[Capítulo 13: Tristeza]

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Rakan se movía con inquietud por la cama, sin saber qué hacer, esperando a que su celular acabase de cargarse por completo. El día anterior, es decir el sábado, había pasado bastante rápido gracias a su visita a casa de sus padres y su encuentro con Ahri en la tarde, pero aquel domingo pintaba ser un completo fiasco.

Volvió a girar sobre su cama, pensando en qué hacer aquella mañana y ya pensaría al mediodía qué hacer por la tarde, después de todo odiaba planear todo de golpe, la creatividad se agotaba y la debía racionar.

Sus ojos celestes se pasaron por cada rincón de su habitación, mientras se dejaba de remover para proceder a bostezar. Quizás volver a dormir no era una mala idea, sobretodo por el hecho de que no tenía tareas que hacer, cosa muy rara por la universidad en las que estaban, pues aunque en clase no hacían mucho, para casa les dejaban cuatro páginas completas de 15 ejercicios cada una de cada materia.

Pero quizás los profesores aquella vez quisieron hacer una excepción y les dejaron un tiempo de descanso de una vez por todas, ya que los estudiantes también tenían vida propia, aunque Rakan era uno de los pocos afortunados que no debían trabajar para poder pagar su apartamento, de eso se encargaban sus padres.

Cerró los ojos, ya tendría tiempo para desayunar más tarde.

~.~

Al despertar, sus ojos empezaron a quemar por la cantidad de luz exagerada que había en su habitación, y soltó un pesado bostezo.

Un sonido lo sacó de sus cavilaciones, el cantar de un pájaro. Buscó con la mirada de dónde provenía, notando una silueta alada en la ventana de su cuarto, y allí, un pájaro de colores verdosos, amarillos y leves tonos negros en la cola emplumada.

Rakan sonrió, amaba ver esos pequeños animales alados, sobretodo escucharlos cantar, pues sus voces sonaban tan tranquilas, alegres y angelicales, además de sus colores, haciéndolos ver como criaturas místicas. 

Al fin, con las energías repletas en su cuerpo, se levantó de golpe, despegando las sábanas de su cuerpo, posando sus pies en el frío suelo. Una de las cosas que más odiaba de invierno era el hecho de que le solía costar más levantarse en las mañanas, ya que el frío le impedía salir de la comodidad de sus mantas.

Se abrazó a él mismo, sintiendo una brisa entrar por la ventana de la cual el pájaro ya había desaparecido, y fue a cerrarla, no quería que su habitación estuviera a pocos grados por no querer cerrar una simple ventana.

Una vez ya tenías sus zapatos de ir por casa puestos, fue hacia la cocina, no sin antes tomar su móvil y mirar la hora. Por suerte, todavía era bastante temprano, para él las once de la mañana era una hora perfecta para despertar, y no se le juntaría el desayuno con el almuerzo. Sonrió sintiéndose un poco más energético, quizás debería pasar el día entero jugando videojuegos.

— Sí, eso suena bien.— Espetó con un tono de notable felicidad, amaba pasar los domingos jugando una maratón de sus videojuegos preferidos.

De uno de los armarios de la cocina tomó unas cuantas tostadas y galletas maría que untó con mermelada, y de otro armario tomó un bote de cacao. El desayuno definitivamente no era su comida preferida por el hecho de que no era un completo fanático de los dulces, solía preferir lo salado.

Aunque los labios de Xayah no le molestaban incluso siendo demasiado dulces, por sus labios haría una gran excepción en su alimentación. ¿Cómo una chica le estaba haciendo cambiar de tal drástica forma?

Y quizás no sería tan malo, hasta que llegara su turno de sufrir por una ruptura, y deseaba que eso fuera dentro de muchísimo tiempo a no ser que no llegaran a tener ninguna relación estable en ningún momento, de ser así sufriría por tener el corazón roto.

Después de todo pocas cosas son eternas, y las que lo son, suelen ser las peores cosas que te atormentan hasta el final de tus días, sin dejarte pensar en paz y acabando con la tranquilidad que puedes tener durante un tiempo limitado.

Dejó sus pensamientos depresivos para comenzar a mezclar la leche con el cacao, tomando pequeños bocados de una de sus galletas, llenando su barriga hambrienta. El día parecía pintar bastante bien, con algo de aburrimiento de por medio, pero eso no importaba ya.

Acabó su desayuno y se encaminó hacia su salón, donde se podía ver la televisión con unas cuantas videoconsolas a su lado, un montón de cartuchos de juegos en un estante y un ordenador portátil en una mesa que había al costado del sillón.

Bostezó y tomó el control del televisor, encendiéndolo para comenzar a ver una película aleatorio para intentar pasar un rato antes de comenzar con su maratón de videojuegos, ya más tarde arreglaría su habitación y fregaría el vaso que había usado al desayunar. Responsabilidad no estaba en su diccionario personal.

Al aburrirse del televisor, encendió su portátil, entrando en distintas páginas de juegos online con los que entretenerse durante un buen rato, cosa que logró sin complicarse demasiado, pasando más de dos horas ante el monitor.

Cuando decidió que era momento de preparar su almuerzo, se dirigió nuevamente hasta la cocina, dejando el celular allí. Cuando se propuso a sacar un poco de comida hecha para ponerla en el microondas, una canción lo sacó de su trabajo.

Esa canción era la inconfundible melodía de su móvil, por lo que dejó el plástico lleno de macarrones en una esquina de la encimera y de dirigió hasta el salón, donde su teléfono brillaba con fuerza.

Lo tomó entre sus manos, contestando la llamada al instante al ver que era el número era el de Ahri, y una voz temblorosa de su mejor amiga le comenzó a hablar con temor. 

— Rakan, necesito que vengas a la plaza en la que nos encontramos ayer.— Espetó ella apresurando las palabras de golpe.— Es Xayah. Yo la encontré llorando, está llena de heridas. Necesito que vengas lo más rápido posible.

Rakan asintió con un simple 'okey' lleno de preocupación y fue con rapidez a su habitación, donde se puso la ropa para salir, con un paso rápido y sin pausas. ¿Qué le había ocurrido a Xayah? Necesitaba tener respuestas a lo que ella sufría, necesitaba saber quién era el causante de sus preocupaciones y daños. 

Al salir de su casa, volvió a intentar darse algo de calor, pues el frío se estaba haciendo insistente, y cada vez el cielo se parecía llenar de más nubes, como señal de que iba a llover en muy poco tiempo.

Rakan pronto llegó a la plaza en la que pudo encontrar con rapidez la figura de su mejor amiga rodeando con sus brazos a una chica. A Xayah. Él se acercó corriendo hacia ellas mientras notaba como su pecho se estrujaba, la chica de cabello escarlata estaba llena de golpes amarillentos que se apilaban tanto en su rostro como brazos y piernas, y miles de lágrimas surcaban su rostro pálido.

Bajo sus bellos ojos ámbar, se podían apreciar manchas azuladas, señal de que no había dormido bien. ¿Pero qué había ocurrido?

Rakan miró a su mejor amiga, y ésta se separó de Xayah, dejando de que Rakan la abrazara, intentando darle apoyo moral. Y Xayah sabía de que de esa no se podría liberar, tendría que dar explicaciones de una vez por todas, y dejar de huir de sus problemas para dar la cara.

~CONTINUARÁ~


[Rakan x Xayah] Formas de ver [League Of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora