Manuela

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Por suerte los estilistas del palacio me habían hecho mucha ropa, pijamas también por suerte, ya que no me hubiese gustado andar por los pasillos en unos de mis camisones, no porque me quiera ver linda pero ya están viejos, gastados y hasta tienen manchas (a veces no me los saco para comer). Agarro uno, es un short demasiado corto para mi gusto y una musculosa de tiritas que se me ajusta al cuerpo; me pongo mis pantuflas de patas de dinosaurio y salgo.

Ya van dos semanas en las que duermo sobre una cama enorme... en un palacio. De a poco me voy acostumbrando. Gracias a los peques y a los chicos me siento más cómoda aunque las miradas que me lanza la reina no me la ponen fácil. Con Nico las cosas van bien, no sé muy bien por qué lo destaco pero es que últimamente pasamos mucho más tiempo juntos.

Como no estoy cansada todavía, recorro el segundo piso. Hay un spa, una sala de entretenimiento, un cine, un gimnasio, vestidores de mujeres y varones, una enfermería, una biblioteca gigante (voy a pasar bastante tiempo allí) y la sala de música. En la planta baja se encuentra el gran salón de eventos (que ocupa casi todo el lugar ya que, en serio, es enorme), la sala de reuniones, un comedor del tamaño de todo el departamento en el cual solía vivir, la oficina de la reina y, como en todos los pisos, un gran baño.

Me pierdo ya que el lugar es muy grande y todavía no me sé el mapa de memoria, pero escucho voces asique me dirijo hacia allí, llegando a una cocina de en sueño. Hay mucha gente cocinando y hablando, a veces me olvido que los empleados son más de veinte veces la cantidad de personas que componen la familia real.

-¿Qué hace aquí princesa?- me dice uno de los cocineros haciendo que el resto se gire a verme (otra cosa que olvido es que ahora soy una princesa, pero no es mi culpa, yo no quería serlo) –Si quería algo le podría haber dicho a su ayudante que se lo alcance

-Solo estaba recorriendo el palacio, además nunca la molestaría con algo que puedo hacer yo- les digo tímida –si molesto me puedo ir...

-No, no, quédese señorita, no molesta, es solo que ya no estamos acostumbrados a que vengan miembros de la realeza a la cocina- dice una mujer que estaba limpiando una mesada

-Bueno... yo no soy legítima de la realeza asique... Además, me siento más cómoda con gente normal como yo que con reyes, príncipes y demás...

-¡Ja! Les gané señores, la nueva princesa no es una jovencita egocéntrica que solo se interesa en el dinero- exclama otra mujer mirando a algunos hombres

-Uy... no debieron de pensar eso sin conocerme- hago una mueca

Todos empezamos a reír. Esto sí se siente bien, la próxima vez que haya un banquete me voy a hacer la enferma y me vengo para acá, aunque seguro me arrastran hacia el salón.

Habrán pasado dos horas de comentarios, preguntas y risas cuando escucho que alguien más entra en la cocina. Me giro y me sorprendo al ver a Nicolás en la puerta.

-¿No tendrán...?- su pregunta se pierde en el aire al verme - ¿Qué haces acá Manu?

-Mmm... ¿Vos?

-Yo pregunté primero- dios como detesto cuando hacen eso...

-No tenía sueño asique recorrí todo el palacio pero luego me perdí y acabé acá. Tu turno.

-No me podía dormir porque me dolía la cabeza entonces vine a buscar algo para calmar el dolor. Creí que yo te iba a mostrar el lugar. -dice

-Si iba a esperar a que no estés durmiendo...

-¿Y vos cómo sabés que amo dormir? –pregunta entrecerrando los ojos

-No sé...- levanto los hombros y pongo cara de inocente –lo que pasa en la cocina se queda en la cocina

-Tome Nicolás- una de las chicas le da un vaso con agua y una pastilla a Nico que le agradece y enseguida se la toma

-Bueno, yo creo que ya me voy a dormir- digo mientras me bajo de la mesa en la que estaba sentada –nos vemos mañana gente

-Hasta mañana princesa- responden todos

Me giro a verlos- ¿Qué les dije hace un rato?

-Hasta mañana Manuela- se corrigen con una sonrisa

-Caminá príncipe...- le digo al chico mientras lo empujo por la espalda para salir al pasillo –No sabía que tenías confianza con los empleados

-Cuando era chico solía esconderme con ellos cuando jugaba a las escondidas con mi hermano, además venía muchas noches antes del viaje- me dice mientras caminamos a las habitaciones –Veo que agarraste confianza con ellos rápido- me mira

-No tardo en agarrar confianza con la gente y eso no va a cambiar aunque esté en la luna...

-No creo que haya muchas personas en la luna -dice

-Vos me entendiste... Además yo solía tener un trabajo muy parecido al suyo, ya que cuando no cantaba era moza en el restaurante.

Veo que se agarra la cabeza haciendo una mueca de dolor, luego casi se cae por lo que lo agarro por la cintura pasando su brazo por mi cuello.

-¿Estás bien?- pregunto preocupada

-Sí, sí... solo un poco mareado- dice tratando de mantenerse solo pero cuando casi cae otra vez lo vuelvo a agarrar –puedo solo

-Mejor cerrá la boca y dejame ayudarte si es que no querés llegar a tu cuarto arrastrándote y todo magullado- le digo

-Sí que sos testaruda...

-Vos eras el que me quería conocer mejor- digo mientras subimos las escaleras

-Ahora también sé que tenés un pésimo gusto a la hora de elegir pantuflas- ríe

-Y yo me di cuenta de que te seguís haciendo el gracioso hasta cuando estás volando de fiebre

-Y yo de que podés sacarle una sonrisa hasta a un enfermo- dice

Ambos reímos y llegamos a su habitación, entramos y lo dejo en su cama. Cuando estoy saliendo escucho que habla

-Buenas noches mi princesa- ¿dijo mi princesa? Creo que yo soy la que tiene fiebre ahora, pero si es así quiero permanecer de esta manera...

-Buenas noches mi príncipe- mejor seguirle el juego...

'Bien que no lo decís jugando...'

'¡Chito la boca usted!'

'...y que no querés que él lo esté haciendo...'

'¡Dije: CHITO LA BOCA!'

'... pero claro, tiene fiebre, por lo que no sabés si está hablando en serio'

'¡CERRÁ TU PUTA BOCA DE UNA VEZ!'

'¿Te acordás que soy tu conciencia? No tengo boca...'

'¡Sos insufrible!'

Salgo y me dirijo a mi cuarto y me acuesto. No me hace falta mucho tiempo para llegar al mundo de los sueños cuando una sonrisa se instala en mi mente, refleja tantos sentimientos que hasta le puede levantar el ánimo a un muerto...

'¿No te habrán drogado en la cocina?'

'No, porque si fuera así no la reconocería...'

Amor RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora