Capítulo 2

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*Ximena:

Ya es de día y la luz me despertó. Salí de la habitación a tomar un vaso de café, al fin mi padre se había dignado a aparecer, pero no nos dirijimos palabra, como si fuésemos dos extraños que se encuentras en un mismo lugar. Sus ojos expresaban cansancio, seguramente se debía a que últimamente no lo veía regresar a casa. A mis 15 años ya me había acostumbrado a la soledad, antes al menos tenía a mi madre, pero ya no me quedaba nada. Acabe tomar el café y salí un rato, no me apetecía estar en casa con mi padre, me causaba tristeza y pocas veces aguantaba el llanto al ver la situación en la que estaba, ¿a caso no se daba cuenta?. Mientras paseaba vi como atracaban a una madre que apenas tenía para mantener a sus hijos. Me asombro ver que uno del grupo de ladrones no tenía más de 16 años, delgado moreno, pelo corto y ojos oscuros que expresaban tristeza. Sentí lástima por el, pero no dejaba de odiar sus actos. El me observó con esos ojos cargados de tristeza y me acerqué.

*Santiago:

Me desperté en mi pobre habitación que compartía con mis tres hermanos. Ellos aún dormían así que les di un beso en la frente a cada uno, nunca se sabía si los volvería a ver, y salí sin hacer ruido. Fuera estaba mi madre. Mi padre nos abandonó cuando Catalina, mi madre, dio a luz al pequeño de mis hermanos, ella supo salir adelante. De él no supimos nada más.

-Hola mamá- Dije.

-Desayuna hijo, te hará falta- Catalina llevaba mal que me integrará en la banda, pero callaba porque sabía que lo hacía por ellos y por llevar algo de dinero a casa.

Tome un vaso de leche, le di un beso a mi madre y fui a "trabajar". Hoy teníamos el encargo de atracar al pueblo, así que salí con cuatro chicos más. Mientras le quitabamos a una madre lo poco que tenía, repito que no estoy y nunca estaré contento con mis actos, sentí la mirada de una chica que miraba lo que hacíamos con desaprobación. Ella es alta, morena, pelo negro largó, por la altura de la cintura, y unos hermosos ojos verdes que me observaban. Entonces se acercó y tuve la necesidad de protegerla, parecía no saber que con los que estaban no se andaban con rodeos. La intente parar, pero me apartó del camino y se detuvo frente a la señora atracada.

-Doña Mari, ¿Se encuentra bien?- Dijo ella.

-Ximena, largate antes de que te hagan algo- Dijo la señora, sin saber que ya era demasiado tarde.

-¿Mira a quien tenemos aquí?- Dijo uno de mis acompañantes, pero cuando intento ponerle la mano encima apareció de la nada el jefe del bando contrario y le apuntó con una pistola.

-Deja a mi hija, no quiero que ninguno de ustedes se acerque a ella, diselo a tu jefe, que lo haga saber.- Y desapareció con ella. Por cierta parte me alegraba de que no le hubiesen hecho nada, pero por otra sentía como si me hubiesen arrancado el corazón, necesitaba volver a ver a Ximena.

Esperen tercera parte, empezará el romance, se pondrá más interesante. Quería dar gracias a todos los que leyeron la primera parte y votaron, muchísimas gracias♥

Un amor entre bandas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora