En esta historia por obvias razones trata de un apocalipsis zombie, en donde nuestra protagonista (T/n) conoce a algunos chicos y juntos sobreviven al apocalipsis, pero... De apoco los chicos se van enamorando de nuestra querida protagonista y la pr...
Pasaron las horas buscando las armas, pronto iba a ser de noche y no había rastro de ellas, nuevamente no encontrabas aquello que buscabas, decidiste buscar en el ático ya que todavía faltaban cajas por abrir, descartabas aquella caja fuerte en la cual anteriormente se encontraba tu escopeta, ya que ahí no se encontraban otras cosas más que... los anillos de casamiento de tus abuelos, algunas balas para la escopeta y una llave. No sabias para que servía así que no te habías molestado en prestarle la mínima atención. Pero ahora que lo recordabas te daba un poco de curiosidad aquella llave.
Volviendo al presente, un desesperado Naruto se encontraba a tu lado buscando aquellas armas que los ayudarían más adelante. Sin éxito alguno, anocheció, maldecías a tu abuelo por tener tantos secretos y que él no pudiese contarte todo sobre él.
Bajaron del ático y se encaminaron al cuarto de tu abuelo, miraste a Naruto con decepción-
(T/n): Lamento que no hayamos podido encontrar las armas, podría enseñarte a disparar
Naruto: No te preocupes, sé que lo encontraremos, pero en cualquier caso, estaría bien aprender a manejar un arma -Sonreiste ante la respuesta del rubio, te sentaste en la cama del lado derecho y Naruto se sentó del lado izquierdo, ambos se daban la espalda, se recostaron en la cama de tu abuelo y aun dándose la espalda se acostaron en la cama-
(T/n): Buenas noches rubio tonto
Naruto: Buenas noches gruñona -Soltaste una pequeña risa ante su respuesta, después de eso ambos se durmieron o eso era lo que pensabas, ya que tu no lograbas conciliar el sueño, cansada de estar escuchando los ronquidos de Naruto y de no poder conciliar el sueño, te paraste de la cama y comenzaste nuevamente con la búsqueda de aquellas armas japonesas que sabía utilizar el rubio.
Nuevamente habías subido al ático para poderte asegurar de que aquellas armas no es encontraban ahí; pasaron un par de horas, cuando al final del todo había una caja que tenía un montón de telarañas, te acercaste curiosa hacia esa caja, la miraste y la llevaste a donde diera la luz de la luna, encajaste tu cuchillo en la caja y retirando la cinta adhesiva, dándote cuenta de que ahí se encontraban dichas armas, diste un suspiro de alivio, estas habían sido más fáciles de encontrar que tu maldita escopeta.
Bajaste del ático y dejaste las armas aun lado del chico rubio, aun no tenías sueño y recordaste aquella llave en la caja fuerte. Bajaste al segundo piso y buscaste aquella trampilla para finalmente buscar esa llave que te llamaba tanto la atención. Moviste el sillón y quitaste el tapete, ahí se encontraba esa trampilla que te llevaba a ese lugar tan curioso y tan bien oculto.
Abriste la puerta de la trampilla, bajaste las escaleras con tu linterna que recientemente siempre la traías cargando contigo, encendiste la linterna y buscaste aquella caja fuerte.
Cuando la encontraste, abriste la puerta, ahí viste nuevamente los anillos de boda de tus abuelos, diste una sonrisa triste y ahora desviaste la mirada para evitar llorar, ahora viste hacia donde se encontraba la llave, la recogiste y te la llevaste contigo.
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