Capítulo II

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-Emmaaaaaa.-Grita Valerie desde el otro extremo de la cafetería. La pelimorada a mi lado bufa con enojo, detesta a mis hermanas.-¿Dónde te has metido? Mi prueba es en una hora y necesito que vengas para darte lo que te hará falta.

-¿Y a que te refieres con lo que le hará falta, bruja?.-Le pregunta Jade con rabia. Le hago una señas para que se tranquilice, creo poder hacer esto sola. La pelimorada asiente aún poco convencida.

Persigo a mi hermana por uno de los tantos largo pasillo que abundan en la escuela hasta llegar al salón de música donde un chico integrante del club de tecnología tiene un maletín azul entre sus brazos, Valerie me hace la seña de que entre y Larah cierra la puerta tras de ella, el chico abre el maletín.

-Tienen que tener claro que esto no es cualquier tecnología, es tecnología de punta.-Dice sacando un pequeño audífono del maletín.-Un microchip auricular capaz de hacerte entender cualquier cosa que te estén dictando, incluso diciendo del otro lado.-Se lo entrega a mi hermana quién lo mira como si fuera un juguete y lo aprieta un poco.-Por favor, no hagan eso, y cuidenlo, es propiedad privada del club de tecnología y espionaje.

-Ahora si, puedes irte. Yo te avisaré cuanto tengamos el dinero y luego hablaremos de eso.-Dice mi hermana, Larah asiente abriendo la puerta. Cuando se cierra ambas voltean a mirarme.-¿Si tienes claro lo que tienes que hacer, verdad?

-Tan claro como que debo hacer sus deberes cada día.-Admito, Larah aplaude.

-No te sientas mal, consideralo un premio. Nosotras lo haríamos pero nos hicieron la manicura y estamos indefensas.-La cara de Valerie al intentar explicar eso es todo un poema.-Por cierto, ¿Tienes los vestidos para hoy?.-Asiento, hace una semana que me tocó ir a la mejor boutique de la cuidad a buscarle unos vestidos para el baile, que casualmente es hoy, a mis hermanas.-Por eso eres mi favorita.-Dice la castaña intentando parecer simpática.

-Por cierto, hoy iré a casa de Cameron a ayudarlo a elegir el traje que usará para el baile.-Les comento, más pidiendo aprobación que cualquier cosa.

-Bien, puedes ir.-Comenta Valerie sin mucho interés.

-¡Pero ella iba a peinarme!.-Chilla Larah, Valerie le hace una seña de que se calle y ella obedece completamente rápido.

-Pero te quiero en casa a las ocho en punto. Necesito que alises mi cabello, me maquilles, pintes mis uñas de los pies y me ayudes a ponerme el vestido que obvio no me va a entrar por que lo pedí unas tallas más pequeño de lo usual, ya que quería que me quedara bien.-Ordena, le da una mirada a Larah de aprobación y la rubia asiente.-Eso sin recordar que hoy te toca limpiar apenas nos vayamos. Yo te recomendaría empezar a las nueve de la noche.

-Tengo entendido cada una de las cosas que debo hacer.-Digo levantando mi dedo pulgar.

-En ese caso puedes retirarte.-Dice la castaña examinando el aparato que tiene entre sus dedos.

Agarro mi bolso, el cual había dejado en una de las esquinas del suelo y me aproximo por los pasillos que dan en dirección a la cafetería. Me encuentro con Jade comiéndose su hamburguesa con Cameron sentado al lado de ella, una pizca de algo que no logro definir se enciende en mi pecho. Celos, si, es eso. Me siento saludando a cada uno y saco mi celular comenzando a teclear los datos que me dieron tanto Valerie, como Larah, como el chico experto en tecnología. Cameron le dice algo en el oído a Jade, ella asiente y el se levanta de su sitio empezando a hacer amagos por averiguar con quién es que estoy hablando, bloqueo el celular.

-¿Estás buscando algo?.-Pregunto con una ceja alzada, el niega.

-Solo quería saber por qué estás tan seria.-Confiesa en una breve respuesta.

Cinderella. «Cameron Boyce»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora