El piso de abajo (Cuarta parte)

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El Doctor me miró por un segundo y se acercó un poco más.

-¿Confías en mí?- Me preguntó.

-No, ni siquiera te conozco.

-Si confías en mí, te sacaré de esta nave y te enseñaré todos los planetas del universo.

-Hecho.

Él sonrió.

Ahora estaba un poco más segura.

El Doctor comenzó a bajar la escalera bastante seguro de si mismo. Yo bajaba tras él muy lentamente. Me habían advertido de que nunca entrara a la bodega, y yo lo estaba haciendo.

La escalera acabó y un oscuro y frío pasillo se extendía ante nosotros. La luz era casi inexistente. A diferencia de arriba, aquí se oían los aterradores ruidos de los enormes motores que hacían volar la nave.

Empezamos a caminar, adentrándonos en la parte más peligrosa y aterradora de la nave. Yo maldecía cada paso que daba, no quería continuar en aquel lugar.

El pasillo acabó en una enorme puerta. Esperamos un segundo, el Doctor se acercó, la empujó y ésta se abrió con un ruido pesado.

La estancia que se encontraba detrás de la puerta estaba más iluminada y era cálida. Miles de filas de estanterías que contenían cajas y contenedores de todos los tamaños la componían. En aquellas cajas solo parecía haber provisiones y piezas de recambio.

El Doctor se giró hacia mí.

-¿Ves? No tienes de qué preocuparte, es solo un almacén.

De pronto, un terrible rugido que sonó bastante cerca inundó cada hueco de la sala.

Yo estaba a punto de desmayarme.

-¿Y eso, qué era? -Pregunté vacilante- ¿Un dragón de peluche a pilas?

Salimos corriendo a buscar un escondite.

O a buscar la muerte, directamente.

Conseguimos colocarnos entre un pequeño hueco que formaban dos enormes bidones de algún líquido probablemente tóxico y esperamos.

Yo me senté en el frío suelo y escondí la cara entre las rodillas.

-Te lo dije.

El Doctor pareció bajar la guardia y se giró hacia mí.

-No saques conclusiones precipitadas. El rugido no te garantiza que sea un terrible monstruo.

Yo me quedé un segundo mirándolo.

-¿Conoces a alguna persona relativamente normal que haga ese mismo sonido?

De pronto, las luces empezaron a parpadear.

Nos habíamos olvidado de los ángeles.

Yo estaba tan asustada que no podía ni pensar.

El Doctor cerró fuertemente los ojos y se llevo las manos a la cara.

Después de unos segundos habló.

-De acuerdo, tenemos a un grupo de ángeles llorosos en la cubierta y a una criatura clasificada temporalmente como 'monstruo' en la bodega, ¿alguna idea?

Yo no sabía qué contestar.

-¿Sentarnos en una esquina a llorar y esperar a que alguien nos salve?

El Doctor sonrió.

-Siento desilusionarte, pero siempre soy yo ese 'alguien' que salva.

Volvió a oírse un ruido aterrador. Pero esta vez no lo produjo ninguna criatura extraña y la nave pareció sacudirse suavemente.

-¿Qué ha sido eso? -Pregunté- ¿Un terremoto?

-¿Quién conduce la nave?

Me quedé pensando un rato y caí en la cuenta.

-¡Nadie! ¡No había nadie excepto los ángeles cuando llegamos a la sala de control! ¡Han acabado con toda la tripulación!

Ahora sí parecíamos estar en una situación de verdadero peligro.

Llévame contigo (Doctor Who)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora