Capítulo 23

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Llegó a su casa en un taxi insistentemente pedido y pagado por Maki. Durante el trayecto estuvo pensando en lo que había hecho con ella minutos antes: aún podía sentir calor en su zona.
Necesitaba eliminar todo rastro de su evidente excitación pues el taxista o su madre se darían cuenta de lo que le sucedía. Entonces pensó en la posibilidad de que los papás de Maki las hubiesen descubierto. Funcionó. Ya que su cuerpo cambió la excitación por el nerviosismo; se llamó tonta por dejar pasar por alto la probabilidad de que los señores Nishikino entrasen al cuarto y las viesen en posiciones comprometedoras, pues en su apuro, habían dejado la puerta abierta de la habitación. Sin embargo, nada de eso sucedió. Agradeció su suerte y la de Maki .

Ahora bajaba del taxi, se le hizo raro no encontrar a su mamá en la entrada de su casa esperándola para regañarla por irse sin decir a donde. Llamó a la puerta y el más pequeño de sus hermanitos le abrió.

- Cotarou-  expresó. - ¿Dónde está mamá?- preguntó agachándose a la altura del pequeño.

- Okaasan no está - dijo chupando uno de sus dedos manchados de chocolate.

- ¿Estás sólo? ¿Dónde están Cocoro y Cocoa?- preguntó inquieta y tomando una servilleta para limpiar a su hermanito. No le gustaba la idea de creer que su mamá había salido en busca de ella dejando solo a Cotarou.

De pronto unos pasos se escucharon directamente de las escaleras: eran Cocoro y Cocoa, sus hermanitas.

- ¡Onee-chan!- gritaron al unísono ambas.

- Chicas ¿han visto a mamá?- cuestionó a ambas.

- Okaasan fue a comprar a la esquina - dijo Cocoro despreocupada.

Nico echó un bufido. "Menos mal" pensó.

De pronto la puerta de la casa se abrió: la señora Yazawa entraba cargando algunas bolsas, Nico se apresuró a ayudarla.

Pero su madre la ignoró. No dejó que su hija la ayudase. Aún conservaba su semblante molesto ante ella, cosa que cambiaba cuando sus tres hermanitos se acercaron a ella.

- Niños vayan arriba, yo les aviso cuando la cena esté lista- habló la mamá cariñosamente.

Los tres obedecieron al instante y se fueron a jugar.

Nico entendió que su mamá quería decirle algo a solaa pues a ella no le importaba que sus hermanitos estuviesen en la cocina mientras preparaba la cena. Admitió que sintió un poco de celos hacia ellos.

- Mamá. ..- dijo Nico, pero no pudo terminar pues la señora Yazawa no dejó que hable.

- Lamento lo que pasó en la tarde- expresó evitando mirarla. Lavaba las verduras; Nico estaba junto a la mesa. - Discúlpame- dijo en voz baja.

- ¿Qué es lo que lamentas?- preguntó con un halo de esperanza y miedo. En verdad quería saber que pensaba su madre.

 En verdad quería saber que pensaba su madre

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- Haberte golpeado. Yo... yo no debí. Soy tu madre se supone que estoy para cuidarte - dijo ahora mirándola.
Tenía una cara triste y llena de vergüenza. Podía sentir el calambre en su mano después de haberle hecho eso a Nico. Al menos eso pensaba.

- Disculpas no aceptadas- dijo Nico retirándose del lugar. Disculpas no aceptadas porque no era eso lo que esperaba escuchar;  disculpas no aceptadas porque ella debió reconocer que estaba equivocada al pensar que Maki no era alguien para estar con ella y sobre todo, disculpas no aceptadas porque le había dolido que inventara una interpretación de las cosas a nombre de su padre.

"Disculpas no aceptadas" repitió la señora Yazawa viendo subir a Nico a su habitación.

- Disculpas no aceptadas- volvió a decir en voz baja.

Y lloró.







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