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Corrí al camarote, busqué la linterna que había visto en la mañana, la encontré y salí rapidamente.
Bajé del yate y me dirigí hacia el lugar donde había visto aquella luz, todo estaba muy oscuro y la oscuridad no era mi fuerte, por mi no tan perfecta visión, pero eso no me detuvo así que continué caminando, tanta fué mi desesperación por encontrar personas que nos pudieran ayudar que no me dí cuenta que estaba descalza y en ropa interior, apenas cubierta con una camisa.
Llegué al punto donde terminaba la playa y comenzaba la vegetación, me detuve un instante, respiré hondo y avanzé.
Algunas ramas golpeaban mi rostro.
-¿HOLA?, grité algo nerviosa, ESTAMOS PERDIDOS Y NESECITAMOS AYUDA.
Pero no obtuve ninguna respuesta, seguí avanzando, aún estaba muy lejos del manantial.
-¡HOLA!, volví a decir, pero nada.
Caminé otro poco y volví a insistir.
-HOLA NOS PERD... y entonces algo me cubrió la boca por detrás.
Mi corazón se aceleró, el terror se apoderó de mí al instante, no sabía que hacer y sólo comenzé a patalear con fuerza, pero quien me retenía claramente tenía mas fuerza que yo.
En el momento que encontré la oportunidad mordí con todas mis fuerzas la mano que me cubría la boca y ésta rapidamente se apartó y aproveché para gritar.
-¡AUXILIO!
Pero entonces volvieron a cubrirme la boca.
-NO LA DEJES GRITAR, escuché la voz de un hombre y el miedo me atacó.
Pude reconocer dos figuras masculinas entre las sombras.
-ESTÁ MUY BONITA, dijo uno y ambos comenzaron a reir.
Volví a forsejear con todas mis fuerzas, nuevamente, la adrenalina y el miedo que sentía en mi interior estaban en su punto máximo.
Pero entre el forsejeo dejé caer la linterna.








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LA PROFESORA - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora