[Capítulo 3: Hallazgo]

1.3K 121 23
                                    

Rakan se dirigió hacia Ahri, quien estaba sentada en uno de los sillones colocados a la disposición de los invitados, tomando un vaso de cerveza y mirando a todos los demás jóvenes bailar en compañía o simplemente tomando una bebida alcohólica. Otros se refrescaban en la piscina.

— Hey, Ahri.— Saludó con una gran sonrisa en su rostro, mirando cómo Ahri se levantaba y se acercaba a él.

— Al fin llegas, tardaste demasiado.— Le regañó Ahri, mirándolo a los ojos.— Yo ya llevo en esta fiesta más de veinte minutos.

— Disculpa, disculpa, tuve un pequeño inconveniente.— Contestó alzando una mano en señal de derrota.

— ¿Cuál inconveniente?— Preguntó Ahri posando su mano libre en su cadera, colocando cara de enojo, claramente fingida. 

— Que no tengo ni coche ni carnet de conducir.— Murmuró con tono enojado, viendo cómo Ahri esbozaba una sonrisa.

— Y tendrías que sacar el carnet, no puedes ir a todos los lugares caminando. O al menos compra una bicicleta, Rakan.— Le dijo Ahri para dar otro trago a su bebida.

Rakan asintió con la mirada perdida, preocupado por otros temas, sobretodo pensando en Xayah. No tenía la más remota idea de cómo había llegado a esa fiesta siendo que nunca la había visto conversar con Jayce.

Pero tendría que haber una explicación tras todo.

Rakan se sentó junto a Ahri, pensando en los planes de aquella fiesta. ¿Qué podría hacer para dejar de lado los pensamientos que no tenían nada que ver?

Una idea cruzó su cabeza. Beber hasta perder la consciencia. Pero rápidamente sacó esa idea de la cabeza, no podía emborracharse si al día siguiente quería parecer sano delante de sus padres.

Suspiró, quizás la fiesta no sería tan buena como prometía, y encima no había traído bañador como para poder unirse a la fiesta en la piscina nocturna.

En otra ocasión estaría intentando conquistar a cualquier chica linda en la pista de baile, pero en aquel momento se sentía completamente incapaz. 

Y se sentía inútil por eso.

— Oye, sé que no te estás divirtiendo. Por favor, no finjas.— Le reprendió Ahri, mirándolo a los ojos.— Ahora mismo iremos al salón del banquete, dejarás lo que sea que hayas traído e iremos a la piscina.

— Pero no he traído bañador.— Murmuró algo avergonzado el chico, pasando una mano por su espalda y desviando la mirada.

— Lo sé, por eso te traje un bañador, uno para ti y otro para mí.— Sonrió la chica de ojos ambarinos. Conocía bien a Rakan, y sabía que éste se olvidaría de la piscina en la mansión.

— Sí que me conoces bien, Ahri.— Soltó una suave risa mientras se levantaba del sofá seguido de su amiga.— ¿Dónde estaba el salón?

— Por aquí.— Ahri guió a Rakan por la casa, que estaba abierta y llena de chicos y chicas conversando, comiendo y tomando bebidas alcohólicas, sin preocuparse de la consecuencia que les daría aquello.

La casa era bastante grande, incluso tenía ático y sótano, muchísimas habitaciones y estaba decorada ricamente, se notaba el empeño que la familia de Jayce había puesto en la distribución de los muebles.

Pronto llegaron a un salón donde había una decena de jóvenes alrededor de una mesa, colocando comida en todos los platos que habían en ella.

— Ven, tienes que dejar allí lo que trajiste.— Le dijo Ahri, señalando la mesa. Rakan asintió y extrajo de la bolsa la tarta de manzana, envuelta en un plástico, y la llevó a la mesa, no sin antes desenvolver aquel plástico.

— Listo.— Suspiró satisfecho Rakan, que al ver toda aquella comida apilada en la mesa empezó a tener hambre. 

— Veo que te tomaste en serio lo de las manzanas.— Rió su amiga, señalando la tarta.

— ¿Ves? Siempre cumplo con lo que digo. Pero en vez de simples manzanas he traído algo más delicioso.

— Más delicioso y empalagoso, querrás decir.— Sonrió burlona la chica, acercándose a la mesa de la comida.— Ahora mismo me comería todo. Pero hasta dentro de media hora no podemos comer.

— ¿Por qué?— Preguntó confuso Rakan, que también deseaba tomar todos aquellos deliciosos manjares que habían a la disposición de los invitados.

— Jayce no quiere que los invitados atrasados se queden sin comer, por lo que ha puesto un horario para el salón de comida.— Ahri se alzó de hombros mientras se alejaba.

— Pues espero que la media hora se pase rápido.— Refunfuñó el chico de ojos celestes, que deseaba poder saciar su hambre en aquel momento.

— Creo que lo mejor será ir a la piscina a esperar hasta que anuncien la hora de la comida.

— Eso sonó como si fuésemos niños impacientes para que nuestras madres nos llamen para comer.— Soltó una larga carcajada junto a Ahri.

— Pues con tu humor infantil sí que pareces un niño pequeño.

— ¡Oye!— Le exclamó fingiendo que estaba ofendido.— Además, madurar es para frutas, es mejor conservar un espíritu infantil a ser un amargado en la vida.

— Pero cuando tengas trabajo no puedes seguir con esta actitud, Rakan, y lo sabes.— Ahri parecía haberse tornado seria de golpe, pues le preocupaba bastante el futuro de su irresponsable amigo.

— Pero todavía falta para que yo consiga trabajo.— Se quejó en un intento de puchero.

— Eso dices, pero el tiempo pasa rápido, y antes que te des cuenta será tiempo de que te busques la vida.

— Dejemos esta charla para otro día, ¿vale? Ahora dame el bañador, que voy a cambiarme en el baño.— Molesto, Rakan se cruzó de brazos.

— Vale, espera.— Ahri tomó de su bolso, uno gigante a decir verdad, una pieza de tela de color azul y se la pasó a Rakan.

— ¿De dónde lo conseguiste?— Preguntó curioso Rakan, tomando el bañador.

— Bueno, cuando fuiste a mi casa y nos bañamos en la piscina. Te dejaste el bañador y no te diste cuenta.

— Oh.— Atinó a decir, algo avergonzado. No se imaginaba la vergüenza que tuvo que sufrir Ahri al darse cuenta que su mejor amigo se había dejado el bañador en su casa.

— Fuiste un descuidado, lo tienes que admitir.— Sonrió burlona la de cabello negro, dándole un golpe con el codo.

— Sí, lo admito. Bueno, voy a ponerme el bañador, espérame fuera, ¿vale?— Rakan se marchó por el pasillo al ver cómo su amiga asentía con la cabeza.

Sonrió, durante aquella extravagante charla había podido disfrutar de no tener que pensar en cosas secundarias, como por ejemplo, Xayah y el por qué se encontraba allí si se suponía que no conocía a ninguno de los invitados.

Hizo memoria, intentando recordar dónde demonios se encontraba el baño en aquella planta de la casa, pues hacía muchísimo tiempo que no asistía a ninguna fiesta en aquella mansión, por lo que sus recuerdos sobre los lugares que habían allí dentro eran confusos.

Haciendo memoria, decidió fijarse en el pasillo que lo envolvía. Se escuchaban voces tras una desviación del pasillo, por lo que Rakan decidió ir a investigar.

Y una voz se le hizo tanto conocida como no conocida, una voz que aunque sabía que la había escuchado alguna vez, sabía que no era muy frecuente. 

Y entonces cuando miró por aquella esquina, pudo ver a Xayah acompañada de dos chicas, una de cabello rosado bastante corto y otra de un cabello chocolate largo.

Pero lo que más le impresionó fue el hecho que Xayah estaba riendo y sonriendo, hablando amigablemente con aquellas chicas. Y la risa de Xayah le pareció hermosa.

~CONTINUARÁ~

[Rakan x Xayah] Formas de ver [League Of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora