-Eso es bebé, ahora flexiona tu pierna izquierda.
Hye Ra me hizo caso, y luego sonrió. Se veía completamente adorable en aquel tutú rosa y con sus zapatillas de danza.
-¿Lo estoy haciendo bien, mami?
Le devolví la sonrisa.
-Excelente, eres una perfecta bailarina, cielo- mi hija soltó una risita y volvió a intentarlo, con decisión en sus ojos, recordándome a mí misma cuando intentaba nuevos movimientos.
Escuché un sonoro flash y me di media vuelta, poniéndome las manos sobre la cintura.
-¿Qué he dicho de fotografiarnos sin previo aviso, Jin Ho?- le dije mirándolo, y él se acercó abrazándome por las piernas.
-Eres muy hermosa, mami, por eso te fotografío. –Ese niño había heredado el encanto de su padre. No podía enfadarme con él.
Jin Ho tomó su pequeña cámara y fotografió a su hermana también. Ella le sacó la lengua mientras se ponía en puntas.
Mi preciosa hija de seis años se movía como un ángel siendo observada y admirada por su hermano Jin Ho, de ocho, que la adoraba desde que se había enterado de su existencia.
En el espejo, visualicé a aquel sexy tipo de cabello rubio acercándose por detrás.
Me di media vuelta cuando llegó a mi lado.
-De tal padre tal astilla- murmuró con una sonrisa observando a su hijo que no paraba de tomar fotografías. Envolvió mi cintura con su brazo. –Hmmm… hoy comienzan mis vacaciones. Lay se encargará de todo por dos semanas.
Sonreí y él besó mis labios con necesidad. Lo detuve antes de que subiera de tono.
-No quieres traumar a tus hijos, ¿verdad?
-Sólo les enseñaré lo que es el amor verdadero- dijo teatralmente y lo golpeé con el codo. Él sofocó una carcajada cerca de mi cuello.
-Tu hija será la bailarina más aclamada de Seúl- le dije con orgullo observándola bailar frente al espejo de nuestro estudio.
-Igual que su madre- comentó con una sonrisa y besó mi frente.
Aquellos últimos años habían sido los mejores de mi vida tras el contrato para una compañía de danza clásica que me había llevado a recorrer los mejores teatros de Corea del Sur. Me sentía orgullosa de lo que había logrado, pero sobretodo de la familia que había construido junto a Luhan.
Hye Ra, Jin Ho y él eran mi mundo, y me complementaban haciéndome sentir viva y diferente a lo que alguna vez había sido antes.
-Míralo, la adora- dijo Luhan observando a Jin mirar orgulloso a Hye.
-Es su hermano mayor, ella también está loca por él. Incluso se puso celosa cuando lo vio hablando con una niña en la escuela.
-Hijo de tigre- bromeó Luhan y arqueé una ceja.
-También hay niños detrás de Hye Ra, ¿sabías?- contraataqué.
-Eso no- me cortó Luhan en seco. –Ya lo sufro contigo diariamente, no tendrá novio hasta que cumpla los veinte.
Negué con la cabeza riendo.
Luhan había desarrollado su lado sobreprotector con el pasar del tiempo, y aunque yo ya me lo esperaba, a veces resultaba frustrante.
La tarde transcurrió con tranquilidad y por la noche, luego de una cena familiar con mis padres, mi primo y su novia, emprendimos el rumbo a nuestras vacaciones.
El auto iba cargado de cosas para la playa, y a pesar de que eran las once de la noche, los cuatro íbamos entonando canciones de Queen.
Lo sé. Nuestros hijos habían heredado el gusto musical de su padre.
Cuando el semáforo se puso en rojo, Luhan se detuvo.
-Sonrían- nos avisó a todos y Hye y Jin se acercaron a nuestros asientos. Luhan sostuvo la cámara entre sus manos y nos fotografío a los cuatro sonrientes.
Aquella era mi familia, y a pesar de todo lo que había sucedido, no dudaría ni un instante si tuviera que volver a vivirlo todo de nuevo, con la certeza de saber que terminaría justo como estaba en ese momento.
Dichosa de mis hijos, y completamente enamorada de Luhan como si se tratara de aquella primera vez en Anacks.
FIN.
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Aquí el final de finales... ¡Infinitas gracias por leer el fic, Muchas gracias por todo el apoyo y las veces que tuvieron que esperar para que actualizara, de verdad, sin ustedes esto no tendría sentido. Nuevamente ¡GRACIAS! Si, no me canso de decirlo. Espero que a mis próximos fics les den tanto amor como a este♥
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I Don't Careᴇ - EXO - [Luhan y Tu] - [TERMINADO]
RomanceLa morena de ojos grisáceos observó con cautela el lugar atestado de gente. El gran antro solo estaba iluminada por opacas luces rojas dándole un aspecto infernal. Su mirada pasó por el grupo de solteros que se encontraban en de las mesas principale...