7. El comienzo de la epidemia

682 118 69
                                    


Jordan asintió lentamente tratando de procesarlo todo, sus pantuflas habían pasado mágicamente de ser rojo vino a ser de un amarillo apagado, y lo peor era que no tenía idea cómo.

Chris se levantó para asegurarse de la que puerta estuviera cerrada y luego volvió a sentarse sin emitir el más mínimo sonido.

—Estoy esperando que me des una explicación. —espetó Jordan, dándole un toque de profundidad a sus palabras.

—Querida Jordan... no puedo explicar algo que todavía no entiendo, debo hablar con Angelo prime... —comenzó a explicar Chris pero se calló al darse cuenta de lo que había dicho.

— ¿Quién es Angelo? ¿Cómo hablaste con él? ¿Qué te dijo? —preguntó Jordan rápidamente y luego le miró con confusión—. Espera... ¿Él?

—Es una larga historia. —rio Chris con nerviosismo y se mordió levemente el labio inferior, captando la atención de Jordan, quien luego de mantenerse perdida en sus labios por unos segundos, volvió a mirarle con enojo.

—No me salgas con esa ahora, ¡mis pantuflas están amarillas! —recalcó con desesperación y se agachó para quitarse las pantuflas, comenzando un forcejeo innecesario ya que las pantuflas se habían adherido a sus pies, al igual que los zapatos de Chris.

—Fantástico, necesitaremos más bolsas. —pronunció Chris en un susurro, ganándose una mirada asesina por parte de Jordan.

—Si antes odiaba los zapatos, ahora muchísimo más. —se quejó la pelirroja mientras rodaba los ojos.

Chris formó una fina línea en los labios y le miró con confusión.

— ¿Qué fue lo que dijiste? —cuestionó una vez que Jordan dejó de forcejear con las pantuflas.

—Que si odiaba los zapatos, ahora mucho más, ¿acaso tú no piensas lo mismo? —respondió y una risa seca salió de su boca.

—No pensabas eso hace una hora... —formuló Chris en voz baja—. Bien, te explicaré lo que sé, aunque en realidad no sé mucho..., el caso es que lo haré rápido ya que debo irme a trabajar.

—Me vas a explicar hasta el más mínimo detalle. —le corrigió Jordan con una sonrisa falsa.

—Está bien... ¿Por dónde inicio? —se preguntó a sí misma, esperando una respuesta que no iba a conseguir.

— ¿Sigues hablando contigo misma? —preguntó Jordan con notable sorpresa, creía que Chris había dejado esa costumbre años atrás.

—Es lo que queda si no tienes a nadie más con quién hablar. —admitió con serenidad.

—Claro...—hizo una pausa para pensar—, este... Podrías comenzar explicando quién es ese tal Angelo. —refirió Jordan y se levantó de la cama rápidamente, la pelirroja bajó la mirada a sus pantuflas y una mueca apareció en su rostro.

Chris tiró la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, tratando así de recordar todo lo que Angelo le había dicho, y también para pensar en lo que podía contarle y lo que no a su amiga. Cualquiera podría deducir que todo era un plan por parte de Angelo, mas ella sentía que era culpa de la mala suerte que le perseguía.

Levantó la cabeza una vez que tenía los pensamientos organizados y miró a Jordan mientras buscaba algo entre el pequeño estuche de joyas de Chris, y a pesar de la poca luz que les acompañaba, pudo notar que ésta estaba sonriendo, pero no de forma sádica o artificial, sino que en su rostro deslumbraba una sonrisa verdadera, parecida a la que había esbozado Chris varias veces ese día luego de tener los zapatos puestos.

Resaltado © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora