[Capítulo 15: Cicatrices]

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— Tú no vas a rendirte.— Espetó con firmeza Rakan, tomando una de las manos de la chica. Ella sonrió con tristeza, sabiendo que esas palabras que en ese entonces parecerían reales, serían una completa mentira a medida que el tiempo pasara.

— Yo sé que me rendiré, y no hay nada que consiga cambiar lo que ya está predestinado.— Le respondió sin ninguna clase de brillo en sus ojos. Los sollozos ya habían cesado de una vez, pero todavía miles de preguntas dolorosas rondaban por su mente.

— Yo haré que tu vida cobre sentido. Si tú no quieres contarme sobre tus preocupaciones, lo entenderé... Pero solo necesito que algún día lo hagas, que te desahogues, eso te ayudará mucho.— Rakan la miraba con compasión, nunca había soportado ver a las personas en aquel estado de tristeza.

El dolor empezaba a cubrir nuevamente su corazón, haciéndola sentir impotente por no poder controlar sus propios sentimientos, la frustración de saber que no podría frenar las lágrimas una vez comenzasen, el saber qué no podía ocultar sus emociones de las demás personas. ¿Por qué debía ser tan inútil?

— ¿Me prometes que estarás siempre a mi lado?— Cuestionó Xayah con la voz entrecortada, sin importar ya si volvía a llorar. Solo quería saber que podría contar con el apoyo de Rakan. Solo quería saber que ya no estaba sola en un mundo cruel.

— Te lo prometo, pero si llego a romper la promesa... Por favor, no cometas ninguna locura.— Habló con temor, mirando con dulzura el rostro de Xayah.

Xayah se quedó en blanco, ¿cómo era posible que Rakan supiera que ella había tenido la idea de la muerte tantas veces en su cabeza? O quizás solo fue una idea que él tuvo, ya le preguntaría más tarde, ahora le quedaba disfrutar de la calidez de él.

La chica suspiró, sintiéndose un poco más calmada gracias a los firmes brazos de Rakan que la rodeaban, y aunque llevaban tan poco tiempo de conocerse, se sentían a gusto estando juntos, como en un paraíso personal, un lugar donde pasara lo que pasara todo sería hermoso y pacífico.

Y Xayah deseaba que su vida fuera así de bonita todo el tiempo, pero por desgracia el mundo tenía otros planes para su futuro, y su destino se coloreaba de negro sin que ella pudiera cambiar los colores por los brillantes, por un porvenir más dulce. Lástima que los destinos se forjan pero no se pueden deshacer. ¿Pero se podían cambiar durante el trascurso de tu vida? ¿Ella sería capaz de volver su vida llena de oscuridad en algo perfecto y cálido?

Miró las manos del contrario, sintiendo la imperiosa necesidad de volverlo a besar, juntar sus labios para crear una cantidad de emociones inimaginables y dulces que le hacían olvidar todos los males a los que estaba sometida en su vida, liberando cada temor que retenía su mente. Estar junto a Rakan era el mejor regalo que le pudo ofrecer la vida, y temía que ésta misma se lo arrebatara dejando en su corazón un hueco irreparable.

Xayah cerró los ojos, dejándose llevar por el cansancio, cayendo en un profundo sueño del que no deseaba salir en muchísimo tiempo, deseaba sumirse en el mundo de los sueños y crear una realidad completamente diferente a la que le había tocado vivir, crear un lugar lleno de esperanza y sueños, un mundo que cualquiera desearía que se volviera real.

Pero antes de dormirse sintió unos labios posarse en su frente, haciendo que una sonrisa involuntaria se posara en su rostro, acabando por caer en los brazos de Morfeo y sintiendo una gran paz interior al lograr desvanecerse de la cruda realidad para ir a un recóndito lugar de su mente.

Rakan vio con dulzura a Xayah, notando cómo ésta se había dormido por completo, todavía con la sonrisa marcando su bello rostro, con sus facciones algo relajadas, dándole el aspecto de una inocente ángel en un mundo de demonios. O quizás el aspecto de un ángel caído, buscando la manera de regresar a donde pertenece.

Tragó saliva, sabiendo que una de las pocas maneras de que alguien olvidara todas sus angustias era el dormir, y otra, la dura muerte, la opción más fácil de pensar pero complicada de realizar, y que provoca muchísimos daños irreparables a los familiares de la víctima, amigos o incluso conocidos. 

Él sabía que Xayah estaba sufriendo mucho, pero no sabía cómo ayudarla si ella no le contaba lo que le ocurría, pero no la podía obligar a hablar sobre lo que la perturbaba y no la dejaba dormir en paz, ni tan solo vivir como una persona común haría. Eso era lo malo de los problemas, que te afectan tanto en tu vida privada como pública.

Rakan acarició una de las mejillas de la chica y salió del salón, donde se reencontró con Ahri. Ésta lo miró con preocupación, abrazándose a sí misma. No sabía qué estaba mal con la vida de Xayah, pero sabía que Rakan no estaría en paz hasta poder averiguarlo, así que debería intentar ayudar a Rakan a conseguir su objetivo, sin importar cuánto tardasen. 

La espera valía la pena, pero por desgracia si solo esperaban a que los sucesos sucedieran, si esperaban a que Xayah solo hablase, no sería nada efectivo, ya que por desgracia no se puede cambiar el mundo con solo palabras bellas, y actuar es una de las cosas más importantes que se debe hacer.

Xayah abrió los ojos y se encontró con un paisaje de pasto verde acuoso, y en seguida se dio cuenta de que se hallaba en un sueño. Suspiró, caminando, dándose cuenta de que en vez de dar pasos, levitaba con lentitud. El cielo oscuro, algo iluminado con miles de estrellas de diversos colores, y una enorme luna azulada era lo único que se podía apreciar.

La atmósfera era algo pesada, y el temor lentamente fue instalándose en su pecho, queriendo despertar. Ese no era el lugar que ella quería, se sentía en completa soledad, y era lo que más le incomodaba, pues desde que había conocido a Rakan odiaba permanecer sola en cualquier lugar si podía estar a su lado.

Pero tampoco estaba tan dormida, pues empezó a escuchar unas voces que se le eran bastante familiares, y sintió todavía más necesidad de despertar, pero se le estaba haciendo imposible.

— ¿Por qué Xayah oculta lo que le ocurre? Estoy preocupado por ella, necesito ayudarla, debo ayudarla, debo hacer que su expresión más casual sea su sonrisa.— Logró escuchar aquella voz masculina, para después sentir cómo unas manos delicadas pasaban por las mangas de su sudadera.

— Mira...— Sintió unos leves toques en la muñeca donde habían más de veinte cicatrices blanquecinas, sintiendo unos leves escalofríos. Quería despertar y gritar a Ahri, ya que esas manos eran demasiado pequeñas como para ser de Rakan, que parara de hurgar en lo que no era de esa incumbencia.

Acto seguido también notó leves toques en sus moratones, provocados por ella misma para olvidar el dolor emocional y en sus cicatrices de mordiscos que todavía se conservaban, al igual que arañazos. Había empleado muchas técnicas para lesionarse en el pasado, y todas esas cicatrices lo demostraban.

Pero no fue hasta que en aquel prado iluminado por la luz de la luna vio una silueta masculina llorando que gritó con todas sus fuerzas, incluso sabiendo de que todavía estaba en el sueño, deseando despertar para al fin poder hacer algo para acabar con todos sus problemas, necesitaba hablar y actuar.

Necesitaba consolar a Rakan, pues se había dado cuenta que éste se preocupaba más por ella que ella misma hacia su cuerpo. Rakan era un ángel que había sido enviado a la Tierra para salvarla de la perdición, y al fin se había dado cuenta, al fin iba a poder respirar en calma, al fin toda su tortura terminaría y la paz habitaría su corazón.

~CONTINUARÁ~

No sé si mañana actualice, ya que estoy con algo de bloqueo creativo y además... Pasaré todo el día jugando con Soraka Guardiana Estelar

sorry not sorry 

[Rakan x Xayah] Formas de ver [League Of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora