Puertas que desaparecen (Quinta parte)

882 70 0
                                    

El Doctor pensaba. Yo gritaba.

De pronto levantó la cabeza y habló.

-Hay que volver arriba, no podemos dejar que la nave navegue sin rumbo. Podría estrellarse contra algo.

-No podemos subir, hay ángeles.

Se levantó del suelo y empezó a echar un vistazo a su alrededor intentando visualizar de nuevo la puerta por donde entramos. Yo me armé de valor, y con un largo suspiro me levanté también.

Emprendimos el camino de vuelta atravesando de nuevo todas las estanterías llenas de cajas hasta que llegamos al pasillo principal donde se suponía que debía estar la puerta y que ya no estaba.

-Lo sabía- Me atreví a decir- Ahora estamos encerrados.

-¿Qué clase de nave es esta? Bajas a la bodega y, ¡hala! Te encierran como a ratas. ¿Pasa esto todos los días? ¡Vaya recibimiento!

-¡Ya te avisé y no quisiste escucharme!¿Tienes idea de cómo salir de aquí?

-¡Tú deberías saber salir de aquí!, -El Doctor no paraba de dar vueltas examinando la pared donde antes se encontraba la puerta- ¿Es que no os enseñan a como escapar de la bodega en caso de quedarse encerrado?

-¡No tendría que haberte hecho caso!-Grité- ¡Podría haberme quedado arriba y afrontar mi destino! Ahora estoy encerrada en una sala con un loco y un bicho enorme dispuesto a devorarme. ¡Muchísimas gracias, extraño con pajarita!

-Cállate, Wanda- Dijo de pronto. Parecía muy disgustado pero tranquilo- Estoy aquí para salvarte. Para salvarte solamente a ti, la única superviviente. Y eres la única porque yo he querido. Vengo del futuro, de un futuro en el que mueres terriblemente por mi culpa a manos de la bestia que tenéis encerrada aquí abajo. Estoy aquí para cambiar el futuro y para que salgas de esta horrible nave y navegues conmigo en el tiempo.

-¿Qué? -Fue lo único que acerté a decir. Yo seguía ahí, escuchándolo.

De pronto, un sentimiento de culpa me invadió.

-Lo siento. -Dije- Tú solo intentas ayudarme y yo solo pongo escusas. Lo siento mucho.

Y sin darme cuenta le abracé.

Podría haberme quedado así una eternidad.

De pronto me sentí segura.

Bueno, estaba encerrada en un lugar infinito, rodeada de monstruos y al borde de un ataque de nervios. Pero al menos no estaba sola.

-Bien.- dijo entonces- Entonces tendremos que encontrar otra salida distinta y cuanto antes.

-Tiene que haber otra puerta, o algo parecido. -En realidad yo no tenía ni la más mínima idea de como salir de allí abajo.

Aún así, hice un esfuerzo por colaborar y comencé a examinar la enorme sala.

Volvió a oírse otro estruendo y me giré bruscamente hacia atrás.

Todo parecía como antes, excepto una pared del fondo en la que ahora había una puerta.

No recordaba haberla visto antes. Es más, hace apenas unos escasos segundos, no estaba ahí.

-¡Doctor! -Grité.

A los pocos segundos apareció a mi lado con aire distraído.

Le hice un gesto para que mirara la puerta que acababa de aparecer. Él sonrió.

-¡Estupendo! Ahí está nuestra salvación.

-Esa puerta no estaba ahí antes.-Dije- Es totalmente imposible que eso sea una salida.

-Cierto.

-¿Por qué nada tiene ningún sentido?

-Ya te acostumbrarás.

Se acercó a la puerta muy decidido a cruzarla pero antes de pulsar el botón para abrirla paró en seco.

-¿Qué ocurre? -Pregunté.

-Es una trampa.

-¿Qué?

Se giró hacia mí y continuó hablando.

-Que es una trampa. Tenías razón, no es una salida. Ni mucho menos. Nos está engañando.

-¿Quién nos está engañando? Haz el favor de explicarte mejor.

-Este lugar es un laberinto infinito. Y está intentando que no salgamos de aquí jamás.

-¿Cómo sabes eso? Esto es una locura.

Se volvió a girar y caminó hacia la puerta. Pulsó el botón y ésta se abrió. Detrás de ella había un pasillo idéntico al que recorrimos cuando bajamos.

-Sí es la salida, ¿no reconoces el pasillo? Ya habíamos pasado por ahí. Ahora solo tenemos que cruzarlo y volver a subir la escalera.

El Doctor volvió a girarse. Era un hombre muy nervioso y no paraba quieto.

-Pero la puerta no estaba aquí, -Dijo- estaba en el otro extremo de esta sala.

-¿Entonces este lugar se está riendo de nosotros?

-Exacto, se está partiendo de risa.

Cerré los ojos y pensé en como había acabado ahí abajo.

-Pues ya me dirás que hacemos ahora.

El Doctor estuvo unos instantes mirando un punto fijo y luego anunció:

-Vamos a cruzar este pasillo.

Yo levanté la vista hacia él.

-Acabas de decir que no podemos pasar por ahí.

-Pues ahora vamos a hacerlo.

Seguí contemplándolo durante un largo rato. Me estaba empezando a sacar de quicio.

Volvió a abrir la puerta y me agarró del brazo.

Recorrimos aquel pasillo que ya habíamos cruzado una vez hasta que llegamos al final de éste y nos esperaba otra puerta.

-¿Ves?, -dijo el Doctor- si este fuera el pasillo correcto, aquí estaría la escalera para subir.

-Vale, ya lo he pillado.

Él abrió la puerta.

Y entonces lo que vi ya me resultó familiar.

Estábamos de nuevo en la sala de máquinas, donde me senté a escribir, me dormí y al despertar encontré la TARDIS.

Y como ya me acostumbré a las cosas sin lógica, no pregunté nada estúpido.

-Supongo que ésta no es la sala de máquinas real.

-Por supuesto que no lo es. -Me contestó el Doctor- Es un escenario virtual creado por este laberinto para hacernos creer que estamos fuera. Pero como ya nos hemos dado cuenta del engaño, no tiene ningún mérito.

Sonrió y se adentró en la sala.

Yo le seguí.

Inspeccioné la sala de arriba a abajo, por si encontraba algo que nos sirviera de guía para salir de allí. Pero mis esfuerzos fueron en vano, porque aquel lugar no tenía nada de especial.

Llévame contigo (Doctor Who)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora