El efecto del agua del río de la vida.

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Jefferson sintió de pronto un terrible ardor en la boca del estomago, como si hubiese bebido lava. Cayó al suelo sin poder detenerse y comenzó a sudar y a retorcerse.

Gerald trato de acudir a su ayuda pero Medusa comenzó a asfixiarse también.

Gerald la tomó entre sus brazos antes de que cayera al suelo.

-¿Qué sucede? ¿Qué les pasa? – le grito al dios.

-Sus maldiciones... están siendo exterminadas - Respondió Hades con voz de seda.

Medusa se apretaba el cuello como desesperada y trataba de aspirar el aire con la boca pero no lo lograba.

Jefferson comenzó a gritar mientras se sujetaba su cabeza. Ambos parecían sufrir intenso dolor. Gerald simplemente no podía ayudarlos y estaba desesperado.

Abrazo a la mujer tan fuerte como pudo y cerró los ojos mientras un par de lágrimas resbalaban por sus mejillas. No le importo el riesgo de ser mordido por el puñado de serpientes que se retorcían y siseaban histéricamente en su cabeza. Él solo quería aminorar su dolor, como fuese.

La acuno entre sus brazos y susurró en su oído lo primero que le vino a la mente hasta que la mujer se calmo, dejo de retorcerse, al dolor de a poco aminoro dejándola exhausta.

Hubiese caído al suelo de no encontrarse entre los brazos del guerrero.

Se dio cuenta de que tenía los ojos cerrados y de a poco los abrió, aun sentía el pecho con lava en el interior pero ya no dolía. La luz la molesto, parecía que hubiese estado entre tinieblas una eternidad aunque solo había cerrado los ojos unos minutos.

Lo primero que vio fue la enorme sonrisa de Gerald. Sus blancos dientes y sus hermosos ojos luminosos, viéndola con tanta atención, como si jamás la hubiese visto antes.

Sintió la mano del guerrero acariciar su rostro, su pulgar delineo sus labios. Un par de lágrimas cayeron sobre su rostro. Ella levanto su mano para limpiar las lágrimas del hombre y al erguirse sintió el peso de su cuerpo sobre un par de piernas, en lugar de un enorme vientre de serpiente.

Asombrada miro hacia abajo, ya no tenía el cuerpo que llevo durante siglos. Ahora era... era ella de nuevo, era humana, era la mujer que antes había sido, antes de la maldición.

Miro a Gerald, ambos lloraban. También reían.

Gerald toco su cabello, su hermoso cabello castaño y lo coloco detrás de sus orejas.

-Eras hermosa antes... pero ahora... no encuentro palabras para describirte.

Ella lo abrazo feliz, como jamás lo había sido antes.

-Gracias, gracias.

-Yo también estoy bien, por cierto. – Soltó Jefferson levantándose y dirigiéndose hacia ellos. Estaba más pálido que nunca y su cabello todo revuelto.

Medusa lo miro y sonrió. El rubio le devolvió la sonrisa mientras apretaba sus adoloridas costillas. Después la barrió con la mirada y sonrió de lado mientras levantaba una ceja.

Medusa se dio cuenta de que estaba desnuda y se cubrió con las manos.

Hades le puso su capa sobre la espalda desnuda y la doncella se cubrió.

-Lo hicimos. – Dijo Gerald feliz. – Rompimos la maldición.

-Gracias – El rubio hizo una reverencia al dios y este asintió.

-Siempre es un placer ayudar a una vieja amiga. – Sonrió Hades mirando a Medusa. – Los llevare a la salida del inframundo, así no tendrán problemas en...

-Ah, si no es mucha molestia – comenzó Jefferson – ¿podríamos pasar a hablar con las Moiras antes?

Hades levantó una ceja pero después de un momento asintió.

Medusa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora