Capítulo 4

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Ya a pasado una semana desde el acontecimiento en el bosque. Esta mañana el puto pájaro plumoso no dejó que mi despertador hiciera su trabajo.

Me despertó como todos los días y yo, pues yo reaccioné como todos los días.

Mi método funciona. Que vivan las pantuflas. Aunque casi siempre tengo que salir a recogerlas, vale la pena.

Ahora he llegado a la universidad, hoy no se me olvidó nada ni se me hizo tarde.

Tomo un sorbo del té que pasé a comprar a la cafetería de Cármen y Martín.

Recorro el campus y entro al edificio principal donde me toca la primera clase. El pasillo está atestado de universitarios.

Miro la hora en mi celular y veo que faltan seis minutos para que empieze mi primera clase.

Cuando voy a tomar otro sorbo de mi té, siento que me pegan un empujón y casi me caigo.

El té se me derrama por toda la blusa.

Siento el líquido tibio correr por mis pechos y estómago. El enojo me invade cuando veo como ha quedado mi blusa.

Era mi blusa favorita.

Era muy costosa.

Era hermosa.

Era blanca.

Era.

¡Era! ¡Maldita sea!

Volteo la cabeza como la niña del exorcista para ver al causante de mi desgracia.

O mejor dicho la causante.

Nickie Anderson. Está sonriendo al igual que la amiga que tiene al lado.

—¡Ups! —Dice, sonriendo burlonamente.

Creo que tengo un tic en el ojo.

—¡Eres una maldita estúpida! — Escupo mirándola a los ojos. —Mira lo que has provocado —Señalo mi blusa.

Se efectúa un silencio. Todo el pasillo se queda mirándome. Asombrados. Más se asombraran cuando termine con ella.

Estoy roja de la ira. Estoy que si me tocan exploto. Nadie se mete con mi vestuario. Nadie.

La sonrisa de Nickie se borra.

—¿Qué has dicho, mosquita muerta? —Dice Nickie ladeando la cabeza. Me mira de arriba a abajo de manera despectiva y da dos pasos hacia mí.

—Aparte de ser la mayor zorra de la ciudad, ¿eres sorda? —Digo dando dos pasos hacia ella.

Se escuchan jadeos y risas entre la multitud de universitarios.

Nickie Anderson se pone roja de la ira y veo que amaga con levantar una mano. Quiere golpearme.

—Si me tocas un solo pelo no respondo —Le adivierto en un susurro. Le voy a sacar la mierda. Estoy furiosa, esta chica me tiene hasta el límite.

—¿Que está pasando aquí? — Dice Damián Loretti mirando fijamente a Nickie y abriéndose paso entre la multitud con su amigo Theo detrás de él.

El que faltaba.

—Dami, mi vida. —Chilla Nicki, lanzándose hacia Damián.

Ruedo los ojos exasperadamente. Yo aquí, buscando pelea para poder dejarla calva de una vez por todas y ella muy "encaramelada".

—Tuviste que escuchar cómo me ha hablado esa. —Dice Nickie haciéndose la víctima mientras me señala con un dedo. Tiene las uñas largas y pintadas de rojo pasión, yo tengo las suficientes para dejarle unas buenas marcas en el rostro.

The Hill'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora