2. "Mary Macdonald"

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Se trataba de una mujer pequeña, delgada, de cabello rubio, rizado y ojos grandes y oscuros. Disponía de una sonrisa amplia y mejillas redondas y rosadas. Estaba vestida con una camisa color beige y una falda con flores, muy combinada, según Noa.

—¡Buenas noches! Lamento llegar tarde —saludó Mary Macdonald—. Mi bowtruckle enfermó. Tuve que quedarme a curarla.

—¿Tiene un bowtruckle? —preguntó Maddie con interés, y algo de tristeza, recordando a su bowtruckle Krocky, que fue asesinado por Draco Malfoy. Ese pensamiento le derivó otros pensamientos que le entristecieron aún más.

–Puedes tutearme, cariño —rió Mary—. Tú debes ser Maddie, ¿no? —Maddie asintió con una sonrisa—. Sí, tengo dos bowtruckles, un augurey, tres diricawls, cuatro kneazles y una serpiente, entre otras criaturitas...

Maddie parecía fascinada. Noa levantó las cejas al oír el diminutivo en "criaturitas".

—Sabía que te agradaría, Mads —dijo Albert—. Mary, ella es Noa, y estos son el señor Black y el señor Lupin.

Mary saludó a cada uno y se detuvo en Sirius:

—Sirius Black —murmuró—. Tanto tiempo.

—El mismo —respondió Sirius, y miró a Albert:—. ¿Ella sabe...?

—Claro que sé, Sirius —dijo Mary—. Nunca he creído que fueras culpable, realmente. Aunque ustedes eran muy traviesos y molestos, sabía que no eras capaz. Jamás me convenció Pettigrew...

—Y nosotros queríamos a James tanto como tú querías a Lily, Mary —acotó Remus—. Sirius no hubiera sido capaz.

—¿Seguimos comiendo? —propuso Albert. Todos asintieron.

—Y, entonces, ¿dónde viven? —preguntó Mary, mientras probaba la lasaña.

—En un edificio en Greenwich —explicó Lupin—, cerca del Greenwich Market.

—Estamos viviendo los cuatro allí, por ahora... —dijo Sirius.

Maddie y Noa se miraron. ¿Por ahora?

—Estamos por irnos a vivir a Londres... —siguió su padre—, en unos días...

—¿Qué? —preguntaron Maddie y Noa simultáneamente en voz baja.

—¡Londres! Qué bien —exclamó Mary.

—¿A qué parte? —preguntó Albert.

—Grimmauld Place —contestó Sirius.

—¿Y eso es...? —murmuró Maddie.

—Mi casa —dijo—, nuestro hogar. Ha pertenecido a la familia Black por siglos. Soy el heredero.

Maddie y Noa se miraron, perplejas. No tenían la más remota idea. Aunque, no iban a vivir a donde tío Remus para siempre, ¿o sí?

—Parece que no es la primera de noticia de esta noche —interrumpió Albert, levantándose de la mesa, dirigiéndose a Mary.

Todos lo miraron confundidos.

—¿Qué dices, Bert? —preguntó Mary.

—¿Bert? —dijo Noa.

—Al principio pensaba que su nombre era Bert —explicó Mary—, y lo llamo así por costumbre. ¿Decías, cariño?

—Pues, que vamos a casarnos —exclamó Albert con una sonrisa picarona, ya a su lado—, ¿no?

—¿De verdad? —preguntó Maddie.

—Es una pregunta —respondió Albert, arrodillándose—, una propuesta. ¿Mary, nos casamos?

Pequeñas Black y la Orden del Fénix (Libro V) (Harry Potter)Where stories live. Discover now