Asesinato en la Secundaria.

TESTIMONIO DE UN CURA DESESPERADO.

-Ah... sabía que este día llegaría... verá, joven Angelic; hace muchos años deseé formar una familia... nunca tenía planeado ser parte de una iglesia, mucho menos de la más grande de este municipio... sin embargo, nunca pude mantener un empleo estable, y siempre terminaba en las calles pidiendo unos míseros pesos que nadie se atrevía a darme por convicción de que los iba a gastar en drogas...
》Me vi perdido, sin escapatoria, había tocado fondo, no tenía nada. Sin embargo, hubo un día, un día conocí a una mujer, el ángel que había venido de los cielos, con una antorcha de humildad y esperanza...

Angelic puso los ojos en blanco, impaciente. Pero no había de otra, tenía que escuchar todo el testimonio del hombre para confirmar si la tal joven Jennifer era la asesina de su Secundaria.

-Nunca me había sentido de esa manera con nadie, -Prosiguió el hombre- y ella me salvó; gracias a ella, pude ser parte de una pequeña organización para personas que no habían tenido mucha suerte en la vida, y ese pequeño lugar, me ayudó a llevar una vida estable, me llevaron a varias iglesias para que me diesen cátedras, y así podría obtener empleo como sacerdote o asistente en algún templo de Dios...
》¡Si tan sólo la hubiera conocido, Angelic! Esa mujer reinició mi vida, hizo de mí un hombre mejor. Le declaré mi amor y ella aceptó... no conforme, quisimos tener un bebé, más soy estéril y no fue posible... más temprano que tarde, ella me confiesa que ya ha tenido una hija con otro hombre, pero que ese hombre no era merecedor del título de 'Padre' y me ofreció ser parte de su familia.
》Ella ganó la custodia de Jennifer y siguió estudiando en la universidad, y yo era el que se encargaba de cuidar la niña, pues tenía no más de 5 años. El caso fue que nunca le caí bien a Jennifer, siempre prefirió a su padre biológico y me hacía a un lado cada vez que podía. Sin embargo, hubo varios momentos... mejor dicho, muchos momentos en el que comenzó a interesarse por mi trabajo como sacerdote. Me decía que le explicara la biblia y le interpretara todo lo que decía en ella. ¡Imagínese la felicidad que invadió a mi cuerpo el poder ganarme el cariño de mi hija!
》No obstante, ella estaba tomando las palabras de la biblia de una manera extraña y poco usual, y yo siempre le había recalcado que era necesario pensar bien las cosas, yo mismo le había dicho que la Sagrada Palabra del Señor tenía unos argumentos llenos de odio que no deberían existir... en fin, que hace no mucho, la misma joven que la está esperando en la puerta, vino hacia mí a confesarse, me contó sus pecados, yo hice lo que siempre hacía y la dejé ir, feliz de que todavía existieran jóvenes tan devotas y preocupadas por la salvación en este 2010. ¿Sabe? Las cosas son muy diferentes, el mundo cambia a pasos agigantados...
》El caso es que, Jennifer me preguntó todo lo que sabía de la pobre joven... y yo... yo... -El hombre se llevó ambas manos al rostro y lo cubrió con vergüenza, comenzó a sollozar, la culpa se apoderaba de él-.

-Usted por recuperar su relación con su hija reveló las confesiones de Paola... -Finalizó Angelic, con un gesto de alivio- pero imagino que no hubo ningún cambio por parte de su hija... y supongo que usted no pidió explicaciones ni razones de porqué quería ella esa información sobre Paola. No quiero hacerlo sentir aún peor, pero me parece muy... irresponsable como padre.

Angelic no dijo más. Se levantó de la silla, acarició la cabeza del sacerdote y se fue caminando lentamente hacia el coordinador, Laura y Paola. La pobre víctima giró sobre sus talones y observó detenidamente el Cristo crucificado, sonrió e hizo una leve reverencia, y se persignó lentamente.

La alemana dio la señal de volver a la secundaria y en el camino se dirigió hacia el coordinador.

-Quiero que me facilite los archivos de Jennifer Karolina Londoño Montana. Sin peros, la rectora me ha dado total autoridad de pedir lo que necesite.

Y así fue. El coordinador le entregó todo lo que tenía de la ahora principal sospechosa.