry Stylinson •|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora