capitulo 39

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Me lancé a llorar sobre la cama.

-Quizá deba pedir más sedantes.
Negué con la cabeza y limpié mis lágrimas rápidamente.

-Necesito ver a Luhan- le pedí a Sehun y a Eun Ji que me observaban con tristeza.

-_______________...

-Por favor.

Me facilitaron el trayecto a la habitación dónde se encontraba Luhan en una silla de ruedas. Antes de entrar sentí mi corazón palpitar desenfrenado.
Estaba intentando alejar el hecho de que podría quedar paralítica de por vida. Sólo verlo me haría sentir mejor, pero si incluso el estuviera peor que yo, definitivamente tendría más razones de suicidio.

No posé la mirada en él hasta que todos se fueron. Estaba dormido y tenía un millón de cables conectados a él. Vendas cubrían desde su frente hasta su nuca. Algunos moretones sobre su mejilla y rasguños. Parecía tranquilo.
Tomé su mano, entrelazando sus dedos como solíamos hacer siempre.

-¿Por qué no despiertas?- susurré sin dejar de mirar su dulce rostro lastimado. Comencé a llorar silenciosamente. –Me siento perdida sin ti.
Acaricié sus dedos y besé sus nudillos heridos. 
Por primera vez el pitido de aquella maquina no me parecía molesto. Aquello me aseguraba de que su corazón seguía latiendo, y él seguía estando conmigo.

-Lamento que hayamos peleado- dije en voz baja. Reflexioné un poco. –Cuando entraste a mi vida supe que eras el jodido desequilibrio de todo- comencé sin soltar su mano. Su respiración era acompasada. –Aún así, estaba demasiado loca por ti como para alejarme. Aún lo estoy- añadí y solté una risita seca. –He cometido muchos errores Luhan, pero debes despertar para seguir reprochándome todas las estupideces que haga, porque amo cuando lo haces… -sonreí- pese a que me enfade que me digas lo loca que estoy, te amo. Y necesito que despiertes y me respondas un ‘yo también’ con esa voz dulce que tienes. 

El silencio inundó la sala, sólo el sonido de su respiración y la bendita maquina indicando que su corazón seguía conmigo.
-Te amo- sollocé y apoyé la cabeza al lado de su torso sobre la cama. 

«Dios, llévate todo de mí, pero has que se despierte, y que esté bien» rogué en voz baja entre lágrimas. «Necesito que esté sano. Puedes tomar cualquier mierda en la médula espinal que me haga caminar si Luhan despierta y vuelve a ser el mismo de antes»
El sonido de la puerta me alertó que alguien había entrado.

Levanté la cabeza esperando a encontrarme con algún doctor que me corriera de allí, pero la imagen me dejó helada.
Min Ju me observaba con ira desde el marco de la puerta.

-¿Qué diablos haces aquí?- gruñó entredientes y la fulminé con la mirada.

-Esa pregunta debería hacerla yo- dije fríamente y acaricié la mano de Luhan.
La observé atónita cuando se acercó a mí y tomó mi silla de ruedas alejándome de él.

-¡¿Qué haces?!- exclamé intentando no gritar. 
Ella soltó un mar de insultos hasta que estuvimos en el pasillo, a la vista de todos.

-¡No quiero que vuelvas a acercarte a mi prometido!

-¡Él es mi novio! ¡Ustedes iban a separarse!- le grité enfadada y me maldije un millón de veces por no poder caminar hasta ella y hacerla trizas.

-Exacto. Tú lo has dicho. «Íbamos»- dijo sonriéndome con suficiencia. Mi corazón dio un vuelco esperando a que ella continuara. –Nunca hemos cancelado completamente todo, y como sus padres están muertos yo soy legalmente la responsable de él, y con todo el derecho del mundo puedo alejarte de él. 
Reprimí el llanto. No pensaba ser débil ante ella.

-¿Y qué harás cuando despierte y exija verme?- le pregunté intentando mantener el control.

-Oh cariño, ¿tan ingenua eres?- preguntó con una sonrisa apenada. –Es probable que la contusión deje amnesia traumática. Él ni siquiera te recordará.


El aire se fue de mis pulmones ante la posibilidad.
Mi atención se centró rápidamente en los médicos que entraron apurados a la habitación en la que estaba Luhan. 
Becca siguió mi mirada con sus ojos café, y luego entró de un golpe al cuarto.

Me quedé allí. Sintiéndome aterrada, dolida y patética.
Aterrada por lo que estaría sucediendo allí dentro con el amor de mi vida, dolida porque sabía que era posible que las palabras de Min Ju sobre su amnesia fueran ciertas y patética porque estaba en estado de dependencia con cualquier ser humano que me ayudara a arrastrar esa jodida silla de ruedas.
Me mantuve en silencio allí fuera.
Lay llegó a mi lado y se arrodilló junto a mí.

-¿Qué sucede, ___________? ¿Por qué lloras?
Le relaté entre sollozos lo que había ocurrido hace momentos y lo de mis piernas.

Él me abrazó.

-Tranquila, todo estará bien. No llores- dijo en voz baja acunando mi cabeza en su hombro. 
Solté lágrimas sin dejar de mirar la puerta de la habitación de Luhan.
Una hora pasó, y médicos entraban y salían.

Finalmente, Lay logró detener a uno que se dirigía de cabeza a su oficina.
Lo vi hablar con el tipo, pero no logré escuchar nada.
Luego de unos minutos, una sonrisa se dibujó en su rostro y se acercó a mí. Lo miré confundida.

-Ha despertado.


El aire abandonó mis pulmones pero extrañamente volví a sentirme viva. Aquello era un milagro.

