—¿No puedes matarlo por mí? —pregunté a Naruto que leía un manga mientras yo doblaba la ropa que lavó la abuela—. ¿De quién son estos calzones?
—Son míos —dijo Naruto arrebatándome la prenda que yo había estado inspeccionando segundos antes—. Y claro que puedo matarlo, pero eso sería agotador y peligroso. Puede que sea él quien me mate si nos enfrentamos. No es un riesgo que merezca la pena asumir, no por alguien como tú.
—¿Alguien como yo? —pregunté en un tono molesto—. ¿Quién te crees para menospreciarme de esa manera?
—Soy un ser de más de dos mil años —alardeó Naruto poniéndose en pie—, ¿crees que daré mi vida por defender a un simple mortal?
—¿Entonces por qué demonios estás aquí?
—Pues porque la abuela Chío es muy buena cocinando.
—Eres un idiota —dije y me fui dejando la ropa a medio doblar—. Ese tipo me saca de mis cabales —susurré sobando mis sienes mientras me recargaba en una pared de la cocina.
—Puedo darme cuenta —dijo la mujer en la cocina sonriendo casi complacida.
—Te hace feliz que me moleste, ¿no es cierto?
—Me hace feliz saber que hay alguien vivo detrás de la coraza que a veces pareces.
—Naruto me molesta —aseguré fingiendo no darle importancia al anterior comentario de la abuela—. ¿No podemos echarlo?
—¡Ey! —gritó el que entraba a la cocina—, no puedes pedirle a la abuela que me eche, yo la conocí primero. Ella es más mía que tuya.
Lo miré con cansancio y, sin decir media palabra más, volví a la sala a terminar de doblar la ropa. Era en serio que él me sacaba de quicio.
Más tarde, mientras comíamos, Naruto no me quitó la mirada de encima, más que molestándome, incomodándome.
—No logro recordarlo —susurró lo suficientemente alto para que pudiéramos escucharlo—. Pero tu cara me enoja mucho —dijo, por mucho, más alto.
—Pues si te enoja no me mires —obvié furioso.
Su rostro tampoco me causaba una agradable sensación. Bueno, sí. Pero no se lo diría jamás.
Tal vez era porque sabía que él me había salvado, pero me sentía atraído a Naruto como nunca me había sentido atraído a nada.
Y aunque antes había considerado ser homosexual, no lo había concluido porque nunca me enamoré de nadie de mí mismo sexo tampoco. De hecho estaba más inclinado a ser asexual que otra cosa.
Y no, no era como que me hubiera enamorado de ese rubio, era solo que él parecía ser especial para mí.
En el fondo de mí estaba esta sensación de querer que su sonrisa no desapareciera nunca. Y me agradaba un poco el interés que él ponía en mi persona.
Al día siguiente, después de que los tres desayunáramos juntos, caminé hasta mi trabajo. Tenía miedo, claro que lo tenía, el líder de un clan de hombres lobos quería mi cabeza, eso seguro me ponía en la mirilla de algunos cuantos que, sin que yo lo supiera, se paseaban a mi alrededor.
Por eso, haciendo uso de mi antipático rostro y mi aura inaccesible, no me permití confiar en nadie.
Caminé de regreso a casa tan pronto como terminé el trabajo y, antes de poder entrar a casa, escuché un grito de mi falso tío que me empujó a no entrar.
Naruto y la abuela Chío discutían muy cerca de la sala.
—¡Debiste habérmelo dicho! —reclamó el rubio.
—Te dije que, si permitías que algo le pasara, jamás te lo perdonaría, te arrepentirías de ello esta eternidad y otras dos, ¿no lo recuerdas? —preguntó la abuela Chío y continuó sin permitir que Naruto respondiera—. Cierto, no lo recuerdas porque te borré la memoria.
—Maldita bruja —se quejó Naruto—. Me arrancaste el recuerdo de la persona que amaba...
—¡Tú me arrebataste a mi nieto! —gritó la mujer—. Por tu culpa él murió, se sacrificó por ti y murió. ¿Sabes cuánto había ansiado volver a verlo?... No, no lo sabías, no sabías nada y aun así lo salvaste de nuevo y lo trajiste a mí. No te lo devolvería, no dejaría que lo tuvieras de nuevo si eso daba la probabilidad de que él estuviera en peligro otra vez. Por eso vete. Gaara renació, déjalo vivir.
Cubrí mi boca para que no me descubrieran los que en la casa estaban.
—¿Como un apestoso humano? —preguntó Naruto. Sonaba demasiado molesto—. ¿Cómo es que puedes soportar que alguien de su linaje sea un simple mortal?
—Es porque es mi nieto, mi familia —dijo la abuela Chío—. A mí me preocupa más que haya renacido, creo que es tu culpa que esté aquí.
—¡Cómo si yo quisiera a un débil humano! —dijo el ojiazul rompiendo una parte de mi corazón. En realidad no entendía bien de lo que iba todo, pero escuchar a Naruto decir que no me quería, a pesar de que al parecer yo había muerto y renacido por él, me dolía demasiado—. ¿Por qué mierda tuve que recordarlo?
—Pues perdón por volver a aparecer en tu vida —dije después de azotar la puerta, logrando que los que antes discutían guardaran silencio y me miraran—. Pero no te preocupes, solo debes ignorar a este apestoso humano y desaparecerá por sí mismo.
Después de decir eso salí corriendo tan fuerte como podía hasta internarme en un bosque que se suponía no debía volver a pisar.
Continúa...
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SANGRE
FanfictionDespués de tres mil años de vida, Naruto ha aprendido una valiosa lección: involucrarse con los humanos no es buena idea. Porque son seres traicioneros, malvados y, lo más importante, efímeros. Pero algo en la mirada agua marina de ese niño no le pe...