6.- La Mentira.

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No puede dormir. Su cuerpo ruega por descansar, cerrar los ojos y dormir, pero algo... el remolino atroz de sentimientos lo mantienen despierto, inmóvil e incapaz de sentirse con libertad de descansar. ¿Así serán todas las noches? Espalda a espalda, en la misma cama. Se encuentra sorprendido por la ironía de la situación. El cómo pueden estar tan cerca físicamente, pero a la vez distantes en sus pensamientos. Y sinceramente, con una vida de por medio.

Cuando por fin logra dormir ya es demasiado tarde por lo que a lo que parecen instantes siente como alguien, él, se remueve a su lado. Despierta, pero sin ser capaz de voltear. Sólo despierta, y mira por el gran ventanal, escuchando los pasos y voces de dos personas. Asegura que es Marta al instante en el que lo llama, en su voz hay cariño y un matiz de sabiduría. Supone que es su nana. Al igual que Harry le responde con una drástica diferencia en su voz, siendo más amable pero manteniendo la seriedad y escasez de palabras en sus oraciones.

―Listo, querido.

―Gracias, nana. Luego de que prepares mi té subes para que ayudes al príncipe a vestirse, por favor.

―Claro, enseguida regreso ―se disculpa, y a los pocos segundos la puerta se abre y cierra indicando que se ha marchado.

― Bajaremos a desayunar ―le dice, claramente al descubrirlo despierto desde hace tiempo ―. Pronto vendrá Marta para ayudarte a vestir.

Asiente. Y aunque parece más amable que la noche anterior, el tono tenso e indiferente no pasa desapercibido. Sin voltear a mirar, escucha que se ha ido. Por fin, deja escapar un suspiro cansado y parpadea repetidas veces para intentar esfumar el sueño y cansancio que siente. Se endereza y va hasta el armario, donde encuentra demasiada ropa, unas que ya le son conocidas y otras que no. Ni siquiera se dio cuenta que su ropa la mudaron a ahí. Se encoge de hombros y toma un cambio, uno de los que ya tenía y comienza a vestirse y dejar sólo para el final lo más difícil y en lo que, sin duda, necesita ayuda. Tras unos segundos de leves toques se abre la puerta y aparece Marta.

Lo ayuda a terminar de vestirse y Louis sonríe a cada momento en agradecimiento bajo la mirada de respeto que ella le regala.

― ¿Necesita algo más antes de bajar, Príncipe? ―sonríe y se encamina a la puerta.

―Oh... no. Puedes retirarte.

Se mira millones de veces en el espejo una vez ella ha desaparecido. Se siente diferente, incluso, luce diferente. Unas ojeras leves comienzan a hacer aparición debajo de sus ojos y sus hombros están más tensos. A diferencia de otras mañanas, su rostro luce sin rastro de alegría. Tras suspirar por décima vez en todo lo que va de la mañana, lo cual es nada, sale de la habitación.

Mientras baja las escaleras, Zayn aparece sonriente por uno de los pasillos que traen de regreso del patio. Lo saluda, y se detiene a esperar por su encuentro.

―Buenos días, Príncipe ―le saluda cuando termina de bajar.

―Oh, vamos. Sólo Zayn, somos familia ―le dice, tratando de sonar lo menos irónico posible.

Louis sonríe un poco, pero sin felicidad alguna.

―Claro ―. Susurra ― ¿Ya has desayunado?

―Sí, en realidad de allá vengo. Ya he terminado.

Louis frunce el ceño.

― ¿Quién está allá? ―pregunta como quien no quiere.

―Harry. Mis padres han salido muy temprano al pueblo, así que...

The Rose and the DaggerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora