Apocalipsis Zombie (personajes de anime y tu)

✨ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪɪ: ᴇʟ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏ ᴅᴇʟ ғɪɴ✨

Narrador omnisciente:

Después de aquella pequeña presentación con tus sobrinos los llevaste a jugar y les contabas de tus aventuras, evitando claramente aquellas escenas de sangre las cuales viviste, a tus sobrinos se les iluminaban los ojos cada vez que contabas cada anécdota de tu vida, después de varias horas y minutos, en los cuales te los pásate hablando con tus hermanas y madre sobre tus 4 años en la milicia, les contabas todo, pero también les evitabas la parte en la cual matabas o hacías confesar a tus enemigos torturándolos, esa era tu parte oscura, la cual nadie nunca se iba a enterar.

No tardo en anochecer con su plática, Dai y Haru ya se estaban quedando dormidos, por lo que Arale decidió que era mejor irse, así que se despidió y se fue junto con Yuna ya que le quedaba de paso su casa y tú al no tener donde quedarte a dormir, tuviste que quedarte en casa de tu madre también por el hecho de que la tenías que cuidar.

La llevaste a la cama, la arropaste, le diste su medicina y luego le diste un beso de buenas noches, le cerraste su puerta y luego bajaste hasta la sala, y acomodaste tu maleta en el sillón, limpiaste tus armas y cuando terminaste encendiste la tele y empezaste hacer ejercicio mientras veías el noticiero, cuando de la nada sale una grabación en vivo de una noticia que estaba pasando justamente ahora, paraste de hacer ejercicio y le prestaste atención a la televisión-

Reportera: ¡Estamos en el hospital psiquiátrico "Ramón de la fuente"! ¡En el cual está sucediendo un acontecimiento, inolvidable! ¡Las personas se están comiendo unas a otras!-Sale una explosión de fondo, eso hace que te alteres un poco más, te diriges a ver hacia la ventana y de un lugar cercano se ve humo, regresaste tu vista a la televisión- ¡Todo esto es un caos! ¡Le recomendamos no salir de sus casas!- de la nada aparece uno de eso "caníbales" detrás de ella mordiéndola, un grito desgarrador salió de su boca, esto era un caos, la transmisión se cortó, estabas en shock, pero saliste de el rápidamente, no tenías tiempo para eso, tenías que ir con tus hermanas para salvarlas de esos caníbales.

Preparaste tus armas, te pusiste un cinturón en el cual llevabas dos pistolas, a cada lado de tu cadera, en tu espalda llevabas un machete, junto con una escopeta y un rifle de asalto, en tu pierna derecha un cuchillo, el resto de armas las pusiste en tu maleta, tomaste lo más importante en estos casos, agua, medicinas, comida y algo de ropa, lo pusiste en la camioneta de tus padres, te apresuraste y colocaste también tu moto, le sacaste la gasolina al otro coche, lo pusiste en un envase y lo subiste, corriste al cuarto de tu madre, sabias que no iba a despertar, ya que ella tomaba pastillas para dormir, la cargaste y la subiste como copiloto.

Arrancaste el coche, por suerte aun no llegaban los caníbales a la casa de tus padres, ¿Pero y tus hermanas?, con ese pensamiento en mente, condujiste a toda velocidad a casa de la casa de Arale.

Cuando llegaste la casa estaba hecha un caos, bajaste del coche pusiste seguro a todas las puertas del coche y por obvias razones bajaste junto con las llaves del coche, no tenías tiempo para pedir permiso para entrar, así que derribaste la puerta con una patada.

La casa estaba hecha un caos, muebles tirados, cajones abiertos, una lámpara de mesa en el suelo, ventanas rotas y un pequeño rastro de sangre, te temías lo peor, tomaste las cosas necesarias rápidamente y las colocaste en la cajuela de la camioneta, subiste las escaleras con prisa y escuchaste unos sollozos viniendo del closet del cuarto de Arale.

Te acercaste a la puerta del closet encontrándote con Dai y Haru abrazados y llorando, ellos voltearon a verte con miedo, pero al ver que eras tú se tranquilizaron un poco, luego miraron atrás de ti con miedo, tu les seguiste la mirada y estaba la puerta del baño cerrada, pero con la luz encendida, sangre salía del baño, volviste a mirar a los niños y les pediste que guardaran silencio, a lo cual ambos obedecieron, te acercaste a la puerta del baño sigilosamente con uno de tus cuchillos, no querías llamar la atención de más caníbales, cuando estabas a punto de abrir la puerta se escuchaban gruñidos en su interior.