Abracé a Yixing como pude soltando toda la tensión acumulada en nuevas lágrimas. 
Necesitaba verlo, pero sabía que estando Min Ju allí, no me sería posible. De todos modos hice el intento.

Cuando estaba a punto de cruzar esa maldita puerta, una enfermera me detuvo. La fulminé con la mirada mientras dirigía mi silla de ruedas de nuevo a mi habitación.



(…)



-No puedo creer que no nos deje entrar- exclamó Yixing frustrado y le hice una seña para que bajara la voz. –No te ofendas, __________. Tú eres la novia de Luhan y era obvio que esa loca de mierda no iba a permitirte pasar. ¡Pero yo soy su mejor amigo!

Asentí algo dolida. Eun Ji me miró con una sonrisita.

-¿Qué tienes en mente?- pregunté de inmediato.

-Min Ju no se quedará toda la noche- dijo mi rubia amiga en voz confidente y todos se pusieron a mí alrededor para escuchar el plan. –Y si lo hace, alguna enfermera la hará salir para hacer los chequeos de rutina. Ahí es cuando te infiltras en su cuarto y te lo fo…
La interrumpí horrorizada.

-Eun Ji.

-Bien, ahí distraeremos a la enfermera, ¿qué dices?

-¿Y si nos atrapan?- dudó Sehun poco convencido.

-Al menos alcanzaremos a decirle a Luhan que le diga a algún médico que quiere a Becca lejos de él.
Asentí.
No era un gran plan.


De hecho era un terrible plan, pero si era mi única oportunidad de ver a Luhan, entonces lo llevaría a cabo.

Dieron las diez de la noche, y obligaron a los chicos a retirarse. Únicamente Eun Ji se quedó cuidando de mí, ya que así eran las reglas del hospital.
Lay y Niall aguardaban en la sala de espera, fingiendo desolación y llanto por otro supuesto paciente.
Según ellos Min Ju aún no había salido de la habitación de Luhan, y admito que aquello ya empezaba a encolerizarme. 

-Estoy nerviosa- dije en voz baja y jugando con mi silla de ruedas. Mis piernas completamente inmóviles como si fueran una parte muerta en mí. Reprimí el repentino deseo de gritar, llorar y hacer un escándalo. 

Luhan había despertado luego de mi plegaria, y si él estaba bien, entonces yo también lo estaría.
Cómo había previsto, el médico de Luhan se negaba rotundamente a decirnos su pronóstico y el estado actual en el que se encontraba. Min Ju había exigido estrictamente que nadie que no fuera ella se acercara, porque según la muy perra ‘Luhanestaba delicado y ella era la única que podía contenerlo’. Sí, ya se pueden imaginar mi desato de ira cuando escuché esa tremenda estupidez.

-No lo estés. Piensa que vas a reencontrarte con el amor de tu vida- dijo Eun Ji alentándome, hice una mueca. –Sacaremos a esa loca de allí, lo prometo.
Sonreí castamente y me preparé.

Bien, esto sonaría ridículo, pero había pasado una hora practicando moverme por mí misma con aquella maldita cosa. 
Sabía que me atraparían, y en todo caso debería ser eficaz a la hora de escaparme. 

-Vamos, Lay…- murmuró Marcie observando su teléfono, esperando a que el pálido chico llamará y diera la señal. 
Fueron los cinco minutos más desesperantes de mi vida, y justo cuando creí que Lay habría cagado nuestro plan, el teléfono de Eun Ji comenzó a sonar.
Ella contestó rápidamente evitando que se escuche el estruendoso tono.

-¿Sí?
No podía escuchar a Yixing, pero Eun Ji murmuró algo rápido y luego cortó la comunicación. 

-Es hora del plan- esbozó una sonrisa. –Quita esa cara de grogui. 

-No sé si recuerdas que he estado sedada durante días- me quejé en voz baja mientras salía por el pasillo con los nervios a flor de piel.

-Oh vamos, Luhan va a verte. Al menos debes darle una buena impresión.
Y allí fue cuando caí en la cuenta de que hacía días que no me había observado al espejo. No me dolía la cara u otras extremidades más que las costillas y el brazo, pero temía que mi rostro estuviese desfigurado.
Bien, de todos modos ya no había vuelta atrás. Y si mi cara no asustaba a los chicos, no asustaría a Luhan. Eso espero.

Eun Ji dirigió mi silla con sigilo por el vacío pasillo iluminado tan sólo por tenues focos en los extremos del techo.
Escuchamos la voz de una enfermera, y con el corazón en la boca Eun Ji nos encerró en la primera habitación que vio. 
Estaba vacía, gracias al cielo.

Por la pequeña ventana en la puerta, Eun Ji me avisó que la enfermera ya había tomado el elevador. Esa era nuestra señal.
Según Yixing, Min Ju había salido así que debíamos actuar lo más rápido posible.

Decidí dejar la cobardía de lado y centrarme en mi verdadero propósito. 

-Yo iré a hacer vigilancia- me dijo Eun Ji cuando estuvimos de vuelta en el pasillo y hubimos cruzado la zona de peligro. –A partir de ahora estás sola, pollita. Ya sabes qué hacer si te atrapan, ten tu celular y llama a Lay.

Me tendió mi móvil y me pregunté de dónde diablos lo había sacado. Más tarde se lo preguntaría.
Lo guardé en el bolsillo de mi horrible pijama de hospital, y con la destreza adquirida tras aquella hora de entrenamiento en silla de ruedas, me dirigí rápida y silenciosamente a través del pasillo.

Mi corazón dio un vuelco cuando llegué a su puerta.

Estaba entreabierta.

I Don't Careᴇ - EXO - [Luhan y Tu] - [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora