Capítulo III

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-¡Pero ajustalo bien!.-Chilla Larah tomando la parte delantera de su vestido negro. ¿En qué momento se le ocurrió que un corsé se le vería bien si está tan plana?

-No puedo ajustarlo más, técnicamente ya perdí el hilo.-Le digo, ella vuelve a chillar con más fuerza.

-¡No me interesa lo que tengas que hacer!-Grita.-Quiero ese vestido y lo voy a obtener así sea por las malas.

-¿Sabes que?.-Tiro con más fuerza de la tira trasera del vestido, este luego de unos cuantos tirones se ajusta al cuerpo de mi hermanastra.-¡Ya está!

-Me alegra que hayas entendido que este vestido era para mi.-Dice triunfante.-No toleraría que nadie más lo usara.

-Si te refieres a mi puedes darme por perdida.-Digo negando.-No iré.

-¿Ni siquiera por ese amiguito tuyo? ¿Como es que se llama? Ah si, Cameron.-Su nombre lo pronuncia con una sonrisa, como si disfrutara mi reacción cada vez que pronuncia su nombre.-Está lindo, por cierto. ¿Tendrá novia?

-Alejate de el, bruja.-Le advierto, ella sonríe ampliamente.

-No me interesa lo usado, querida. A mí me gusta lo nuevo.-Comenta con descaro.-Por cierto, encontré algo que de seguro te pertenece.-Dice buscando algo por toda la sala, frunce el ceño al no encontrarlo.-No recuerdo dónde.

-¿Te referías a esto?.-Pregunta Valerie desde las escaleras, tiene el dibujo que me hizo Jade en mano.-Parece que alguien quiere jugar a ser una princesa. Me pregunto cuál será.

-Yo no estoy jugando a nada.-Digo con un dedo señalando a ambas.

-Me alegra que sepas eso, no nos gustaría que esto llegara a manos equivocadas.-Dice y sonríe malevolamente.-Como por ejemplo las de Cameron.

-Y quien podría odiarte si se enterase.-Agrega Larah.

-Cameron no se enterará de nada, ¿De acuerdo? Y si lo que les preocupa es que me aparezca por el baile...-Comienzo, Valerie se ríe interrumpiendome.

-No te vas a aparecer por el baile.-Me amenaza.-No hoy, no mañana, no nunca. Además, te toca limpiar la casa, ¿O crees que me he olvidado?.-Larah asiente en aprobación con su hermana.-Ahora​, busca mis zapatos.-Ordena.

Bajo los escalones que dan al depósito y busco el montón de cajas de zapatos que el par de brujas han comprado en estos días, me encuentro al menos con treinta cajas de zapatos, cada uno con distintos atributos, colores peculiares y distintas tallas por las que de seguro sus pies han pasado, incluso creo que hay algunos de mi talla. Encuentro los zapatos al fondo del monton, de una marca sumamente cara y de un color negro brillante. Justo cuando levanto la cabeza unas cinco cajas me caen en ella, reviso una de ellas que se abrió. Un hermoso par de zapatos del color de la plata reluce en ella.

-¡Emmaaaaaaaaa!.-Gritan ambas al unísono, tomo el par de zapatos indicado y salgo lo más rápido posible de la sala.-¿Tienes mis zapatos?

-¿Alguna otra cosa?.-Pregunto ya cansada, son casi las nueve con diez de la noche, y lo único que quiero es dormir y nada más.

Eso sin contar que me ha tocado halar vestidos, alisar cabellos, pintar uñas de los pies, maquillar y terminar de peinar a mis hermanastras para que se lucieran en su dichoso baile. Larah termina de colocarse un pasador en el cabello mientras Valerie se coloca los zapatos. Suspiro. Tanto trabajo valió la pena. Le doy una última mirada a mis hermanastras asegurándome que todo esté en orden, los vestidos están planchados, el cabello acomodado, las uñas levemente secas. Valerie termina de ponerse los zapatos y apoyándose de una pared comienza a caminar. Le advertí que no usara zapatos tan altos y como siempre no me escuchó. Larah alisa su vestido negro dedicándole la mirada más orgullosa y a la vez boba que ha podido a su hermana. Las dos tienen vestidos largos, el de Larah un poco más abierto que el de Valerie en el área del escote y la pierna derecha. El de la rubia es negro mientras que el de la castaña es rosa. Ambas llevan el cabello recogido a diferencia que Val lo lleva liso y Larah ondulado y le dió por recogerselo totalmente. Larah me avisa que ya se van y suspiro, al fin ya estaré sola. Avanzamos hasta el jardín donde ambas se suben al auto de Val.

Cinderella. «Cameron Boyce»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora